ESTÉTICA DE LAS VULVAS
Fernando
Buen Abad Domínguez
Son
como dioses bañando con efluvios de sabidurías inagotables, linderos de
místicas y estéticas profundas; sintagmas y paradigmas ¿analógicos?,
arquetípicos e irreductibles. Como es arriba es ahí abajo. Son ciencia oculta.
Alquimia
de sólidos, líquidos y gaseosos que transforma naturas en netas ignotas.
Cavernas y carnavales en carnes de entrepiernas ¿escondidas? y esotéricas.
Misterio
dialéctico de vulvas renovándose febrilmente con las fuerzas de lo simbólico
redimensionado en la vida con perfumes, néctares, humedades y espesuras
particulares. Misterio que se abre y se cierra salvándonos con sus curanderías
frente a las asechanzas reduccionistas de las necedades filosóficas,
ortopédicas e institucionales. Misterio de mutaciones para hombres y mujeres.
Nadie se baña en la misma vulva dos veces.
Víctima
de vulgarizaciones y reduccionismos moralizantes, las vulvas fueron condenadas
a la negación perversa y voluntarista de un formato ideológico fálico y
autoritario que canta verdades amaestradas en pergaminos institucionales.
Moralismos procreadores de vergüenzas que son himnos de culpas interminables.
Moralismos épicos y extraterrestres ocultos tras máscaras teológicas,
políticas, filosóficas y científicas. Festival de absolutos que no admite
trasgresiones a su modelo de perfección esclavista, utilitaria, productivista y
mojigata. Y sin embargo…es más grande la rebeldía de los símbolos con sus
placeres y locuras fieles al arrebato de los instintos y al comportamiento
voluptuoso de la vida que siempre abre pasajes alternos a delicias poéticas
nuevas con sabor a fertilidad.
Una
vulva es un romance cósmico, ajeno a formatos didácticos en donde se turba la
conciencia para inaugurar inteligencias profundas. Entre olores, texturas,
colores, jadeos y emanaciones; hombres y mujeres redescubren permanentemente
esa, su estética extraña de entrañas. Estética de excitación capaz de hinchar
uno a uno manantiales físicos, químicos y meta-conceptuales que, entendidos o
no, actúan cotidianamente y desde muy dentro. Las vulvas son mares perfectos
agitados por mareas sensoriales siempre embriagantes y distintas.
"SEXO:
Filología. Si se lograra establecer por la filología que la palabra sexo (en
latín sexos) está efectivamente emparentada con SECARE que quiere decir hender,
cortar, entonces el sexo femenino -que es una hendidura- debería ser
considerado como el sexo por excelencia. Pero todo ello no cuadraría con la
noción de sexo débil, de origen patriarcal, sino que podría remontarse a más
remotos orígenes matriarcales. Cabría también intentar una aproximación a SECUS
(aparte), habida cuenta de la separación de sexos, incluso a sagrado
(CON-SACRARE, poner aparte). En cuanto al parentesco eventual con el nombre del
número 6 (en latín SEX; en griego HEX), éste número tiene su mitad impar (3+3).
Los números pares son femeninos. Nótese igualmente el parentesco posible con
SECULUM, o SO ECULUM: generación." Enciclopedia ilustrada de Sexología y
Erotismo.
Como
hacedoras de su propio proyecto estético las vulvas promueven indicios
marginales que sintetizan constantemente sus premisas formales y conceptuales,
dispuestas a no pelear con sus contextos. Naturaleza y cultura fundidas
dialógicamente en pasajes estéticos que para lo actual como para lo potencial,
exigen obediencias no lineales, no unidimensionales. Es una estética de renovaciones
constantes que se hace y rehace a fuerza de fusiones en las que el saber carece
de sentidos utilitarios y acumulativos.
Estética
de fusión, sin eclecticismos simplistas, y de oscilación, sin maniqueísmos. No
hay moral que pueda mejorar la propia de un sentir tan mágico, tan
estremecedor; como la vida misma. Toda axiología se relativiza entre las
dinámicas del placer y el deseo que son distintos, propios y sorprendentes cada
vez.
Entrar
y salir de una vulva supone la integración de emociones reproducidas
instantáneamente en juegos de espejos líquidos, enmarcados con espasmos y
contradicciones catárquicos sin contraindicaciones cartesianas. Juego de
espejos líquidos y reflejos que lubrican cuerpos formales y conceptuales en el
vaivén decisivo de todas las entidades colectivas y particulares. Es lo humano
que siempre ha sido todo en uno a pesar de los separatismos ideológicos
dominantes. Espesura de fertilidades que meten y sacan verdades en
vulvas-reducto de emociones hondas, que, por otra parte, entran y salen al
antojo de paroxismos seculares. Espesura de pelos, pliegues, claroscuros
brillos e inciensos en exhuberancia embriagante donde la piel es otra y otros
son los móviles y las intenciones. Una vulva es un manantial con peces
eléctricos saltando de reversa los extravíos y encuentros de nuestras
existencias. El clítoris es testigo.
