ANTES DE QUE ARRASEN EL ÚLTIMO HOGAR
ALLISON JOHNSON - AVAAZ.ORG
En
Kenia, policía forestal armada hasta los dientes acaba de reducir a cenizas los
hogares de 1.000 familias indígenas para forzarlas a abandonar los bosques. El
Banco Mundial, a pesar de haber donado millones a estas fuerzas de seguridad,
permanece mudo. Si somos suficientes los que respondemos al desesperado grito
de socorro de esta comunidad, podemos presionar al Banco Mundial para que exija
al Gobierno que detenga estos despiadados robos de tierras. Firma ahora:
firma
la peticion
En
Kenia, policía forestal armada hasta los dientes acaba de reducir a cenizas los
hogares de 1.000 familias indígenas para forzarlas a abandonar los bosques
donde han vivido durante siglos. Están desesperados, y necesitan nuestra ayuda
para salvar la tierra de sus orígenes antes de que sea destruida.
El
Banco Mundial ha donado millones de dólares de nuestros impuestos a la policía
forestal keniana responsable del aniquilamiento de esta comunidad. Se encuentra
por ello en una posición clave para presionar al Gobierno, al no haber
desembolsado aún los fondos previstos para este año. Hasta ahora, el Banco no
ha dicho ni pío pero, si somos suficientes los que respondemos a este grito de auxilio,
podemos presionarles para que exijan que este horror pare.
El
presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, dice que quiere darle un viraje al
rumbo de la institución. Vamos a tomarle la palabra exigiéndole que apele al
Gobierno keniano para que detenga esta atroz apropiación de tierras, y exija
nuevos estándares de respeto a los derechos humanos ante futuros desembolsos.
Cuando logremos un millón de firmas, llamaremos la atención de Kim mostrando
cómo arden las casas en Kenia frente a la sede del Banco en Washington. Suma tu
nombre y después envíale un mensaje al Presidente del Banco Mundial:
http://www.avaaz.org/es/stop_the_forced_evictions_loc/?bcrKKbb&v=35730
El
pueblo Sengwer ha vivido en los majestuosos bosques de Embobut durante siglos y
tanto la constitución keniana como la ley internacional les brinda el derecho a
habitar esas tierras ancestrales. Ya han obtenido una orden judicial para
frenar los desalojos pero el Gobierno la ha ignorado, aduciendo que necesitan
despejar el bosque para proteger las fuentes de agua de las ciudades
colindantes. Los Sengwer temen que el próximo paso sea diezmar el bosque para
extraer los máximos beneficios.
El
Banco ha respaldado muchas iniciativas valiosas, pero lleva demasiado tiempo
culpando únicamente a los gobiernos y a las empresas a las que financia de los
proyectos envenenados que acaban expulsando a la gente de sus tierras. Ahora,
las tornas están cambiando. Tras fuertes protestas, el Banco se ha retirado de
proyectos que iban a suponer la expulsión anual de 30.000 camboyanos de sus
hogares, y ha admitido que ignoró su política interna cuando financió a una
compañía hondureña de aceite de palma acusada de brutales desalojos y
asesinatos. El Banco está investigando en este momento el escándalo de los Sengwer,
pero va demasiado despacio como para poder salvar a las comunidades indígenas
kenianas.
El
Congreso de EE.UU acaba de exigir al Banco el cese de los desalojos o se
arriesgará a perder financiación estadounidense. Es el momento perfecto para
detener este brutal robo de tierras en Kenia y para que esta institución se
tome en serio los derechos humanos. Firma ahora -- cuando un millón de nosotros
estemos a bordo, entregaremos nuestro mensaje directamente al Presidente Kim:
http://www.avaaz.org/es/stop_the_forced_evictions_loc/?bcrKKbb&v=35730
Después
de que el Gobierno de Tanzania anunciara su intención de echar a miles de
familias Masai de sus tierras para construir una reserva de caza, casi dos
millones de miembros de Avaaz nos unimos para apoyarlos. Continuamos
presionando durante más de un año hasta que finalmente el Primer Ministro les
permitió quedarse, ayudando a poner fin a una batalla por la tierra que duraba
más de 20 años. Los Masai dicen que no podrían haberlo conseguido sin nuestro
apoyo; hagámoslo de nuevo por el pueblo Sengwer de Kenia.
Con
esperanza,
Allison,
Alex, Joseph, Emilie, Alice, Sayeeda, Ricken y el resto del equipo de Avaaz.
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