REBELDÍA, UN GRITO DE LA
INTELIGENCIA Y LA VOL
POR EDUARDO
SANGUINETTI (*),
especial para NOVA
"Soy un ser humano sobre un
balancín a punto de desmoronarse... Sin cesar rehago mi equilibrio
reconstruyéndose día a día para sobrevivir... Todo ello a la mayor velocidad...
Intento encontrar el espacio donde mi redención aguarda... Y en esa tarea va mi
vida..." (Fragmento en Pág. 79 de mi libro BIG RELATO, 2007).
Rebeldía: un grito de la inteligencia y la voluntad que desde lo profundo dice, no deseo decirle sí a la situación que soportamos quienes nos nutrimos de valores esenciales Yo no asumo el estado de podredumbre, no soy cómplice de la dictadura en que permanecemos, lucho contra ella.
No ignoran que todo es una estafa, un
fraude... Travestida la vida de legalidad delictiva... No es saludable soportar
a un gobierno de bestias, habilitando a narcos, tratantes de personas,
proxenetas, genocidas, explotadores, fugadores, medios mercenarios,
anestesiando cada segundo a una audiencia temerosa y dócil... Al gobierno no
les interesa la verdad, sino actuar al servicio del crimen perpetrado por
estados genocidas, eliminando al disidente... Vivimos en un paisaje de
mentiras... Nunca se mintió tanto... Palabra, texto, medios, progreso técnico
feudal, al servicio de la mentira elevada a símbolo.
¿Optimismo?, ¿Se puede denominar con
este término la sustitución de la realidad por una mistificación de la misma,
para no inquietar a todos los que fueron engañados por ella?... ¿No sería más
saludable, enfrentar a un sistema al que se ha desmitificado y se lo puede
modificar?, ¿o incluso confiar en el valor de la mayoría y saber que su único
temor es el de creer que son los únicos que comprenden la dificultad de la
situación por la que se transita y sus peligros mortales?, y que evitan lo más
aterrador: el miedo que provocan los consuelos engañosos, sabiendo que la mejor
manera de librarse de él y vivir libre de la pesada bota del mercado, para
pocos, consiste en enfrentarlo.... Pues toda situación descifrada, instalada bajo
la luz y reconocida, se vuelve modificable, se la puede combatir, si se logra
fugarse de la esfera mágica en la cual aparece como irrevocable.
La dictadura consiste en instaurar este
orden mágico que le permite imponer una solución única y eterna, la que ella
prefiere, por capricho o lo que sea. Para derrocarla, hay que pensar al
descubierto la impostura, buscar lo que se oculta del régimen totalitario y
revelarlos, pues es urgente deshacerse de esta peste.
Este camino deriva del optimismo y a la
vez conduce a él. Tiene a su favor la opinión pública, de los dignos y éticos,
que se oponen al ultraneoliberalismo, buscando la manera y modo de resistir a
la destrucción de toda práctica del régimen totalitario, sin olvidar que la
expresión democrática se realiza por intermedio de la clase política, cobarde y
traidora, a quién se debe exigir de modo potente y sin vueltas, sintonicen con
una sociedad en estado paria, en verdad sin estar representados por esa clase
política y sus crías, elegidas en elecciones condicionadas, ante la ausencia de
candidatos leales, capaces y sobre todo asimilados a lo que se denomina
justicia social, funcionarios de una democracia endeble, ficcionalizada.
El pueblo no puede permitir que los
funcionarios, gobernantes desconozcan sus reclamos, no deben callar, sino
reaccionar, ante la indiferencia de esta clase parasitaria denominada en otros
tiempos política, la comunidad no debe dar crédito a la idea de una complicidad
general y pasiva, que deviene en pensar que la cobardía y ausencia de dignidad
lo ha tomado todo.
