SU MENTE...
DUNIA SÁNCHEZ
Imaginaba.
Si su mente traspasaba los muros de los sueños y con ella quería volver
al interior. Al interior de la isla donde los valles encantados por las
arboledas emergían de la nada. Avanzó. Cerró sus ojos y espero el viento del
interior para que la llevase. La espera no fue muy largo. De pronto sobre una
tierra húmeda y de hojarasca estaba. Miro al cielo. No pudo verlo. Las ramas con sus hojas exuberantes era
techo. Ya estaba en el interior. Busco agua. Y allí la encontró. Un pequeño
arroyuelo que se hallaba ante ella. Bebió y bebió hasta saciar sus sueños, su
sed. Y cuando hubo terminado ahí estaba su alma mirándola fijamente, frente a
ella. Ella también la miró. Se sonrieron.
Alma: Nos vemos bello ser. Tanto y tanto ha sido tu
deseo que ahora estás aquí.
Ella: Sí, estoy aquí. En mi lugar. Aquí donde el
agua mana de las profundidades, donde la naturaleza da aliento a mi vida.
Alma: Ya no me necesitas. Me despido. La paz y el
equilibrio pueblan en estas tierras interiores y tu ahora eres libre. Libre de
saborearlas.
Ella: ¿Me dejas?
Alma: Sí
Ella: Sí, estoy ahora con mi amor, con la
belleza. Imaginando, imaginando un mundo
feliz.
El alma se va, se evapora. Ella se queda como
pensando. La ve esfumarse poco a poco y su sensación es de plenitud. Unas mariposas
libres que por allí andan revolotean alrededor de ella. La animan, le hablan.
Mariposas: Ahora eres como nosotras. Libre. Hermosa. Con tus alas dispuestas a recorrer
este valle donde hallarás el renacer de tu ser.
Ella: Eso quisiera. Pero el alma se me ha ido. Me
ha dejado sola. Ahora soy una. Una sola.
Mariposas: Y para que más. Uno solo puede
desembocar en la perfección de sus movimientos, de su cavilar siempre y cuando
no acometas algún grave error. Si ello pasará. Ella volverá.
Ella y la naturaleza. La naturaleza y ella. En
pleno éxtasis que es lumbral de la vida.
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