JM AIZPURUA
No es cosa de
patrias o religiones, no; sólo es cosa de dinero. Vean como desprecian a los
que llegan en patera y admiran a los que llegan en yate, aunque provengan del
mismo lugar. El nacional catolicismo: es así.
Y también es muy
curiosa la defensa facha de los inmigrantes: que sean “regulares” y que vengan
a salvar la seguridad social. No se engañen, no hay nada de solidaridad ni
siquiera de caridad cristiana.
Hay un profundo
olvido irresponsable de que los países hoy en fuga lo son a causa de la nefasta
intervención europea, del supremacismo, de la desnortada colocación de
fronteras en sus tierras al margen de etnias y costumbres, de la apropiación de
sus riquezas, de la esclavización de sus gentes, y de la “liberación” de sus
territorios agotados dejándolos sin recursos. Napoleón incluso cobró a los haitianos
por su liberación y se trajo (robó) de Egipto un monolito que aún hoy se exhibe
en lo mejor de París.
¿Y que les
parecería que sus antepasados fueran exhibidos en museos como momias? La del
caudillo podría servir de ejemplo.
Hoy el mundo es
injusto e inhumano, y se basa en los prejuicios de una casta de históricos
ladrones, que han dulcificado sus rapiñas y se han adaptado a una teoría de
supremacía en la que el dinero es la barrera social. Si lo tienes eres grande y
si no más te vale obtenerlo a como sea. Con sus reglas y sus togas, ellos
siempre lo conservan y el mérito y el progreso se ve limitado por intereses de
casta.
¡Pues vaya una cosa
que nos dices, vasco, eso ya lo sabíamos todos!
Sólo lo digo por si
algún lector ilustrado encuentra la fórmula para revertir la situación. Yo por
mucho que lo he intentado no conseguí dar con la fórmula, pues enseguida de mis
filas salían otros con alternativas diferentes. Somos demasiado rebeldes.
La sociología,
liberadora en el final del s. XX, acabó mancillada y absorbida por el cínico
neoconservadurismo que maquilló las clases sociales, se inventó terminología
ambigua y creo un “técnico social” que juega con la “media-baja” y la
“media-alta”, para que el paisano no se identifique con su clase trabajadora.
Eliminando los antagonismos semánticos de clase se impide ver la contradicción
entre poseedores y desposeídos, que es la madre del cordero.
¿De clase?
¿Nacional? ¿Por dónde entrarle al melón?
Yo hoy creo que es
por el conocimiento por donde mejor se ataca al neofascismo. En el
entontecimiento de masas vía colegios y TV es por donde el neofacha se siente
protegido y luego con unos sobornos y ostracismos consigue que la evidencia no
salga al debate público.
Estas catacumbas
intelectuales, como este Blog, son la base de un futuro distinto, y si las
sabemos conducir sin estridencias para que el derrumbe del neofascismo no sea
por vía bélica, que es donde ellos se reproducen y se imponen en los
conflictos, estaremos muy cerca del nuevo paso histórico, que quizás no sea
revolucionario, si no un grado más en la democracia real.
Por tanto, vale
todo, lo que hoy llaman la transversalidad, que los chinos han concretado en
“no importa el color del gato; lo importante es que cace ratones”. Pero sin
“valores” de clase y nacionales, esa transversalidad se convierte en
oportunismo en el que los neofachas colocan a sus peones camuflados que pinchan
el suflé en cuanto coge tamaño.
¡A leer y reunirse!
Que ese siempre fue el camino.
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