MIEDO DE PRIMERA
JUAN CARLOS MONEDERO
La
verdad, no he visto nunca ninguna película de Wes Craven. Pero deben tener su
encanto. A mucha gente le gustaban sus películas. Hay cosas que le gustan a
muchas personas pero a mi me parecen tomaduras de pelo. A mucha gente le
gustaba Lost. Pero no vamos a hablar de Lost. Mejor hablar de la realidad. Nos
suele interesar más. Aunque a veces de manera un poco extraña. Por supuesto que
no es lo mismo, pero Belén Esteban arrasó en su regreso a las pantallas este
fin de semana. Me interesa más Belén Esteban que Freddy Krueger. La realidad
siempre es más fascinante. Y también se repite mucho pero siempre de manera
diferente. La Biblia alimenta buena parte de los mitos. Pero siempre sorprende.
Como Shakespeare. La historia de la Cenicienta está apuntada en el Antiguo
Testamento. Craven era más predecible. Tanto que dirigía siempre la misma
película y luego le ponía un número detrás. Un adelantado de esas series que
nunca se acaban mientras tengan éxito. ¿Qué más da que ya no haya nada que
decir? Para eso están los guionistas. En la Biblia hombres letrados escribieron
que las mujeres tenían que morir en circunstancias que hoy nos parecen
terribles. Hace mucho tiempo. Hoy siguen muriendo mujeres a manos de los
hombres. Freddy Krueger asusta mucho a las mujeres. O estará en el guión.
Cuando tienes miedo buscas que alguien te proteja. Guionistas de la zozobra. Los
artistas enseñan a no tener miedo. El artista es una cosa del pasado. Dice
George Ritzer en La Macdonalización del mundo que la lógica de las hamburguesas
basura se ha trasladado a otros muchos lugares de nuestra vida cotidiana. Una
de ellas es preferir lo malo conocido a lo bueno por conocer. ¿Para qué te vas
a atravesar un bocadillo de calamares en la Plaza de Atocha de Madrid si puedes
venir de Ohio y comerte una hamburguesa de mierda en un local idéntico al de tu
pueblo en la América profunda? Dice Woody Allen que sólo le entienden en
Europa, pero eso debe de ser porque no ha visto The Wire que también le gusta a
los gringos. Son un pueblo complejo. Que nos complica la vida a casi todos los
demás.
Las
películas de miedo donde la gente grita y pasas un mal rato pertenecen a un
universo que se me escapa. Son muy gringas. Pero no son complejas. En la última
película de Fernando León, Un día perfecto, la violencia se te mete entre los
huesos. Habla de la guerra. De una de las más terribles. Que tuvo lugar delante
de nuestros ojos y nuestro consentimiento. La película, como la guerra, es
terrible. Pero no se ve ni una sola muerte, ni un solo golpe, ni una gota de
sangre. Fernando León es un artista. Por eso la película está llena de
esperanza. Y pese a su rotundidad, no van a hacer una serie. Ya nos ha contado
lo que quería contarnos. Que en nuestra pequeñez, también está la posibilidad
de ser grandes. En las películas de miedo el sentido lo pueden dar los otros.
Por ejemplo, si alguien se te abraza buscando seguridad. Si yo estuviera en el
cine viendo una película de miedo me encantaría abrazarme a la persona que
estuviera al lado. Pero para eso convendría haber ido al cine con esa persona.
Y no lo veo factible. Las películas de miedo me recuerdan a las películas
porno: verlas hasta el final sólo es señal de que estás fracasando.

La
muerte de Craven ha llegado a los telediarios y ha generado una sincera
conmoción. Seguro que era un buen director. Gustaba a mucha gente. Pero una
duda no deja de acosarme. Cuando se mueran Bush, Aznar o Blair ¿cuántos
telediarios serán necesarios para celebrarlos?
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