DÍAZ AYUSO, PEPERA DE DISEÑO
DAVID BOLLERO
Isabel Díaz Ayuso
se encuentra cada vez más acorralada por la sombra de la corrupción y la falta
de honestidad. Su presunta relación con miembros de la trama Púnica es sólo la
punta del iceberg; a ello se suma el deplorable impago del IBI durante 5 años pese
a contar con una posición económica privilegiada. En realidad, Díaz Ayuso es el
prototipo de clase política del Partido Popular (PP), es una pepera de diseño
que ilustra a la perfección la idiosincrasia de los cargos políticos del PP, a
la luz de la extensa lista de casos.
Esperar que alguien
corrupto sea honesto es una ingenuidad porque el camino discurre al revés: la
persona deshonesta es la que puede terminar siendo corrupta, no a la inversa.
Por clarificar, la deshonestidad es el paso previo y si a Díaz Ayuso se le
puede conceder todavía la presunción de inocencia en lo que a la Púnica se
refiere, en cuanto a su honestidad, ésta brilla por su ausencia.
El impago del IBI
durante cinco años es un hecho probado pero, además, el modo en que ha tirado
balones fuera o se ha hecho la víctima indignada, alegando que el amarillismo
ataca a su familia, es lamentable. A la política se viene llorada de casa,
especialmente cuando de lo que se trata es de asumir las consecuecias de tus
hechos. Ella no sólo prefiere hacer pucheros públicamente sino, además, poner
cuantos palos en las ruedas sea posible para que no se clarifiquen los
trapicheos con Avalmadrid.
Redondeando la
jugada tras la petición por parte de la Fiscalía de la imputación de Cristina
Cifuentes y Esperanza Aguirre, el modo en que Díaz Ayuso ha querido
desvincularse de ellas ha sido patético. Ella, que como pepera de diseño es una
de las cachorros de Aguirre, que vivió de sus mamandurrias -como en su día
Santiago Abascal- a razón de 4.200 euros al mes en Madrid Network. Su
desfachatez desentendiéndose ahora de Aguirre sólo es comparable a su
honestidad esclerótica.
Por otro lado, en
mitad de este espectáculo y a seis días de la investidura, Ciudadanos vuelve a
dar muestras de que su idea de regeneración política está más cercana a la
degeneración. Los de Albert Rivera pretenden el poder a costa de lo que sea,
tragando con la extremaderecha o con la corrupción. Ignacio Aguado será un
vicepresidente cómplice.
Lo más paradójico
de la formación naranja es cómo su propio discurso es el que retrata a
Ciudadanos como un partido inepto. Justificar su entrada en el Gobierno de la
Comunidad de Madrid asegurando que de ese modo se evitarán corruptelas y, para
ello, aliándose con el único partido calificado por un tribunal como ‘banda
criminal’ y condenado por la trama Gürtel es una contradicción en sí misma. Si
a ello se suma que las dos últimas presidentas de la Comunidad de Madrid
podrían ser imputadas, siendo las madres políticas de Ayuso… ¿quién da más?
Pues el secretario
general de Ciudadanos (Cs) José Manuel Villegas, que declara si complejos que
desde Cs cogobierna con el PP y el apoyo de Vox en Andalucía «se han levantado
las alfombras y se han descubierto más de 8.500 millones de euros de
subvenciones no justificadas», añadiendo que en Madrid se eliminarán los
«chiringuitos políticos». Olvida Villegas, bien por ligereza o ineptitud, que
en Andalucía Ciudadanos fue la lleve de Gobierno del PSOE y estuvo en
disposición de levantar esas alfombras mucho antes… si no lo hizo, por algo
sería. Además, en caso de encontrar «chiringuitos políticos» cuando Aguado sea
vicepresidente, serán chiringuitos creados por el PP, que para algo lleva la
friolera de 24 años al frente de la Comunidad. Ese es el socio del que es evidente
que Cs desconfía, pero que le da igual porque con tal de hacerse con poder,
todo le vale. Degeneración en estado puro.
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