SOBRE AZAFATAS, BECARIOS, VIENTRES DE ALQUILER Y CAPITALISMO
PASCUAL SERRANO
La
vuelta ciclista al País Vasco decidió retirar las azafatas
de la entrega de
premios. ITZULIA.EUS
Son numerosas
las ocasiones en que, en nuestras sociedades, se apela a la libertad del
individuo para permitir las cosas. Es el caso de las azafatas cosificadas en
eventos deportivos; el pasado mes de mayo en el circuito de Fórmula 1 de
Barcelona se repitió el debate, y antes en Jérez de la Frontera. Organizaciones
feministas y algunas políticas critican que se utilice como reclamo sexual del
hombre y proponen eliminar la figura de la azafata sensual y ligera de ropa.
Frente a ello, los defensores recurren a testimonios de algunas de esas mujeres
justificando su trabajo y defendiendo su libertad individual.
El tema surgió
de nuevo con los becarios de los restaurantes de lujo. No cobraban, pero los
defensores expusieron a algunos de ellos defendiendo su labor porque aprendían
y se abrían un hueco en el mercado laboral.
Ahora toca el
turno a la gestación subrogada o vientres de alquiler. De nuevo se apela al
derecho de la mujer a disponer de su útero para gestar un niño para otros.
Existe una
constante entre quienes defienden azafatas floreros, becarios sin sueldo y
vientres de alquiler: la libertad de elección de todos ellos. Esto nos hace
reflexionar sobre el concepto de libertad en el capitalismo, es decir, en un
sistema de reparto desigual de la riqueza, en un sistema que no garantiza tener
cubiertas necesidades básicas (vivienda, alimentación, trabajo...) y menos aún
en un marco internacional donde 795 millones de personas pasan hambre. En esta
situación de desesperación no faltarían personas dispuestas a la mayor de las
humillaciones para poder dar de comer a su hijo, habría refugiados y víctimas
de catástrofes dispuestos a trabajar solo por un plato de comida. Si vas a la
India y pones 30.000 euros encima de la mesa a cambio de un riñón, aparecerán miles
de "voluntarios" dispuestos a donártelo "libremente". ¿De
verdad creemos que actúan todos ellos en libertad? En el capitalismo uno nunca
es libre si necesita a otro (empresario que le contrate) para poder sobrevivir.
No se puede
aceptar el criterio de que vale todo lo que alguien está dispuesto a asumir.
Incluso en nuestro derecho mercantil existe el concepto de cláusulas abusivas
en contratos en los que las dos partes pueden estar dispuestas a firmar. Las
cláusulas abusivas de muchos bancos que ahora se están declarando ilegales las
firmaron voluntariamente muchas personas. Probablemente muchas personas
aceptarían –lo hacen– tener sexo a cambio de un contrato. Es voluntario, nadie
les obliga. ¿Seguro? Cuando existe una necesidad básica sin satisfacer lo que
haces para poder conseguirla no es libertad. Y tampoco resultará creíble la
concesión generosa: el niño no trabaja diez horas al día ni voluntariamente ni
por generosidad, el riñón no lo da un indigente indio a un estadounidense ni
libremente ni por solidaridad y el hijo que una mujer pobre ha gestado durante
nueve meses en su útero tampoco nos creemos que lo regala a unos ricos por
razones humanitarias.
La auténtica
libertad surge de las condiciones materiales, como decía Rousseau en El
contrato social, que "nadie sea tan pobre como para querer venderse y
nadie sea tan rico como para poder comprar a otros".
Quienes
pretendemos dignificar trabajos de azafata, becarios y mujeres nos hemos
encontrado enfrente a todas las personas que sacan al mercado su cuerpo
cosificado, su fuerza de trabajo o su útero. Ya sucedió en América Latina ante
campañas de las ONG contra el trabajo infantil. Quienes más se oponían eran las
familias pobres y sus niños porque necesitan ese dinero.
No tienen razón
los explotadores que esgrimen la libertad y la voluntad como argumento para que
les dejemos seguir exprimiendo a otros seres humanos. Pero tampoco quiénes se
oponen si siguen defendiendo un modelo capitalista de sociedad donde es el
dinero el que define lo que se puede o no se puede lograr. Si queremos que
nadie se aproveche de la pobreza de los demás, se respete la dignidad de las
personas y no se mercantilicen los cuerpos se debe ser
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