Desarticulan
configuraciones de geografías políticas y pedantismos galileanos. Los sentidos
chapotean en lo conceptual para amarse de ida y vuelta. Es felicidad real que
se arrebata, como brasa, con soplos de vida. Es también libertad. Es otra
geografía real con demografías propias entre voluptuosidades irreverentes y
liberadas; sin utopías. Es digamos provisoriamente una estética de cultura
natural.
Largo,
ancho, profundo, alto, suave, aromático, tibio y húmedo son ideas y términos
que transitan semánticas y sintaxis, de un vocabulario codificado a otro
arbitrario, sin abandonar esa propia gramática que es otra y no es del
"lógos": es dialéctica. Las vulvas son arquitectura móvil en donde lo
maravilloso se construye y reconstruye incesantemente. Fertilidad, pasión,
éxtasis, orgasmo, fisiología, metafísica, psicología, parapsicología, ser
esencia, sustancia y cópula de todos contra todos. Materia en movimiento incesante. Edificios
majestuosos; catedrales góticas, son para entrar, para permanecer; para encontrar
otra definición verdadera de la palabra revolución.
"Para
santo Tomás la belleza del cuerpo es un belleza maldita: pulchiritudo coporis
est pulchiritudo maledicta (la belleza de la mujer es una espada
flameante)" Bayer. Hist. de la estética.
Negaron
los santones de la filosofía toda relación entre lo espiritual profundo y lo
sensorial (que no tiene poco de profundo). Organizaron la separación de lo
carnal y lo espiritual en una pachanga de contradicciones, necedades y
cegueras. La alta filosofía para el espíritu; para los sentidos: la estética,
arte menor del intelecto: de abajo. Sus buenas conciencias taparon los agujeros
de las vulvas con discursos de rencor, culpa e ignorancia. Secaron cada gota de
jugo vulvar con faldones de santidad hipócrita. Cogían a escondidas. Se
empeñaron en medirlo todo con el parámetro de una inteligencia perversa,
subordinada a silogismos antropocentrístas. Negaron el desarrollo de la
estética pegada a la vida y cerraron el camino de saberes que entre otras
muchas cosas exigen libertad. Pero siempre queda la clandestinidad como
recurso. En medio de vicisitudes, sabotajes, tergiversaciones, manipuleos,
chantajes, malversaciones y corrupciones, sobreviven incandescentes las locuras
amorosas y pasionales que emanan de las vulvas.
Éxito
y prestigio vulvares han hecho a pesar de todo, directa e indirectamente, su
historia de la cultura. Por ellas, con ellas y en ellas ocurren fenómenos
extraordinariamente intensos y felices. Las cuentas de vidrio teoréticas no
alcanzaron ni alcanzaran a hundir, en el pantano enano del logos, las fuerzas
volcánicas de cada vulva. La estética mojigata de los clásicos atrofiada con
moralismos paga hoy el precio de entender (si entiende) muy tarde lo que negó y
sigue negando.
Una
vulva es verdad integrada que suma la totalidad (lo femenino y lo masculino).
El goce de sus expresiones y experiencias es inatomizable e irreductible.
Cultura y natura poseen en las vulvas una coartada permanente, como secreto
magnífico, al que podemos volver siempre para demostrar estupidez y perversión
monumentales del pensamiento occidental autoritario y patriarcal cargado de
espantos y extravíos.
La
tranza ideológica es tan necia como idiota: Desarticular el conocimiento en
todas sus escalas; intoxicar con ignorancia cada palmo de la vida, sustituir lo
terreno por lo divino y afirmar que ningún placer humano merece aprecio si no
interviene algún monigote metafísico.
Las
vulvas están dotadas de integración. Son ellas y sus propietarias tanto como la
fusión de géneros sin demérito de números. Gozarlas en lo particular es
inevitablemente gozarlas en la totalidad. Nada justifica reduccionismos,
funcionalismos, atomismos o fisiologismos. La densa niebla de engaños y
demagogias malversadoras que han tratado de cubrir a las vulvas a lo largo de
la historia, no ha logrado desterrar todo el aporte rebelde que se promueve
simbólicamente en el goce estético de las vulvas. Queda rebasada la necedad con
una estética que no admite ser seccionada y que exige del intelecto tanto como del
cuerpo.
