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viernes, 16 de agosto de 2019

NO SE ENGAÑEN


NO SE ENGAÑEN
JM AIZPURUA
No es cosa de patrias o religiones, no; sólo es cosa de dinero. Vean como desprecian a los que llegan en patera y admiran a los que llegan en yate, aunque provengan del mismo lugar. El nacional catolicismo: es así.

Y también es muy curiosa la defensa facha de los inmigrantes: que sean “regulares” y que vengan a salvar la seguridad social. No se engañen, no hay nada de solidaridad ni siquiera de caridad cristiana.
Hay un profundo olvido irresponsable de que los países hoy en fuga lo son a causa de la nefasta intervención europea, del supremacismo, de la desnortada colocación de fronteras en sus tierras al margen de etnias y costumbres, de la apropiación de sus riquezas, de la esclavización de sus gentes, y de la “liberación” de sus territorios agotados dejándolos sin recursos. Napoleón incluso cobró a los haitianos por su liberación y se trajo (robó) de Egipto un monolito que aún hoy se exhibe en lo mejor de París.
¿Y que les parecería que sus antepasados fueran exhibidos en museos como momias? La del caudillo podría servir de ejemplo.
Hoy el mundo es injusto e inhumano, y se basa en los prejuicios de una casta de históricos ladrones, que han dulcificado sus rapiñas y se han adaptado a una teoría de supremacía en la que el dinero es la barrera social. Si lo tienes eres grande y si no más te vale obtenerlo a como sea. Con sus reglas y sus togas, ellos siempre lo conservan y el mérito y el progreso se ve limitado por intereses de casta.
¡Pues vaya una cosa que nos dices, vasco, eso ya lo sabíamos todos!
Sólo lo digo por si algún lector ilustrado encuentra la fórmula para revertir la situación. Yo por mucho que lo he intentado no conseguí dar con la fórmula, pues enseguida de mis filas salían otros con alternativas diferentes. Somos demasiado rebeldes.
La sociología, liberadora en el final del s. XX, acabó mancillada y absorbida por el cínico neoconservadurismo que maquilló las clases sociales, se inventó terminología ambigua y creo un “técnico social” que juega con la “media-baja” y la “media-alta”, para que el paisano no se identifique con su clase trabajadora. Eliminando los antagonismos semánticos de clase se impide ver la contradicción entre poseedores y desposeídos, que es la madre del cordero.
¿De clase? ¿Nacional? ¿Por dónde entrarle al melón?
Yo hoy creo que es por el conocimiento por donde mejor se ataca al neofascismo. En el entontecimiento de masas vía colegios y TV es por donde el neofacha se siente protegido y luego con unos sobornos y ostracismos consigue que la evidencia no salga al debate público.
Estas catacumbas intelectuales, como este Blog, son la base de un futuro distinto, y si las sabemos conducir sin estridencias para que el derrumbe del neofascismo no sea por vía bélica, que es donde ellos se reproducen y se imponen en los conflictos, estaremos muy cerca del nuevo paso histórico, que quizás no sea revolucionario, si no un grado más en la democracia real.
Por tanto, vale todo, lo que hoy llaman la transversalidad, que los chinos han concretado en “no importa el color del gato; lo importante es que cace ratones”. Pero sin “valores” de clase y nacionales, esa transversalidad se convierte en oportunismo en el que los neofachas colocan a sus peones camuflados que pinchan el suflé en cuanto coge tamaño.
¡A leer y reunirse! Que ese siempre fue el camino.

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