EL GATILLAZO DEL CAMBIO
Hay algo que no acaba de
cuadrar en el relato ofrecido por Podemos. No tiene mucha coherencia declarar
en vía muerta el acuerdo PSOE-Ciudadanos y luego someterlo a consulta de tus
bases
ANTÓN LOSADA
Ciudadanos
se presentó esperando que los de Pablo Iglesias se levantasen de la mesa.
Podemos se presentó seguro de que se levantarían los de Albert Rivera. El PSOE
se presentó convencido de que su papel era una mezcla entre oyente y
casamentera y que ya habría tiempo para ir al grabo. El tacticismo se impuso a
la estrategia y Mariano Rajoy es el gran beneficiado. Gana su apuesta por ver y
esperar a otras elecciones. Aunque esta vez lo justo sería reconocer que el
mérito no corresponde a su código. Le ha salido de chiripa. Todo el crédito se
lo llevan sus competidores.
PSOE
y Ciudadanos son responsables de haberse presentado en la sala de negociaciones
sin una oferta que anticipara las más que previsibles demandas de Podemos y
abriera los espacios para la búsqueda del acuerdo. Los socialistas tenían su
oportunidad de impulsar el pacto transversal en ese encuentro a tres. Confiar o
esperar a una segunda reunión suponía una imprudencia y un riesgo innecesario.
Los de Pedro Sánchez no podían permitirse el lujo de acudir como oyentes o
casamenteros. Su papel era el de ese novio que realmente quiere casarse con la
novia. Debían y tenían que aportar un propuesta de acuerdo que sacara a la
fuerza de su zona de confort tanto a los naranjas como a los morados.
Resulta
completamente contradictorio presentar un documento declarando la intención de
negociarlo e inmediatamente convocar a tus bases a votar sin esperar la
respuesta de la otra parte
La
pretensión de Ciudadanos de no mover ni una coma de su pacto con el PSOE
resulta tan ridícula como sus constantes llamamientos a un PP que sólo espera
las elecciones, además de arrojar algo más que serias dudas sobre su verdadera
voluntad negociadora. Puede que a Podemos le haya movido el cálculo electoral
pero a Ciudadanos también. A fin de cuentas ambos comparten y compiten en
varios grupos de votantes.
Hay
algo que no acaba de cuadrar en el relato ofrecido por Podemos. No tiene mucha
coherencia declarar en vía muerta el acuerdo PSOE-Ciudadanos y luego someterlo
a consulta de tus bases. Resulta completamente contradictorio presentar un
documento declarando la intención de negociarlo e inmediatamente convocar a tus
bases a votar sin esperar la respuesta de la otra parte, hurtándoles así la
posibilidad de pronunciarse sobre la posibilidad de un compromiso real pero
forzándolas a elegir entre tu propuesta y la propuesta de los de fuera.
En
ambos casos se siembran dudas sobre la voluntad de negociar al conferirle a
todo un aire teatral y la consulta parece un artefacto para solucionar un
problema interno, no la vía para legitimar una decisión. De hecho la respuesta
socialista al documento de Podemos plantea ahora cuando menos una duda
relevante: ¿sobre qué opciones se van a pronunciar exactamente las bases de
Podemos?
Aunque
también puede estemos especulando demasiado y la realidad haya sido más
sencilla y hasta más humana. El pacto a tres vivió un gatillazo. Sentados a la
misma mesa, unos y otros, sintieron el vértigo de iniciar un proceso del cual
les iba a resultar muy difícil desmarcarse si seguían adelante y apretaron el
botón del pánico. Puestos a escoger entre el riesgo de quemarse en un acuerdo
de gobierno o en unas elecciones prefirieron el comodín del público.
Si
nadie con dos dedos de frente lo remedia todo parece indicar que vamos a una
repetición de elecciones que no quieren seis de cada diez votantes, con una
repetida y soporífera campaña de dos meses donde el PP volverá a contarnos que
tenemos que elegir entre ellos o el caos, Albert Rivera volverá a endilgarnos
el sermón de los rojos y los azules y la izquierda se enzarzará en un
interminable juego de la culpa. No hacen falta muchas encuestas para saber
quién gana.
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