EL ASESINATO
DE ESTADO DE BARTOLOMÉ GARCÍA
POR FRANCISCO GONZÁLEZ TEJERA
A Bartolomé García,
joven estudiante de Magisterio de 21 años, lo acribilló a balazos la siniestra
policía del post franquismo en Somosierra (Santa Cruz de Tenerife), fuerzas del
régimen casi o más peligrosas que la criminal banda de asesinos uniformados de
la dictadura…
A
Bartolomé García, joven estudiante de Magisterio de 21 años, lo acribilló a
balazos la siniestra policía del post franquismo en Somosierra (Santa Cruz de
Tenerife), fuerzas del régimen casi o más peligrosas que la criminal banda de
asesinos uniformados de la dictadura.
El
muchacho solo abrió la puerta de la casa de su tía, no hizo nada malo, en el
momento en que varios hombres armados vaciaron sus cargadores sobre su frágil
cuerpo, aquel 22 de septiembre de 1976.
Las
calles de Tenerife se inundaron de claridad, lucha y dignidad, de cientos de
miles de personas exigiendo justicia ante este horrendo crimen de estado, una
movilización contra el terrorismo que emanaba de un régimen podrido, heredado
de una dictadura sanguinaria, la que asesinó a más de millón de personas que
defendían la democracia y la libertad.
Ahora
uno de sus responsables y condenado por homicidio, sin ninguna vergüenza, sin
arrepentimiento, este domingo de septiembre, aparece en un periódico canario,
tratando de justificar que ese crimen fue un error, que buscaban a “El Rubio”,
el supuesto secuestrador y asesino del genocida franquista y violador de
mujeres, Eufemiano Fuentes.
Solo
de leer su vergonzosa justificación se percibe el hedor a falsedad, el querer
tapar tanta mierda que les llega al cuello. Una sangre inocente que jamás podrá
ser reparada, que nunca podrán limpiar de sus manos infectadas, la sangre
inocente de Bartolomé García, el muchacho asesinado impunemente, donde sus
asesinos policías españoles fueron exiguamente condenados a dos años y medio de
cárcel, para una vez cumplida la ridícula “condena” reincorporarse a sus
puestos de trabajo como si no hubiera pasado nada.
El
personaje habla de que se confundieron, que ese día buscaban al legendario
fugitivo, que fueron a esa casa pensando que la mujer que la habitaba era su
amante, que cuando se abrió la puerta el muchacho la cerró asustado ante tantas
metralletas y pistolas apuntándole, que en ese momento lo acribillaron, que
pensaban que era “El Rubio”, comentando pomposamente que cuando lo trasladaba
al hospital en vehículo policial desangrándose le dijo que rezara si creía en
Dios.
Este
asesinato sigue impune, los que mataron a Bartolomé, casi todos vivos y
coleando, siguen en activo en cualquier comisaría o cobran jubilaciones
sustanciosas pagadas con nuestros impuestos. Jamás se ha hecho justicia y si
esta España de pandereta y corrupción política generalizada fuera un país
democrático jamás saldrían de la cárcel. Acabarían en los libros de historia
sin ser jamás absueltos ni publicitados en medios de comunicación de una
supuesta sociedad democrática.
Su
“excusa” para asesinar a un muchacho con toda una vida por delante avergüenza a
las personas de bien, basarse en que buscaban al secuestrador de un asesino
fascista es como si se montaran un cuento triste de Mortadelo y Filemón, un
circo, una nueva mentira para seguir tapando un asesinato político en toda
regla. Además usando el mayor montaje policial y de estado de la historia de
España, donde flagrantemente se estructuró el secuestro del sátrapa criminal
Eufemiano Fuentes, que temía ser castigado por sus cientos de crímenes como
integrante de las “Brigadas del Amanecer” en Canarias, para buscar cabezas de
turco, colocar un cuerpo sin cabeza ni manos en un pozo, supuestamente del
industrial tabaquero, del que jamás se le han realizado pruebas de ADN,
generando la persecución de Ángel Cabrera “El Rubio”, la violación de sus
hermanas por varios policías fascistas, la desaparición de su hermano Roberto
Cabrera, posiblemente a manos del estado. Una mala película con todo tipo de
fallos que han tratado de meternos por nuestras narices, donde se perciben los
vergonzosos niveles de putrefacción de un estado inmundo, capaz de todo para
encubrir a sus queridos asesinos fascistas.
Bartolomé
García nunca morirá en nuestra memoria, no descansaremos hasta que los
culpables sean castigados por la implacable justicia del pueblo, la que emana
de una verdadera sociedad democrática, la que jamás permitiría que se masacre
impunemente la vida de sus hijos.
http://viajandoentrelatormenta.blogspot.com.es/
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