viernes, 21 de febrero de 2014

TENSA RESIGNACIÓN



TENSA RESIGNACIÓN
Juan Henríquez

Lo que diviso en el ambiente económico, laboral, social y cultural, es que la ciudadanía de a pie, están hasta los mismísimos cojones de la política y los políticos. Y no sólo por la corrupción y los tejemanejes que se traen entre ellos, sino porque hacen muy poco, o nada, por el pueblo que los eligió.
Hablan cada día de la recuperación: ¿para quién? En primer lugar para los bancos y sus inseparables, los banqueros, a los que por cierto liberan de la cárcel utilizando sus influencias en el poder judicial, es decir, que el ladrón anda libre, y el juez que juzga, apartado de sus funciones, es lo que ocurre con el “caso Blesa”. Y qué podemos pensar del caso Gürtel y Bársenas, pues que todos/as mamaron y ninguno/a se lo llevó. Sí, somos matrimonio, pero el mustang blanco deportivo que estaba en el garaje, pues no me llamó para nada la curiosidad, ni siquiera sabía que era de mi marido, dijo la nacional católica del Opus Dei y Ministra de Sanidad, Ana Mato.
Y hay que ver cómo éstos inútiles de la política tienen recursos para todo, hasta consiguen que el pueblo llano y sencillo olviden los problemas de fondo (paro, hambre y corrupción), para que no se hable de otra cosa que no sea del aborto en el ámbito estatal y del petróleo en el canario. Y en esas estamos, paisanos/as. Por ejemplo, nadie comenta la subida del paro en enero pasado en unas 113.000 personas, y que la Seguridad Social perdió 184.031 afiliados.
Por eso hablo de tensa resignación, porque estamos acojonados; porque la política de la mordaza y el terror, aplicada a través de la ley de Seguridad Ciudadana, más la Ley de seguridad privada, junto a la inmunidad de las actuaciones de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, permiten al Ejecutivo de Rajoy moverse en la solapada dictadura que han tejido en esta corta etapa de la mayoría absoluta. Eso explica que la ultraderecha se sienta cómoda en las filas el PP.
Cómo decía La Pasionaria, Dolores Ibárruri: prefiero morir de pie, que vivir de rodillas. Pregunto: ¿y tú?

 

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