"…Durante
mas de veinticinco siglos las artes plásticas occidentales han tropezado con el
sexo de la mujer. Velado y falsificado, la mayoría de las veces simplemente
eludido, sólo excepcionalmente ha aparecido en su estricta verdad, en tanto que
los órganos masculinos han tenido todos los honores gráficos y
escultóricos…" "…Tal censura plástica es ignorada por las
civilizaciones extraoccidentales así como las anteriores a la época clásica.
Cabría aportar acerca de ello un sinfín de ejemplos prehistóricos y mas tarde
egipcios, micénicos, o hindúes, extremorientales y negro africanos…"
"…Aún tratándose de tabú sexual, cabe comprobar que el cristianismo,
enemigo de lo carnal, sólo comparte a medias la responsabilidad de ésta
elisión. Las primeras motivaciones las encontramos en las civilización griega
clásica, que inauguró esta actitud de censura sistemática". Tabú del sexo
femenino; Enciclopedia de Sexología y Erotismo.
Las
vulvas invocan una especie de perfección de si en si. Perfección no asociable
con la "divina" o con la "tecnológica" en la medida en que
éstas con su prepotencia totalitaria desconocen opciones alternas. Producen las
vulvas un conocimiento estético proveniente de correlatos comprometidos con lo
cultural. Sus categorías exponenciales poseen su propia trilogía o trinidad
triangular entre símbolos, signos y señales. Monte de Venus que es una misma
cosa pública. Trinidad que se eleva. Vértigo emocional al que subimos
hipnotizados. Mareo fenomenal de transmutaciones en selvas que siempre son
vírgenes; que siempre esperan con un regalo de placeres y fertilidad. Que
siempre están por descubrirse.
Trinidad
de símbolos, signos y señales que jerarquizan nociones reales de perfección
inequívoca y particular; formal y conceptual, referenciada con un catálogo de
posibilidades que integran términos siempre insuficientemente conocidos. Son
evidencia y contundencia, del apetito al deseo. (Ya quisieran muchos artistas).
No
hay límites a las posibilidades del goce estético vulvar. Las alternativas combinatorias
entre tonos de piel; densidad y constitución de los pelos, alargamiento y
grosor de labios menores y mayores; consistencia y tamaño del clítoris,
redondez y altura de la carnosidad púbica, cercanía y distancia del ano,
texturas, humedades, accidentes y perfumes nutren junto a otras muchísimas
características un fenómeno estético que también es catálogo de taxonomías y
tipologías emocionales, en paralelo con las carnes. Poder de individuación
prometedor y enigmático.
No
hay horarios ni espacios predestinados para el impase arrebatador de una vulva
tocada por el estremecimiento, de sus síntesis íntimas que asaltan igual a
mujeres y a hombres. Un semáforo, una avenida, un cine, un supermercado, una
iglesia. La vulva está ahí abierta permanentemente a todo en todo y desde todo.
Abierta con una amplitud que es única y ejemplar. Abierta con esa abertura que
debería aplicarse a todo, porque el todo lo requiere. Abierta de pies a cabeza
como el universo entero. Fluyendo y nacarándose en testimonios de vida y
pálpitos subrepticios, encantadores y silenciosos. Vulvas que se mojan con
pócimas extravagantes. Vulvas que se mojan saviamente en un silencio sideral.
Se erectan los sentidos y los sinsentidos. Estética cotidiana preñada con
perfumes abismáticos. Es placer sexual distendido y metasexual. Ratificación
incandescente que se reanima sin descanso para seguir soltando jugos, caldos,
néctares; chilpacholes exuberantes.
A
cada cual según su lúdica, a cada cual según sus necesidades. El juego es
coartada perfecta, nadie sabe, todos intuyen. La seducción tiene secreciones
que no son sólo lubricantes de entrepiernas. Son más, mucho más en las
conexiones y sinapsis posibles de una irracionalidad inmaculada y perfecta más
allá del juicio y del pecado. Sensación de prohibido, simultáneamente
liberadora a pesar de culpas maromeras. Las vulvas se recrean, vuelven a sí
desde sí conectando unos y otros linderos de juegos fantásticos, efectivamente
fantásticos. Libertad estética personalizada que debería democratizarse,
socializarse.
Confiésese
o no, compártase o no, el placer estético de las vulvas entra y sale de
nosotros patinando en fascinaciones espacio-temporales. Estética sin y con
arte. Estética de premisas orgánicas emparentada directamente con la
interioridad más desconocida: la vida. Las vulvas abren y cierran sus válvulas
para mojarlo todo y mojarse todas. Su aliento místico, arrebatador, nostálgico
y nuestro es misterio diario. Estética que madura.
En
sentido contrario las necedades ideológicas que han impuesto a las vulvas
satanizaciones multimodales son engendro de amores enfermos. Ignorancia
soberbia productivista y reproductiva. Expresión de funcionalismos
biologisistas, maquinismos ginecobstréticos o sexologismos profilácticos.
