El VIGÍA
Experiencia del Aula de
Periodismo del Instituto “Andrés Bello” de Santa Cruz de Tenerife (1988 – 2004)
Edmundo Hernández
Cabrera
Alumno de 4º Curso
Facultad de Ciencias de
la Información ULL
Antecedentes
Los antecedentes vienen precipitados por la implantación
del programa Prensa Escuela, del Ministerio de Educación, cuyos efectos, según
Javier Pallesta[1], se empiezan a constatar en los centros a
partir de 1986.
De esta forma, en el Instituto “Andrés Bello” de Santa
Cruz de Tenerife, se impartía la asignatura Periodismo, asignatura optativa que
estaba destinada al aprovechamiento por los alumnos de 2º de BUP y 3º de BUP,
con dos horas lectivas por semana para cada uno de los grupos.
En el curso 1988/1989, los alumnos del centro, con la colaboración
de los profesores habían creado y publicado la revista escolar “¿TENTERAS? “
Pero fue en el siguiente curso, 1989/1990 cuando se incorpora al centro el
profesor del Departamento de Filosofía, Roberto Cabrera, al que se le
encomienda impartir la asignatura de Ética, al tiempo que hacerse cargo de la
optativa Periodismo, perteneciente a este departamento, y de su desarrollo en el Aula de Periodismo
Roberto Cabrera ya tenía experiencia en el mundo
editorial, pues además de su profesorado, y motivado por una innata aptitud de
creador orientada hacia la literatura y la música, tenía varios discos y libros
publicados, había sido el creador, editor y director de la revista literaria
“Menstrua Alba”, en la que se expresaban puntualmente los artistas de las
islas, no solo escritores, ya narradores, ya poetas, sino los pintores, los
músicos y los escultores, los cineastas, en definitiva cualquier actividad
artística. Todo ello le proporcionaba un vasto conocimiento del panorama
editorial en el contexto que nos movemos.
En la primera reunión planificadora se decide continuar
editando una revista en el centro, elaborada por alumnos y profesores, pero
dándole una nueva orientación que se base en las ideas de Frainet[2]. Se empieza por cambiar el nombre de la revista por el
actual de “El Vigía”, destacando ya, con
este gesto, una cierta ambición de estar atentos a los acontecimientos
interesantes para comunicarlos lo antes
posible.
Poco a poco se fue configurando, desde el Aula de
Periodismo, lo que sería la revista. De entrada se contaba con una redacción en
la que existía una sala con ordenadores (386) conectados en red, la experiencia
del profesor de la asignatura en esos cometidos y la amplia bibliografía
existente sobre el tema.
Puesta en marcha de la Redacción
El sistema utilizado para la redacción de artículos era
encargar a cada alumno recopilación de 4 o 5 noticias sobre un mismo tema, y de
ese tema, utilizando esas fuentes, elaborar un artículo periodístico. Al
principio practicando la intertextualidad, pero poco a poco introduciendo
técnicas periodísticas comentadas en las charlas teóricas puntuales, que sobre
diversos aspectos de la comunicación, se daban con frecuencia, y que conducían
a facilitar la expresión de forma más interesante. Se aprovechaba la
documentación obtenida para realizar análisis comparativos de textos publicados
en los diferentes medios.
En el Aula de Periodismo, no solo participan los alumnos
matriculados en Periodismo, también lo hacen los alumnos de Ética, puesto que
la asignatura se presta a comentarios y trabajos sobre temas candentes de la
actualidad. Estos trabajos de ética también se convertían en artículos
periodísticos.
Eran variados los temas que se tocaban: de filosofía,
ética, ciencias sociales, historia, antropología, economía, lengua e incluso
estadística.
“El uso que se ha
realizado de los medios de comunicación en la Escuela se ha centrado
mayoritariamente en la prensa, desde el punto de vista de la utilización
instrumental del diario como material de clase, especialmente como apoyo a las
materias de lengua y de ciencias sociales. Entre los beneficios del uso de este
medio en el ámbito escolar, se encuentra la conexión de la enseñanza con la
realidad, las posibilidades de servirse de los problemas cotidianos, además de
acercar al alumno y familiarizarse con los medios de comunicación de masas para
integrarlos en la educación“[3]
De esta manera se cumplía con la función encomendada para esta
asignatura. El Aula se componía de grupos de alumnos, nunca menos de 8 ni más
de 20. Cada uno de estos grupos participaba activamente en el Aula,
repartiéndose las tareas de la redacción y colaborando activamente en la
elaboración de cada número de la revista.
