Tercera
Instancia: Repliegue (Big Relato)
Tercera Instancia: Repliegue (Big Relato, ISBN
978-987-02-2660-4, Eduardo Sanguinetti, 2007) Fotografía tomada el 13 de
setiembre de 2015
Eduardo Sanguinetti,
Filósofo y Poeta Rioplatense
Una metáfora
científica me pisa los talones. Es sistemática y metódica.
La esdrújula ha
mediatizado mi albedrío...
¡Socorro! ¿Dónde estás
corazón?
Un rumor, una niebla,
un sueño.
Cerré los ojos y el aire resbaló.
La sensibilidad consumía inquietudes y caminos.
Y es imperativo caminar. Hacer de la voz un espacio posible, para que
caigan conceptos y formas.
Te preguntas, yo también me pregunto.
Y la gran prostituta
de la noche abrió su boca poderosa, quiso morderme el alma, mientras me perdía
entre las sábanas, pero el sol impuso su criterio.
Intento restaurar mi
vida.
Caí en la profundidad
de los significados. Olvidé vivir en la superficie.
Tirame una mano, o
mejor tirame una moneda.
Un beso pronto se
olvida. He pasado por infinidad de besos. Debo cambiar de calle.
Una mujer, una
hipótesis, una línea maestra, un vientre.
Pasa el aire, la
página. Pasa la segunda década del tercer milenio.
Tú pasas con una idea
fija. Pero no veo tus ojos en el momento exacto en que disparas la
mirada.
Sobre la artrosis de
la tarde, una palabra que ni siquiera tiene ruido, amando o amado, si le quitas
la ene...
que es una
participación más pasiva y unívoca de deshacerse en todas direcciones.
Las iniciativas me
miran con euforia. Yo miro hacia otra parte. Me resisto a iniciar. Se rompe el
todo armónico.
Yo rompo mis zapatos,
soy un poco más que humano.
Deseo llorar esta
noche, pero me es imposible. Necesito un estímulo, una tragedia griega.
Sin embargo entró un
dolor antiguo.
Niños tirados entre
moscas sobre arena lejana. Hambres de inicios de milenio.
El frío nos recorre en
pleno agosto.
Existe un silencio
enteramente cómplice.
Un cansancio que suena
sin ritmo ni ironía. La clave no es el grito, ni el golpe contra el
suelo.
Alguien quiso destruir
el cielo. Otros fulminarán la tierra.
Se necesitan un hombre
y una mujer dispuestos a besarse en la boca... las máquinas de amar aceitan sus
piezas... esta noche contemporánea y húmeda pisa las escaleras.
No se si me has
encontrado, entre tantos puntos.
Juro que anduve por
allí hilvanando energías, alguna tibieza... el sol se proyecta en el párrafo
vacío.
¡Quieta!, no saques
conclusiones todavía... somos como somos y la realidad es un invento en
exteriores... esta noche contemporánea y húmeda pisa las escaleras... no sé si
me has encontrado entre tantos puntos... pasarán los años. los límites se
borrarán y el ángulo recto perderá su frescura... me alegraría abrazar el
círculo...
Dame tus manos, boca,
pechos, caderas, muslos, piernas... Dame toda esa carne...
Hoy es fácil olvidar
la pureza... en una inversión de causalidad.
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