"EL PROYECTO ARATIRÍ"
EDUARDO
SANGUINETTI,
FILÓSOFO
RIOPLATENSE
El
proyecto Aratirí, de "minería a cielo abierto", para la extracción de
hierro, como es de dominio público, fue propuesto por la empresa minera Zamin
Ferrous, para implementarse en Uruguay.
El
proyecto minero Aratirí, se llevaría a cabo en la zona denominada Cuchilla
Grande, que comprende a los departamentos de Treinta y Tres, Durazno y Florida,
previéndose la extracción de 18 millones de toneladas anuales de hierro, por un
período de 30 años.
El
proyecto minero Aratiri, se asimila a la construcción de un puerto de aguas
profundas, que se ubicará en el departamento de Rocha, que ha sido definido por
el Presidente Mujica como “la decisión de política exterior más importante de
este Gobierno”.
El
proyecto tiene previsto emplear anualmente 50.000 toneladas de explosivos,
utilizados para producir explosiones de 480 Kg. c/u.
Lo
manifestado, nos lleva a que instalemos un espacio de reflexión respecto al
impacto en que este proyecto tendrá en la degradación del terreno donde se
llevará a cabo y en la contaminación que inevitablemente sufrirán las áreas
comprometidas en esta explotación minera.
En
el año 2011, tuvieron lugar unas jornadas de diálogo en la Universidad de la
República, organizadas por la Sociedad Uruguaya de Geología, acerca del
proyecto Aratirí. Hoy, se están movilizando agrupaciones ecológicas,
comprometidas con el eco-sistema, es decir con el medio ambiente y el conjunto
de especies que lo habitan manifestándose en contra del proyecto Aratirí y
algunas otras, un tanto oportunistas, de ambientalistas simulados,
pret-a-porter, esgrimiendo argumentos políticos, que de tinte conservacionista.
Los
ecosistemas han evolucionado, sin perecer, hasta el siglo XX, a pesar de las
masacres que realizaba el hombre cazador; como especie depredadora, a pesar de
las estructuraciones que aportaba el hombre agricultor, a pesar de las primeras
contaminaciones que aportaba el hombre urbano.
Con
la implementación del capitalismo, como única de vida en el planeta, que impuso
su criterio de "progreso" indiscriminado en todas las áreas de
explotación y ¿dominación? de la naturaleza, expuesta como un logro...el
capitalismo sin límites en sus ávidos fines de sumar utilidad y réditos,
encontrará a la muerte como frontera...a no dudarlo.
En
el marco del capitalismo, no se puede cuidar el medio ambiente, es anacrónico y
se encuentran en antípodas quienes mantienen teorías delirantes y
especulativas, al respecto. Es indispensable que la humanidad, aprenda de una
buena vez, que se impone cambiar el modelo de producción a cualquier costo y de
consumo, por uno que tienda a substituir el capitalismo reinante, como así
también los modos y maneras de relación de la especie hombre, con las demás
especies que conforman el eco-sistema, al que debemos cuidar y salvar a
cualquier costo.
En
fin, nunca el hombre se ha manifestado tan a favor de proteger la naturaleza,
como nunca ha hecho tanto por destruirla...es demasiado evidente en este caso
el proyecto Aratirí, dejará un paisaje desfigurado, la inexorable desaparición
de especies animales y vegetales, contaminación del aire que se respirará y
mareas nauseabundas de deshechos y residuos contaminantes en las aguas del
puerto de aguas profundas a construir en Rocha...no existe ganancia, ni renta
que pueda llegar a pagar los efectos desastrosos, de este proyecto minero y su
acción devastadora en nuestro eco-sistema
Para
finalizar, me dirijo a los escépticos, a los que no logran o no desean captar
el real impacto que el proyecto Aratirí tendrá sobre el ecosistema de la
región. El capitalismo y las naciones imperiales, ya agotados sus recursos
naturales, explotan nuestros recursos naturales no renovables, casi intactos, a
un costo que nadie pagará puesto que la naturaleza no cotiza en bolsa, aún.
Esto
es, ni los nuevos puestos de trabajo, ni la eventual ganancia que reportaría al
Estado Uruguayo, ni cualquier argumento que esgriman, para justificar la
extracción intensiva “a cielo abierto”, utilizando decenas de miles de
toneladas de explosivos, que aniquilará toda especie viva en las zonas de influencia.
De este modo, las estrategias corto-placistas y reduccionistas de las partes,
imponen sus intereses “a cielo abierto”, de manera arbitraria e irresponsable
para con el habitat en el que transcurren nuestras existencias,
convirtiéndonos, como ya es habitual,“conejillos de Indias”, de las
corporaciones ultraliberales.
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