Sacar la
revista a la calle
Una vez conseguido el contenido, o gran parte de él, se planteó
la necesidad inmediata de sacar la publicación a la calle, y que esto fuese
desde el primer número. Para ello se contó con la infraestructura del Aula de
Periodismo, ya comentada, los ordenadores conectados en red, donde se confeccionaban
y depuraban los textos, escritos en Word Perfect, que triunfaba por aquella
época, e introduciendo algunas fotos escaneadas.
Sacar un número a la calle, era costoso. El cálculo mínimo
estaba en torno a las 200.000 Pts. Había que dotarse de capital si se quería
emprender una obra de esa envergadura y así fue como comenzó la labor de
dotarse de recursos económicos.
Primero se pensó en los proveedores de instituto, diversas
empresas comerciales que desde hace mucho tiempo se han beneficiado de un negocio
que se fundamenta en la existencia de los alumnos, es decir, viven de ellos,
por tanto es totalmente lícito el intentar que de algún modo reviertan parte de
esas ganancias en la formación de los alumnos.
Con este argumento consiguieron tener como sponsors de la
revista a dichos proveedores: las empresas suministradoras de papel, las
librerías, las cerrajerías “hay que ver la cantidad de cerraduras y juegos de
llaves que hay que hacer en un instituto”, tiendas de deportes, de instrumentos
musicales, RRPP de cervezas, además de las APAS, la Dirección General de
Centros y La Dirección General de
Cultura. Todo dispuestos a colaborar, eso sí, a cambio de la publicación de la
correspondiente publicidad.
Entre lo que proporcionaba el instituto, y los ingresos por
publicidad, se recaudaban las 200.000 pesetas y con ellas se sacaba a la calle
uno o dos números al año.
Resuelta la parte económica, había que resolver la
elaboración de contenidos. Estos se basan en tres pilares fundamentales: El
periodismo de investigación, que lo realiza el Aula de periodismo; La
antropología cultural y la literatura canaria y universal, y para ello se
cuenta con: El equipo de redacción, integrado por los alumnos matriculados en
el Aula de Periodismo, y además de estos,
la revista ha contado desde sus comienzos con colaboradores de
prestigio; entre ellos pueden encontrarse: premios Canarias, musicólogos,
estudiantes, escritores y periodistas profesionales; alumnos de secundaria y
universitarios, profesores, etc.
En lo que se refiere al diseño gráfico, los editores han cuidado
que la publicación guarde una estética que esté acorde con las más recientes
reglas del diseño gráfico, y para ello han realizado incursiones en estas
tendencias, experimentando en el manejo de programas de autoedición y utilizando la experiencia y el buen hacer de
un antiguo alumno del centro, Aureliano Marrero, con gran dominio sobre
programas de autoedición[1].
La empresa “Fotomecánica Contacto” fue la encargada de llevar a
cabo el montaje fotomecánico de sus páginas. La impresión de los ejemplares con
los que cuenta cada edición los realiza la imprenta “Imprecan[2]” Y por último: de la
distribución de los ejemplares hacia sus puntos de venta, se encargaba la
empresa García y Correa”
Como en una declaración de principios, la publicación nace con
el carácter de una periodicidad bianual y manteniendo un enfoque, tanto en
contenidos como en diseño y presentación, orientado hacia público joven con
proyección intelectual.
Uno de sus principales cometidos es el de contribuir a la formación de futuros
escritores y periodistas, libres y creativos, desde su edad más temprana.
Con este fin se realiza su distribución en los ambientes
en los que sus destinatarios se mueven, ya sea en los domicilios de los estudiantes,
clubes de amigos, hemerotecas, centros de trabajo, librerías, kioscos de
prensa, etc.
El primer número, ya en los kioscos
En 1992 se publica el primer número de la revista “El
Vigía”, editada por el Aula de Periodismo del Instituto Andrés Bello de Santa
Cruz de Tenerife, bajo la dirección del profesor Roberto Cabrera. En esta
ocasión la tirada fue de 1.500 ejemplares.
Desde este primer número se puede observar que los
contenidos se basan en tres pilares fundamentales: El periodismo de
investigación, que lo realiza el Aula de Periodismo; La antropología cultural y
la literatura canaria y universal, donde participan alumnos de ética,
profesores y colaboradores.
Ya hemos comentado con que fines se realizaba la
distribución de la revista, ahora comentaremos los diferentes lugares que
expresan de por sí el compromiso multicultural de la publicación.
