domingo, 11 de junio de 2017

“PORNO LIBERADO”



“PORNO LIBERADO
POR: EDUARDO SANGUINETTI,
 FILÓSOFO
La democracia no requiere de sabios, de un pueblo cultivado o ilustrado, sino de una comunidad suficientemente informada, que tenga alguna idea y una imagen de lo que sucede.

Ahora bien, qué significa hoy, una comunidad “suficientemente informada”.

Reconozco que no se puede responder, de manera clara y legítima este interrogante, pero sí puedo asegurar cuándo una comunidad está “suficientemente desinformada”, como lo manifiesto hace años, ante la mirada torva de los militantes de lo estafa y el fraude.

Tal el caso del pueblo argentino, que día tras día se desvanece en la sublimación de los más sexual que el sexo: el porno, que los medios de publicidad les plantea cómo realidad única, que concluye en la oscuridad y el silencio, se desvanecen en lo más visible que lo visible: la obscenidad.

Los sicarios de la información hacen jugar una “ruleta rusa” a los ciudadanos desprevenidos, en el Nirvana siliconado del “porno liberado” de medios prostibularios, cual manada mansa, silenciosa y resignada, que asiste cual borregos al espectáculo obsceno que se despliega en las pantallas de la TV, espacio vacuo y perverso, donde se adoctrina a una comunidad que asiste con “placer” virtual a su exterminio, en “clave Matrix”.

La televisión es la agencia más grande de formación de opinión pública, puesto que la información es la piedra angular de esa formación de opinión, hoy inexistente. Mi argumento va precedido de la afirmación de que la información no puede consistir en un vacío de información: perspectiva conveniente propuesta por las redes de canales de televisión y de las redes virtuales que conforman Internet, de las interacciones pseudo-comunicativas per se.

Para estos trolls de las redes de la web, la información es cualquier cosa que esté viajando en la red, siempre condimentado por el “porno liberado”, en lo político, cultural, social, gastronómico y en cuánto espacio deba completarse con espectros de lo que jamás ha sido sólo una proyección de deseos de quienes manipulan la realidad de un pueblo.

En el caso de la televisión, sobran las evidencias en cuanto al desempeño en el quehacer noticioso de este medio que representa básicamente, cuando mucho, una subinformación, que es información insuficiente, que conduce a una desinformación absoluta y engañosa, respecto, en este caso a los temas que hacen a la formación de la opinión pública y, consecuentemente, ayudando junto a la prensa escrita, en la deformación de ciudadanos capaces ­o incapaces­ de funcionar como tales.

A mi entender, la información debe ejercerse desde la dialéctica, acompañada de la imagen de quien la ejerce en discurso, en contenido, y esta debe estar sujeta a un monitoreo que pueda ser clasificable en términos de veracidad, falsedad, credibilidad, precisión etc., pero debe evaluarse. Al informar debe decirse ‘algo’, y a la vez evaluar lo que se dice, dando espacio a la desaparecida “libertad de expresión”.

El ruido de las imágenes a repetición que desde la televisión, las redes, bombardea al espectador, ciudadano y consumidor, tal el caso del argentino que en este tiempo asiste sin posibilidad inmediata de corroborar, lo que denominan ‘noticia’. Esto es nocivo a la hora en que este ser intente asentar su mirada sobre tal o cual hecho luctuoso… ya nada importa demasiado, todo se ha nivelado a estadio ‘cero’.

Demasiada información, que aparece y desaparece de la pantalla, sin conocer los desenlaces de lo que disparan, llámese affaire Odebrecht, presidentes investigados, funcionarios procesados, asesinato de mujeres en manos de sus parejas, prostitución vip,, terrorismo en Europa, guerras en Medio Oriente, Festivales de Cine en Cannes, “celebrities” porno, construidas en usinas de inteligencia,fútbol hasta el hartazgo, presidentes “pret a porter” ignorantes que marcan rumbos del “todo vale”, apuntalados por campañas publicitarias globales que los hacen conocidos desde su anonimato… demasiado para el juego hipertélico del porno y del crimen.

Frente a esta situación de bajas defensas, para un pueblo enajenado en lo referente a “lo político” y “cultural”, hago responsables a los medios de comunicación y a quienes los dirigen desde la esfera privada y pública de subinformar a sus espectadores incautos, con información patéticamente idéntica en su tratamiento, caminando el sendero de discriminación aberrante al conocimiento y a la inteligencia, ocultando información de cables de noticias que no son ofrecidas a una platea anestesiada. Por supuesto, deviene de lo manifestado que dicha discriminación recae sobre quienes están dotados de estas cualidades.

La sociedad burguesa capitalista, en su lógica de clase, siempre se apoyó en la “coartada democrática” de los universales. La religión fue universal. Los ideales humanos de libertad e igualdad fueron universales. Hoy en día lo universal adopta la evidencia absoluta de lo concreto: a él responden las necesidades de un pueblo desinformado, superficial y en franco retroceso cualitativo en lo referente a lo ético y verdadero, devenidos en bienes materiales y descartables. Es el universal del consumo actuando como factor de democratización.

De este modo se puede considerar a la información, como objeto de consumo que sirven en el denominado “juego democrático”. La diferencia radica, con el objeto utilitario, en que no es necesario que sirvan y cumplan sus funciones y mucho menos el estúpido discurso reduccionista, manifestado a viva voz por el estúpido locutor, que acompaña con su voz de academia, la información.

Basta que practiquen su rol de anunciantes, dando la misma categoría a un objeto publicitario que financia el programa en el aire que a la muerte de un ciudadano en accidente o asesinato, o la separación de modelo escort de jugador de fútbol en caída vertical… para que así el pueblo pueda visualizar sistemáticamente en devoción cuantitativa, sus tránsitos en imagen televisiva, dejando de lado el factor determinante que hace a la selección cualitativa.

Por todo lo manifestado, ya no creo en la perdurabilidad de la democracia, como ha sentado reales en el mundo occidental u occidentalizado, ¿no existe otra opción? El imperio de la imagen del mundo, en la domesticidad del chisme convertido en épica de este tiempo de farándula y de infradotados en el aire. Se han convertido en mercadotecnia y espectáculo; están aquí para quedarse, la tecnología nutre el proceso. No existe forma de retroceder, a este ritmo circadiano.

La formación de la opinión pública debe dar un giro de 180º de inmediato, nuestra condición de ser que transitamos esta existencia lo exigimos…y utilizando esa misma tekné. Genios desconocidos deben rediseñar el sendero a transitar, en resistencia al porno instalado como tendencia única a alcanzar por un pueblo esclavizado, la estupidez reinante y la impunidad instalada en lo referente a los ilícitos perpetrados por el poder, que llevaa sembrar caos en el caos, en la Matrix.

Vivimos en una realidad programada computacionalmente y la única pista que tenemos es cuando una variable es cambiada y una alteración en nuestra realidad ocurre. La Matrix, tiene notables influencias budistas, que ha producido la gran metáfora de nuestro tiempo para referirse a una sensación milenaria: la sospecha de que el mundo que experimentamos convencionalmente es una ilusión.

Nuestra vida en casi todo su relato metafísico es única, el final, como todo producto de ilusión es verosímil y nos aleja de la multidimensionalidad atemporal de Matrix.

Pretender que somos capaces de generar nuestra propia realidad es una ilusión más, provocada por el atrape de esta maya-Matrix, de la que no se puede salir si no es a través del viaje interior… lejos estamos de lograrlo, tal como se cocina el porvenir.

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