La función de esta clase política, no es
proteger una situación contra las reacciones de quienes la padecen, sino
proteger a éstos de aquella. ¡No deben estar obsesionados por la epidérmica
preocupación de generar la cohesión social en torno de la destrucción de la
sociedad y su concepto mismo!
¿Somos conscientes de que jamás se
abordan los problemas fuera del campo de las restricciones impuestas por los
dogmas totalitarios, jamás desde un punto de vista extraño a ellos? No se los
visualiza sino a partir y en función de círculos viciosos derivados de los
postulados que incluyen conclusiones inexorables, definitivas y triunfantes,
producto de lógicas que se engañan mutuamente, se corresponden aisladamente y
se sustentan sobre convenciones recíprocas internas: en una palabra,
terroristas.
En fin, ser optimista es confiar en la
movilidad permanente de la política y la Historia, en la posibilidad de luchar
tanto para oponerse como para conservar: era una de las razones de ser de la democracia,
como fue concebida. Negarse a aceptar lo que se considera nocivo, como la
justicia ausente o esclava de quienes manipulan la realidad, socios del
Mercado, lo que deviene en la desaparición de la democracia... Luchar con la
certeza de estar imbuido de verdades irrefutables, contra toda estafa y mentira
que la economía de mercado instala, como único modelo de sociedad, esclava sin
dar otra alternativa posible.
Justicia, en complicidad inocultable con
gobierno execrable, que no deja de reprimir a los sin voz, a quienes no
soportan más esta sobrevida, ordenándose día a día: Ya pueden irse a otra parte
si no se asimilan al «credo invisible» jamás enunciado que deben profesar,
ustedes son los excluidos, sus reclamos de salud y educación, de techo y comida,
no serán tomados en cuenta; son un número en el sistema, pleno de virus.
Desgraciadamente no existe otra parte donde puedan ir los excluidos, pues no
tienen una geografía de recambio, ni otro suelo donde han nacido, su tierra,
que va desde los parques a los cementerios.
Históricamente la humanidad buscó la
verdad. ¿Por qué? Justamente por haber perdido la brújula del instinto. Busca
la verdad pero se topa con la mentira. La verdad y la ciencia han perdido
autoridad. “La tierra pasó a ser plana”. Y la ciencia pasó a ser sospechosa.
Nos estafan... Sucede que nos impiden lanzar nuestras verdades, meditadas.
Quién fracasa en la sociedad ultraneoliberal del rendimiento vacuo, se hace a
sí mismo responsable y se avergüenza, en lugar de poner en duda al sistema, dan
espacio a la palabra de delincuentes, travestidos de funcionarios vintage,
empresariuchos apuntalados por todo tipo de poderes...
En el escenario de la sociedad del
espectáculo de la Argentina, en que se debaten las diferentes representaciones
de la “realidad”, ya es poco probable reconocerse en la misma como actor, pues
uno se convirtió en espectador del drama de esta tierra, que presenta la
apertura de un abismo entre quienes piensan que viven, sobreviviendo y quienes
dictan sobre el mundo, o piensan actuar sobre él. Todo lo que deba ser hecho
será efectivizado, sin espacio para la comprobación cierta de nada, a menos que
esperemos cinco siglos. Y dejo bien sentado, en la pobre historia de este
tiempo «el canto de cisne» de la libertad, en tiempo de brutalidad y de
ignorancia: «La mediocridad no tiene secretos».
(*) Filósofo (Cambridge, Inglaterra), poeta,
performer, ecologista, artista y periodista argentino. Pionero en el arte
performativo. Precursor del minimalismo en América Latina y del Land Art según
Jean Baudrillard. Autor del "Manifiesto de los indignados contra el
neoliberalismo'' año 2011. Miembro-asesor de The World Literary Academy
(Cambridge, Inglaterra), "Biography of the year Award" Historical
Preservation of America (1986), "Man of the Year" IBC Cambridge 2004,
Honoris Universidad de Bologna, Nominado en dos ocasiones a la Beca Guggenheim.
Miembro activo de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE).
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