Se envían ejemplares a la Hemeroteca de la Facultad de
Ciencias de la Información, Campus de Guajara, que han sido objeto de estudio
para trabajos académicos; su distribución llega no solo a todas las islas
Canarias[3], sino que se extiende a
otros países[4] como Cuba, Alemania,
Argelia, Venezuela[5] y Senegal. Concretamente
en este último país, se lee en el departamento de español de la Universidad
Cheick Anta Diop[6], en Dakar, y en alguno de
sus institutos de secundaria.
En el transcurso del tiempo se han ido sumando a la
experiencia diferentes colaboradores que se publicitaban en la revista,
destacan entidades bancarias, como Cajacanarias; entidades comerciales,
como Deportes Lovero; entidades culturales como, el Centro de
la Cultura Popular Canaria, la Asociación de Pintores y Artistas
Canarios, y el Ateneo de La Laguna, entre otros
Incorporación de nuevas secciones y
contenidos
Poco a poco se
fueron conformando las diversas secciones de la revista, y en torno al concepto
encerrado en su denominación, se iban agrupando los diferentes contenidos de
acuerdo con su naturaleza.
Por ejemplo, en el nº 1, Que tiene como tema central la
Música Africana, sacó un suplemento dedicado al argot y el lenguaje de los
graffiti.
Una sección siempre presente es “A Contraluz”, concebido
como cercano a ir contra la corriente y hacer un periodismo de investigación.
En esta sección aparecen artículos que investigan sobre los orígenes del
periodismo en Tenerife tratando de llegar a descubrir los primeros periódicos
editados, el artículo sostiene que el periódico editado en Tenerife era “El Tinerfiano[7]”
Mientras tanto, en el Aula se trabajaba sobre las
habilidades del periodista, los conceptos de la noticia, el acontecimiento. La
clase de ética se prestaba a llevar los periódicos a clase con noticias y temas
de actualidad para comentarlos.
Otras actividades
El Aula de Periodismo realizaba además otras actividades:
Paralelamente a la edición de la revista, se sacaba “El Vigía Boletín”, una
hoja suelta que se distribuía y en la que se anticipaban los contenidos de la
revista, temas sobre los que se estaba trabajando o se iba a trabajar y sobre
los que había que buscar las fuentes de información necesarias.
Otra actividad eran las presentaciones de la revista.
Estas presentaciones se hacían antes de cada número, se hicieron en diferentes
centros culturales y con figuras invitadas del mundo de la literatura y el
periodismo. Se realizaron en el Club La Prensa, del periódico El Día; en La
Sala San Borondón, del Centro de la Cultura Popular Canaria; En el Instituto
Viera y Clavijo; En el Espacio Guimerá; en la emisora de TV, Canal 7
Los alumnos del Aula de Periodismo han participado en el
Primer Proyecto Europeo Escolar “Sócrates” efectuando intercambios entre
alumnos de Noruega y Tenerife, en una ocasión, y en otra ocasión con alumnos de
Grenoble, Francia.
Estas salidas internacionales provocaron que se creara un
concurso de redacciones en Ingles, del cual se hizo puntual eco la revista.
A menudo surgía la necesidad o la idea de crear una nueva
sección en la revista, como es el caso de la dedicada a los Comics. También se
organizaban visitas de alumnos a los que participaban en la confección de la
revista Imprecan, Contacto, García y Correa, Litografía Romero.
Otras veces, los alumnos participaban, no solo en la venta
y distribución de ejemplares, sino en la búsqueda de nuevos sponsor y
anunciantes, logrando algunos, entre ellos, promotores de estudios de idiomas
en el extranjero.
Especial mención merece el “cuaderno electrónico de
periodismo” que todavía hoy se puede encontrar un modelo en la Web y que
permitía a todos los alumnos conocer los temas que debías preparar, comentar o
estudias para su trabajo en el Aula y las futuras publicaciones.
Había también una sección especial de conciertos. A los
redactores encargados de cubrirlos informativamente, se les confeccionaba un
carné identificador que les permitía el acceso para realizar los
correspondientes reportajes y entrevistas. Se solía asistir a los festivales
“Campus Rock, Womad y Mass Dance.
Los alumnos hicieron algunos viajes y en ellos realizaron
trabajos de campo: En San José de los Llanos, se estudiaron las formas de expresión
y los graffittis, el habla del campo y de la ciudad, En Puntallana, Visitaron
la Casa Luján e hicieron un monográfico sobre el tabaco. En Las Palmas
visitaron el Museo Canario y La Casa Colón, y llevaron la revista a los
periódicos.
