JM AIZPURUA
Camina pausado y
digno, con pasos que antes recorrieron rues, streets y Strassen, con la
misma parsimonia y con el ritmo chicharrero que aquel muchacho de San Andrés
mamó en las orillas atlánticas que miraba tras sus juegos y en las que aprendió
a soñar con algo mejor que con lo que la casta colonial le ofrecía en sus
dominios.
Y salió al Mundo
y volvió.
Volvió
triunfador de su vida, pues la vivió como quiso, sin ofender a nadie, movido
solo por su ética y su estética, la de un artista nato que interpreta las artes
con decoro. En la escritura sobresale, pero sus paisanos lo ignoran, lo que le
permite observar a gusto, pasear sin agobio, y buscar la inspiración y el
recuerdo en todos los caminos que le vieron recorrer de niño por su pueblo: San
Andrés.
Si Nelson
hubiera entrado sin problemas, tendría sus dos brazos y nuestro artista una
calle en London, pero la Historia es como es y el señorito godo no aprecia los
talentos de la colonia salvo que sean genuflexos y serviles a sus intereses.
Las masas babean entre Cristiano y Messi, y el talento, el arte, queda anulado
por sus efectos. Es el mundo mediático del Regimen78 que se ahoga en su propia
miseria.
Unos pocos, muy
pocos, demasiado pocos, sabemos de sus esencias y su existencia y disfrutamos
de sus obras, como gourmets de la literatura, hoja a hoja, palabra a palabra
que ocupan su lugar exacto según el mágico control del maestro, al alquimista
canario de la palabra que sabe cuál de ellas es la que debe ocupar ese espacio,
solo ella, y nos sorprende con frases que nadie hoy día maneja mejor en idioma
castellano. Virtuosismo de la palabra que el maestro José Rivero Vivas esparce por sus libros y que el establishment
cultural, no quiere comprender sumido en la pocilga de subvenciones,
politiqueos y mamandurrias varias que nada tienen que ver con el arte y la
literatura auténtica, esa que nuestro maestro de San Andrés derrama por sus
poros y por sus libros.
Un libro de José Rivero Vivas es un tratado de la
palabra, una universidad de literatura, y un placer solitario, algo que es
necesario esforzarse en comprender para gozar de la plenitud de un artista, un
escritor excepcional de nuestro tiempo.
Es una especie
de Van Gogh, con orejas, pero como él sin reconocimiento oficial, lo que aún lo
hace mas grande y cuando su veto quede descubierto, cuando el mundo cultural
canario caiga en su error, también a él le lloverán los homenajes, pero ya hoy
día eso no le preocupa. Él ya hizo lo que debía y saborea su victoria sobre la
mediocridad, la hipocresía y la necedad políticamente correcta.
Mis paisanos
vascos se asombraron de su prosa en 1970 (“Los Amantes”) tan diferente, tan
canaria, tan universal, pero luego cayó sobre él el manto del ostracismo que
desde cualquier instancia paracultural se le impuso y en ello sigue. No aparece
en Internet, donde hasta yo aparezco, ni lo citan en las aulas, y con ello se
pierde un maestro de nuevos escritores canarios universales, pues como formador
de formadores hoy no tendría igual.
Pero así es este
nuestro Pueblo Canario, desbordante de todo, pero consciente de nada, y José Rivero Vivas lo sabe, pues es
parte de él, y sigue trabajando en sus libros pendientes para que las futuras
generaciones sepan de la literatura canaria que la voz de su amo sepultó en un
pretendido olvido que el arte universal impedirá, aunque para muchos ya será
demasiado tarde.
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