viernes, 22 de abril de 2016

MARIANO EN EL TOBOSO

MARIANO EN EL TOBOSO

diariopublico
En estos últimos tiempos, con el aniversario cervantino acercándose a toda máquina, el presidente en funciones de presidente ha intentado remediar ese sambenito de analfabeto funcional que se ha ido ganando a pulso. Son muchos ya quienes le han reprochado no sólo ese desprecio gubernamental por la cultura digno de un hooligan sino que en estos cuatro años no haya tenido ni la intención de acudir a un estreno de cine, de ir una sola vez al teatro o de apadrinar la presentación de un libro, aunque fuese en blanco. El único producto editorial que se le ha visto en las manos -excepto si lo exigía el guión- es un periódico deportivo de carácter caducifolio. En la entrevista con Jordi Évole su mesa de trabajo, más despejada que una llanura manchega, parecía un anuncio de limpiamuebles.

A alguno de los lumbreras que le aconsejan desde su equipo de maquillaje se le ocurrió que el presidente citara por la radio los títulos de dos libros leídos durante la pasada semana santa. Sólo pudo citar uno, Cinco esquinas, de Vargas Llosa. “Está bien, es una historia que se desarrolla en la época de Fujimori” le dijo a Carlos Alsina en Onda Cero. “El otro es de Eduardo Mendoza. Algo sobre una modelo. Relaja, descansa mucho y es muy bonita”. Son frases como para colocarlas en sendas fajas promocionando las novelas. Parece poca cosa para la memoria de registrador de la propiedad que se gasta, pero le llegan a preguntar por la alineación del Real Madrid en el partido contra el Hércules en mayo de 2011 y la clava. Arriesgándose a tope, en su reciente desencuentro en La Moncloa con el presidente de la Generalitat, Mariano sorprendió a Puigdemont con un fácsimil de la primera edición de la segunda parte del Quijote. A los maquilladores les sonaba que por ahí dentro, en un lugar de la Mancha, estaba Barcelona.


Para rematar el disfraz, se les ocurrió que fuese al Toboso y montase una pantomima quijotesca en el pueblo natal de Dulcinea, luz y faro de la caballería andante. “Si alguna conclusión deberíamos sacar un día como hoy o de cara al futuro es decirle, sobre todo a los más jóvenes, a los chicos, a los niños y a los que están empezando a formarse, que hay que leer. Leer es muy importante y no sólo son 140 caracteres”. Si lo sabrá él. Pudo haber llevado a De Guindos en el papel de Sancho Panza, pero se trataba de una puesta en escena del Caballero de la Triste Figura en Sierra Morena, cuando se queda solo haciendo penitencia. De don Quijote Mariano no tiene más que la barba pero evocó acordes cervantinos en su queja a los periodistas: “Pedro Sánchez no quiere. ¿Qué voy a hacer yo? Llevo intentándolo desde el día 21, lo he intentado hasta la saciedad”. Recordaba en cierto modo la declaración de amor más bella de la literatura, cuando don Quijote le explica a Sancho que él cree que Aldonza Lorenzo es hermosa y honesta, y lo demás le da igual, porque “yo me imagino que todo lo que digo es así, sin que sobre ni falte nada, y píntola en mi imaginación como la deseo”. Se refería a Dulcinea pero bien podía estar hablando de la gran coalición que iba a dar estabilidad a esta nuestra Ínsula Barataria.


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