MARIANO EN EL TOBOSO
diariopublico
En estos
últimos tiempos, con el aniversario cervantino acercándose a toda máquina, el
presidente en funciones de presidente ha intentado remediar ese sambenito de
analfabeto funcional que se ha ido ganando a pulso. Son muchos ya quienes le
han reprochado no sólo ese desprecio gubernamental por la cultura digno de un
hooligan sino que en estos cuatro años no haya tenido ni la intención de acudir
a un estreno de cine, de ir una sola vez al teatro o de apadrinar la
presentación de un libro, aunque fuese en blanco. El único producto editorial
que se le ha visto en las manos -excepto si lo exigía el guión- es un periódico
deportivo de carácter caducifolio. En la entrevista con Jordi Évole su mesa de
trabajo, más despejada que una llanura manchega, parecía un anuncio de
limpiamuebles.
A alguno de los
lumbreras que le aconsejan desde su equipo de maquillaje se le ocurrió que el
presidente citara por la radio los títulos de dos libros leídos durante la
pasada semana santa. Sólo pudo citar uno, Cinco esquinas, de Vargas Llosa.
“Está bien, es una historia que se desarrolla en la época de Fujimori” le dijo
a Carlos Alsina en Onda Cero. “El otro es de Eduardo Mendoza. Algo sobre una
modelo. Relaja, descansa mucho y es muy bonita”. Son frases como para
colocarlas en sendas fajas promocionando las novelas. Parece poca cosa para la
memoria de registrador de la propiedad que se gasta, pero le llegan a preguntar
por la alineación del Real Madrid en el partido contra el Hércules en mayo de
2011 y la clava. Arriesgándose a tope, en su reciente desencuentro en La
Moncloa con el presidente de la Generalitat, Mariano sorprendió a Puigdemont
con un fácsimil de la primera edición de la segunda parte del Quijote. A los
maquilladores les sonaba que por ahí dentro, en un lugar de la Mancha, estaba
Barcelona.
Para rematar el
disfraz, se les ocurrió que fuese al Toboso y montase una pantomima quijotesca
en el pueblo natal de Dulcinea, luz y faro de la caballería andante. “Si alguna
conclusión deberíamos sacar un día como hoy o de cara al futuro es decirle,
sobre todo a los más jóvenes, a los chicos, a los niños y a los que están
empezando a formarse, que hay que leer. Leer es muy importante y no sólo son
140 caracteres”. Si lo sabrá él. Pudo haber llevado a De Guindos en el papel de
Sancho Panza, pero se trataba de una puesta en escena del Caballero de la
Triste Figura en Sierra Morena, cuando se queda solo haciendo penitencia. De
don Quijote Mariano no tiene más que la barba pero evocó acordes cervantinos en
su queja a los periodistas: “Pedro Sánchez no quiere. ¿Qué voy a hacer yo?
Llevo intentándolo desde el día 21, lo he intentado hasta la saciedad”.
Recordaba en cierto modo la declaración de amor más bella de la literatura,
cuando don Quijote le explica a Sancho que él cree que Aldonza Lorenzo es
hermosa y honesta, y lo demás le da igual, porque “yo me imagino que todo lo
que digo es así, sin que sobre ni falte nada, y píntola en mi imaginación como
la deseo”. Se refería a Dulcinea pero bien podía estar hablando de la gran
coalición que iba a dar estabilidad a esta nuestra Ínsula Barataria.
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