Se hicieron encuestas de carácter sociológico que
posteriormente se publicaron;Síndrome de Burnod “el quemado”, la atmósfera
escolar, el argot, los grafittis, un trabajo de etnomusicología que encuestaba
a los extranjeros preguntándoles sobre la música popular de las islas etc.
Publicación
electrónica
A partir del numero 4 se empieza a publicar “El Vigía Web”
[1] con alumnos de
informática, los contenidos son los mismos que los de la revista impresa, pero
cambia el formato y la presentación, se incluyen temas musicales, fotografía a
color, nuevo diseño. Se mantienen las secciones y se mantienen los artículos el
tiempo necesario para consultarlos y trabajar con ellos. Existen links con
otras revistas culturales y se escribe sobre temas actuales de educación. Se
agrupan sobre todo los artículos críticos,
críticas a la LOGSE Reformas etc., se incluyen secciones como: la
sección de Libros nuevos
Volviendo a los contenidos, durante la primera década de
existencia del Aula de Periodismo y la revista “El Vigía” se han tratado diferentes
temas de enfoque literario, con producción canaria, desde comics hasta la
narrativa canaria, profundizando en los fetasianos y en otros escritores y
poetas canarios
Se ha trabajado bastante la sección de temas africanos y
han mantenido correspondencia con alumnos de Senegal.
Cambia la situación
En el curso 1998/1999 se produce un cambio en el sistema
educativo que provoca la desaparición de la asignatura Periodismo y por
consiguiente del Aula de Periodismo, que pertenecía al departamento de filosofía.
Ahora, la asignatura optativa que la sustituye pasa a llamarse Taller de Prensa
y corresponde impartirla al departamento de Lengua.
Sin embargo, dado que los alumnos de 2º y 3º de BUP del
antiguo plan, continúan aun dos años más matriculados en el centro y ello lo que salva momentáneamente al
departamento de lengua de asumir las difíciles tareas que se le encomiendan,
por tanto, se prorroga por el tiempo de dos años la dependencia del nuevo Taller de Prensas al
departamento de Filosofía, con lo cual la revista sigue editándose de igual
forma que en años anteriores.
Durante ese tiempo se había previsto que el departamento
de lengua se fuese integrando paulatinamente y fuese conociendo todo lo
referente al funcionamiento óptimo del Aula de Periodismo. Pero no ocurrió así.
El departamento se desentendió, quizá confió en que llegado el momento podría
asumir la cesión de los cometidos sin problemas, no supo ver las dificultades
que dicha tarea entrañaba.
Ya, en los últimos
números, anticipando la preparación de la asignatura optativa nueva, Taller de
Antropología, se cambia de nombre al suplemento, pasando ahora a llamarse
Señales.
Mientras tanto, se preparó el Nº 9 de”El Vigía”. La
revista se había superado en cada edición, para este número se realizó un
trabajo espectacular. A su presentación asistieron 3 Televisiones locales. El
número contenía el especial Novela Negra. Se destapaba finalmente la figura,
descubierta por “El Vigía”, de Pedro Debrigode, un escritor que nunca fue
mencionado y que sin embargo fue autor de numerosas publicaciones, en el primer
tercio del siglo pasado, sobre todo de los géneros comic y Novela Negra.
Los alumnos realizaron mapas del barrio Duggi, donde vivió
el escritor en sus años de producción, y pudieron deducir los lugares que
frecuentaba, las tertulias a las que asistía, sus amigos escritores con los que
intercambiaba impresiones, etc. Siguiendo el mismo método, realizaron un mapa y
radiografiaron la literatura en la isla en esa época.
El último número sale a la calle
Ya en el año 2001 se realiza la presentación del nº 8 de
“El Vigía” , el Cabildo insular había dado dinero para los números 5 y 6, no
así para el nº 7, aunque o este aun pudo salir, pero la negación de este
organismo a seguir subvencionando la revista, puesto que al estar dentro del
ámbito escolar, no tenía derecho a una subvención cultural; esto unido al
cambio de programas que se produjo con los nuevos planes, lo que causó la
pérdida de la asignatura al departamento de Filosofía, y por consiguiente, al
profesor y director de la revista, provocaron, tras varios intentos de arreglar
la situación desde el propio centro, que la revista fuese editada fuera del
mismo.
