Hoy me he levantado...
DUNIA
SÁNCHEZ
Hoy me he levanto con el pensamiento
cierto de escribirte. Un deseo ansioso me lleva a decirte estas palabras desde
aquí, desde la lejanía de nuestros ojos. No sé estoy aquí bajo una lámpara que
da lumbre a mi lápiz intentándote decirte algo. Ya sé que somos ajenos a esto
que está ocurriendo en la atmósfera que nos envuelve pero he de decirlo. Hay
gentes que vomitan niños que a la deriva transcurren en la frontera. Sí, vienen
en masa. Una masa enorme de humanos que se apiñan en busca de aliento. La
guerra en otros confines de esta esfera está haciendo estragos en ellos, ideas
absurdas que acuchillan la paz, la hegemonía de la armonía. Ahora vienen aquí,
huyen de tanta miseria, de tanto miedo, de tanta destrucción. Me pregunto qué
humanidad cruza en nuestros caminos. La barbarie impera en nuestros impulsos.
Espera, está amaneciendo quiero observar ese nacimiento de la jornada que
parece bella. Sí, bella para nosotros, no para otros. Me quedo ensimismado con
ese astro rey del crepúsculo que nos ofrece una gama cálida de tonalidades. Qué
lástima que para otros sea nada más que una bruma de la que han de escapar.
Escucho el lamento crónico de una esfera que se hunde ¡Qué horror¡ Mis sentidos
me dicen que como ciudadanos de este mundo todos somos iguales. Da igual el
color, el país. Se me revuelve el estómago cuando las imagines de los
refugiados se apiñan en sudor y espanto. No sé por qué te escribo esto. Tu ya
lo sabrás. Pero tenía la necesidad de contarte algo, algo que está sucediendo y
que nos incluye a todos. Muchas cosas han de cambiar. Una conciencia abierta y
pacífica debe impregnar a los seres humanos. Por qué. Observo como el sol se
columpia en el horizonte. El día es claro, de un celeste puro y bello. Me tomo mi café. Dejo que mi cigarrillo se
desvanezca en este impulso de escribirte. Sí, de escribirte, es necesario. A
veces tengo ganas de vomitar. El por qué es incierto. Será este malestar, esta
impotencia de un mundo equilibrado. Quizás vaya a dar un paseo, saborear la calma
que se vive aquí por unos instantes pero no sin antes despedirme. No pienses
que estoy mal solo las nauseas de esta barbarie. Unas nauseas de los desastres
de la guerra. Batallas estúpidas del humano. Grotescos son, nutriéndose de
vidas inocentes. Por ello te escribo, es una desesperación de que todo esto
acabe. Cuando veo a un crio muerto de frío me estremezco. No….no lo soporto. Te
dejo ya. Quiero que me entiendas, que comprendas este pesar mío. Adiós querido
amigo. Espero que todo finalice. Bien o mal pero que termine las bestialidades
negras del ser.
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