TRES MUJERES...
DUNIA SÁNCHEZ
Tres
mujeres. En círculo. Cada de una espaldas a la otra y la oscuridad. No se ven. No se escuchan.
Voz1:
Cuando
el tiempo se agota y los sueños son solo orillas de una playa sin gaviotas, sin
el ronronear de las olas que vienen y van, que van y vienen. La pena se acumula en tus manos e intentas
agarrar cada gota de sangre derramada en el ayer. Tu pecho late y sientes que
la hojarasca duerme contigo.
Voz2:
Cuando
el tiempo viene con sus ansias a que seas vertical. Y tú con tus manías de atar
las alas que te conducirán lejos y muy lejos.
Te miro. Sí, te miro. Y no sé. Hay cierta tristeza que te amenaza en tu
corazón. Siento tu calor. Sí, traspasa mi espalda y llega a mi vientre. E intento levantarte. Elevarte por esos
jardines donde el brío de una estrella yerga tus pasos.
Voz3:
Cuando
el tiempo es víspera de la incertidumbre. Te ciegas. Caes por un precipicio
donde tus ojos blancos tiran y tiran de la desgana. Anímate mujer del viento,
de la lluvia. Ya vendrán épocas mejores. Pero no. Te quieres ir y yo desde aquí
no se qué hacer. Solo soñar. Soñar en tu sueño que tal vez podrás volar.
Voz1:
Y
no sé. Tengo la sensación de cierta calidez penetra en por mi cuerpo. Mis
sentidos se desvanecen, pero hay algo. Sí algo que no deja irme. Me arrastro por el suelo. Me desinflo. Me
corroe la miseria y el miedo ¡Que hacer¡ ¡Qué hacer¡
Voz2:
La
duda. Apártala de ti. Crece y crece como esa hiedra hasta la cumbre más alta y
grita. Sí grita. Pero no te arrastres. Silba a la vida que siempre vendrán
cosas benevolentes que alimenten tu ser.
Voz3:
Cuando
el tiempo desgarra cada sentimiento que hay en ti. Cuando desnuda corres al
vacío. Y allí, solo hay ecos sórdidos a tu esencia. Cuando creíste en la vida
¡Ay¡ Y la vida cortó tus alas. Solo somos hojarasca que se pierde con las
pisadas de un invierno. Pero hay que
silbar y silbar a la vida con esa energía de nuestra reconditez que nos hace
avistar ese navío que en un plano infinito nos llevará a la alegría.
Voz1:
Y
llorar y llorar. Y sentir que siempre hay una esperanza que nos ampara en su
regazo.
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