“En el número 8 se hará hincapié
en la Narrativa Canaria de los 50, un especial al recientemente homenajeado
escritor de novela popular, el gran maestro del género Pedro Víctor Debrigode
Duggi. También contará el próximo número con un trabajo pedagógico: La Escuela
a Examen. Cuadernillo: Joven Jazz Europeo, El Cielo Buhonero y el puerto (texto
sobre la visita a Senegal de Gato Gótico), La Pesca en Canarias, Congreso de
Etnolingüística, Especial Santa Cruz, La Arquitectura de Oraá, La Filosofía de
Foucault, El Racismo, El Pensamiento del Afuera etc.”[2]
En el 2001 se obtiene el ISSN para la publicación y se
hace la presentación del próximo nº, el 8. En este número se puso un especial
cuidado en su edición, la revista se presenta con el mismo formato, pero
platificada y doblada por su mitad, en su interior se añade un CD de música
étnica. El tema principal era El Periodismo. El Suplemento era Filosofía Último
Milenio Todo costaba 8 euros, lo necesario para compensar los costes. El precio
de los ejemplares anteriores era de 200 Pts.
Al año siguiente El Cabildo deniega tanto la subvención
solicitada para el nº 8, como la del nº 9, ambas por la misma razón, es una
revista de ámbito escolar y por tanto no puede acceder a una subvención
cultural. Cuando esta noticia llega, la revista está para imprimir. En esta
ocasión también se iba a doblar y plastificar, en su interior irían en esta
ocasión dos bolsilibros, uno de Pedro Debrigode y Otro de la poeta Olga Luis.
Se busca una imprenta que haga la edición por menos precio. Desgraciadamente la
imprenta se arruina, aunque ya había impreso los bolsilibros y estos pudieron
sacarse a tiempo de la imprenta. El nº 9 espera una mejor ocasión.
Ante esta situación, que no hay alumnos matriculados en el
Taller de Prensa, que el departamento de lengua no ha sabido asumir el relevo
correspondiente y que El Cabildo Insular
ha retirado la mayor subvención que recibía la revista, la continuidad de esta
pasa por editarse fuera del ámbito del Instituto.
La única solución viable es editarla desde la Editora “El
Vigía”, empresa integrada dentro de la Asociación Cultural Gato Gótico[3]. Quizás de ese modo se
puedan obtener los recursos necesarios para continuar una labor que depende de
las subvenciones y ayudas de los escasos anunciantes. Aunque para ello sea
necesario sacarla del ámbito del Instituto, pero sin desvincularse totalmente,
puesto que el Taller de Antropología puede beneficiarse de dicha publicación y
todos pueden seguir haciéndolo en “El Vigía “Web
Secciones de la revista
La sección A Contraluz es una especie de “Editorial”, esta
sección se utiliza también con fines educativos, en el taller se plantean
trabajos con la teoría sobre las editoriales y se complementa con la
comparación de editoriales de varios periódicos, su esquema, el orden que se
colocan los argumentos para obtener el fin deseado etc.
La sección Objetivo se utiliza para tratar temas
importantes, que sean de actualidad, como la globalización o la marginación
En la Sección de Periodismo se estudia el análisis del
temario de los medios y la comparativa de medios.
En el suplemento Señales
se utiliza para los temas de
Antropología.
En el suplemento Filosofía último Milenio se trata, sobre
todo, temas sobre globalización, diversidad, multiculturalismo y post modernidad.
Después hay otras secciones estudios y trabajos sobre
Etnomusicología. El Jazz en Canarias, otras sobre poesía canaria.
La revista, en la persona de su director, asistió al Primer Congreso Nacional de Prensa
y Educación, celebrado en Barcelona en el año 2002, los organizadores del
congreso, subvencionados por Telefónica de España, habían comenzado su andadura
hace 25 años, creando un modesto periódico, el del Centro de Comunicaciones y
Prensa. Después hicieron las cosas bien y llegaron a estar donde están.
Contaron con buenos apoyos. En esa ocasión se pudo comprobar que la revista “El
Vigía” no tenía nada que envidiar al resto de las revistas expuestas en el
congreso, es más, era uno de los mejores referentes de revista bien
confeccionada.
El estado actual es el siguiente: El profesor, Roberto
Cabrera imparte la asignatura Antropología y Sociedad y en ella sigue el
esquema de una redacción, aunque solo se publica en la WEB. La publicación de
la revista impresa espera mejores tiempos...
