VUELVE LA INQUISICIÓN
JESÚS CINTORA
"Confío
en la Justicia y en las Fuerzas de Seguridad del Estado, pero no en los
responsables políticos de esas instituciones y, desde luego, tampoco confío en
el fiscal general del Estado". La frase es contundente, ¿no? Es de alguien
que ha perdido la fe. Podría ser de cualquier ciudadano cabreado con la
politización del sistema judicial o de un rojo peligroso que sufre la
arbitrariedad del orden y la ley.
Pero
no. La declaración es de Mariano Rajoy Brey. Año 2009. Rajoy estaba en la
oposición y ya se sentía una víctima, porque al PP lo perseguía "la
Inquisición". Desde entonces, lleva el hombre huyendo de semejante
tortura. No hay derecho a que sufra tan largo martirio.
Lo
más duro de este prolongado sacrilegio es que ahora el PP gobierna, pero sigue
clamando públicamente contra la persecución de "inquisidores" y
"torquemadas". ¿Nadie escucha sus plegarias? Y eso que "los
responsables políticos" de "esas instituciones" ahora son ellos.
Que alguien ponga fin a tanto tormento. Bienaventurados los perseguidos por
corrupción, porque ellos heredarán el reino de los cielos.
Anótese
que tanta congoja viene de atrás. Tenga en cuenta el lector, para valorar tan
interminable sufrimiento, que cuando Mariano Rajoy interrumpió sus vacaciones
en 2009, para revelarnos que "la Inquisición" le perseguía, unos
miembros del PP habían aparecido esposados en las televisiones, detenidos por
policías. Sin duda, eran agentes herederos de aquellas prácticas
inquisitoriales, que actuaban contra inocentes acusados de llevarse unos
milloncejos. Fue entonces cuando Rajoy dejó de sufrir en silencio.
Podía
haber llamado al 'Hablar por hablar', pero optó por poner públicamente el grito
en el cielo: "Son torquemadas. Hay una causa general contra el PP". Y
en esas estamos. La palabra de Mariano se ha extendido como los apóstoles
propagan el Evangelio, pero nadie atiende sus lamentos. Ya no solo Rajoy, sino
varios dirigentes de su partido denuncian que la "Inquisición" les
sigue los pasos, pero nadie parece tener misericordia con ellos.
Cada
vez los inquisidores parecen ser más y su última tortura es querer investigar
en el Parlamento la Gürtel, la Púnica, Taula, Lezo y demás sacrificios de
víctimas inocentes. Ya basta de tanto ensañamiento. Como el mal se propaga y la
carne es débil, aumentan los que caen en la tentación de pensar que en España
hay demasiados corruptos. Se están detectando episodios que indican que los
preocupados por la corrupción suben 12 puntos en el barómetro del CIS.
Sin
duda, "los chismes" están pervirtiendo al personal. Habría que
neutralizar tal proliferación de la ignorancia. Que alguien ordene imprimir más
estampitas. Que Mariano Rajoy sea aún más venerado como una víctima
incomprendida. Si nadie lo impide, la última afrenta de los "adanes"
del mal y del "tripartito de Inquisición" es querer investigar en el
Congreso presuntas financiaciones ilegales, redes de donaciones irregulares,
mordidas, adjudicaciones de contratos públicos, incompatibilidades, campañas
electorales... Esto se nos va de las manos.
Siempre
quedarán héroes, como el apostol Martínez-Maillo, que se afanan en exorcizar a
la bestia amenazándola con "la relación de Podemos, Venezuela e
Irán". Amado lector, ¿y tú qué miras? Deja de leer y reza tres avemarías
por los nuevos mártires de "la Inquisición".
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