Logros
A lo largo de los 8 años de la experiencia, han pasado por esta
aula unos 500 alumnos que han recibido este tipo de enseñanzas de la
comunicación. Enseñanzas que en muchos casos ha servido, no solo para facilitar
la comunicación de los conocimientos adquiridos, sino como salida profesional
en unos casos y en otros como fomento de la vocación de periodista, que les
condujo a emprender estudios de primer ciclo para posteriormente continuar su
formación académica en esta Facultad de Ciencias de la Información.
”Muchos han estudiado Periodismo. Siempre ha habido una buena
comunicación. Los programas de la
facultad se anuncian en el área, nosotros los tenemos en cuenta de manera
preferencial, nos documentamos y, en gran parte, basamos nuestra enseñanza en
ellos. Por su parte, nuestra revista está en la Hemeroteca. Otros han optado
por una salida profesional, frecuentemente en los medios de comunicación. Se da
el caso de un alumno con vocación militar, que no pudo superar las pruebas de
acceso, pero que posteriormente ejerció el periodismo como profesión, como
corresponsal de guerra. Cumplió su sueño” [1]
Conclusiones
Durante el largo decenio que ha durado la experiencia
analizada, se han obtenido unos evidentes logros en lo que se refiere a la
asimilación, por parte de los alumnos, de nuevas realidades que no están en los
libros de texto, pero forman parte fundamental de nuestra cultura, la cultura
de los medios, y en este sentido cabe destacar el esfuerzo en esclarecer
realidades culturales que nos afectan de una manera más cercana. Los medios
nacionales y locales rara vez profundizan en estas realidades, y revistas
culturales como esta son el instrumento adecuado para darlas a conocer, no solo
a los escolares, sino a su entorno más próximo.
Otro importante logro ha sido el crear en la inmensa
mayoría de los alumnos que han pasado por esas aulas y talleres, la inquietud
por las ciencias de la comunicación, facilitándoles en unos casos el acceso a
puestos de trabajo y en otros la continuidad en unos estudios directamente
relacionados con la experiencia comunicativa.
Los alumnos han aprendido, no solo las técnicas adecuadas
para una buena asimilación de los conocimientos de actualidad que se publican
en la prensa, sino un conocimiento integral de todas las funciones necesarias
para la edición de las publicaciones, en definitiva un completo conocimiento de
la empresa informativa.
Pero ¿por qué ha fallado la experiencia? Existen varias causas: en primer lugar, es
evidente que una revista de este calibre no puede salir a la calle sin los
apoyos necesarios, sobre todo los económicos. La negativa del Cabildo Insular a
seguir subvencionando la revista ha sido decisiva en ese sentido; otro motivo
claro ha sido producido por el cambio de departamento, responsable de la nueva
asignatura, que no ha sabido darle continuidad con los recursos existentes.
Todo ello nos lleva a concluir que no basta con el saber
hacer, hay que estar dispuestos a trabajar duramente para obtener unos
resultados que cumplan con unos mínimos de calidad, pero aun así, nada está
garantizado si falla la financiación, por tanto, junto con el conocimiento de
los procedimientos y la entusiasta dedicación, es fundamental la creación de un
área encargada de garantizar la financiación suficiente para que este tipo de
empresas tenga la continuidad que merece. Solo de este modo se pueden aprovechar
los recursos, no solo para mantener la actividad, sino para cada vez ir
adquiriendo cotas superiores, con las
que toda la sociedad pude salir mas beneficiada.
La prueba de lo anterior está en que otros proyectos,
quizás de menos calidad y envergadura que el que estamos analizando, realizados
en otras comunidades autónomas, han salido adelante al conseguir buenas
financiaciones, en algunos casos millonarias, y se han desarrollado en una
plenitud, que les garantiza la permanencia y les permite afrontar los retos del
futuro de una manera más estable...
BIBLIOGRAFÍA
LEÓN GASCÓN, José Antonio y otros: La comprensión de la prensa en contextos educativos. Ediciones de
la Universidad Autónoma de Madrid, Madrid, 1996
ANEXOS
1 Concesión de ISSN a la publicación El Vigía
2 Certificado del Secretario del Instituto Andrés Bello concedido a
3 Certificado de asistencia al XVI Congreso Nacional sobre
Prensa y Educación
4 Certificado de distribución exterior, de Correos
5 Instancia Ha quedado descartada por la comisión
pertinente del Excmo. Cabildo Insular
6 Publicación de la desestimación de solicitud de
subvención por el jefe del servicio correspondiente.
7 Presentación el 7 de agosto del 2001 en la
sala San Borondón, al cumplir 8 años
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