"…Es
por tanto el más complejo de todos los órganos externos del cuerpo humano y
abunda en pliegues y repliegues en anfractuosidades de lineamientos
complicados, lo que le ha granjeado numerosas comparaciones metafóricas. Nada
ofrece de la honesta simplicidad de los órganos masculinos. El ojo, el oído, la
mano, son más simples, más fáciles de describir, de esquematizar, de
universalizar. En efecto, la configuración de esos pliegues vulvares, sobre
todo de las ninfas, es variable hasta el infinito. Las mujeres difieren más
entre sí por el sexo que por el rostro. El sexo de las mujeres es de un
individualismo desafiante y hasta hoy día ningún artista occidental ha podido o
se ha atrevido a proponer un Canon de la vulva abierta. Además, hecho capital,
ella oculta sus repliegues inquietantes bajo una pilosidad traidora."
Enciclopedia Ilust. De Sexología y Erotismo.
A
pesar de las evidencias, hechos, hábitos, tradiciones y saberes de las vulvas y
por ellas, sobreviven acusaciones explícitas e implícitas que entre otras,
suponen la idea de oscuridad y ocultamiento satánicos. En las vulvas cabe el
infierno de muchos. Se trata de una añeja costumbre que parte de Grecia y sus
filósofos. Casi toda idea de pecado, maldad, perversión, enajenación,
disipación, y extravío proviene o está asociada a la genitalidad femenina. En
otras culturas el entendimiento de las vulvas posee muchas distintas maneras de
interpretación: "Vulva: designada entre los bambara con el nombre de Gran
y bonita madre es un símbolo de abertura a las riquezas secretas, a los
conocimientos escondidos. Su simbolismo está emparentado con el de la fuente:
ser fuerte, no ser fuerte, es otra metáfora utilizada por los bambara para
designar el sexo femenino. Lo comparan a Dios en el siguiente dicho: "Dios
es como el sexo de la mujer; es el fuerte, el poderoso, el resistente; pero al
mismo tiempo es atracción y apetencia y en fin abandono". El simbolismo de
la vulva y del sexo femenino en su conjunto está desarrollada entre los dogon y
los bambara por la significación cosmogónica y ritual del hormiguero,
considerado como la vulva de la tierra". Diccionario de los símbolos de
Herder.
El
principio de ocultación occidental que puso las vulvas al margen de la
historia, desató persecuciones en contra de un órgano cuyo delito mayor es su
complejidad natural y poder de seducción. Abundan los ejemplos del
autoritarismo fálico y machista padre de la negación vulvar e hijo de una
especie de intimidación ante lo incomprendido. Negación de lo otro a ultranza.
Las
vulvas son claustros de incógnitas intolerables para el judeocristianismo. En
la idea del parto divino radica un conflicto mayúsculo disfrazado por la
"santísima trinidad". Lava como puede la posibilidad obvia de que la
madre de Dios tenga vulva en pleno uso de sus facultades. Extensivamente ocurre
lo mismo con el papel histórico de las mujeres. La vulva, sus funciones, sus
pelos, olores y secretos son innombrables. Ya no alcanzan las "santísimas
trinidades" para salvar a tanta virgencita madre, hermana, esposa.
Ocultar
es un hábito cultural que occidente aprendió a desarrollar. Es premisa en
política, ciencia, arte, filosofía, religión. Constituye una constante en casi
toda forma de relación humana y es paradigma, incluso, en el conocimiento de lo
propio físico e intelectual. Las vulvas tienen un papel peculiar en este
contexto. Siendo tanta revelación, son justamente víctima de los ocultamientos
más feroces. Incluso en la exhibición mercantil de las vulvas reina un
principio de ocultamiento que hace rentable el negocio de lo prohibido. Como
delicia que carga su cajita de culpas.
La
educación oficial enseña vulvas anodinas desestructuradas e inefables
destinadas a un productivismo familiarista, fincado en mojigaterías
cientificistas. Es disfraz de pulcritud cargado de ocultamientos para hacer
rentable a su modo el cometido demagógico de una educación descontextualizada,
mentirosa, carente de compromisos con las realidades sociales. Niños y niñas
aprenden más, como primos y vecinos, jugando a la casita.
Una
vulva abierta y evidente con sus condimentos magníficos sin interpretaciones
psicoprofilácticas es una verdad monumental capaz de poner en jaque nuestro
castillo de naipes llamado cultura. Una vulva verdadera, viva, sin
esquematismos didactístas es una gran verdad y una gran crítica a la cultura
occidental. Una vulva abierta de frente y con su ofrenda a misterios buenos,
prometedores y humanos, es una verdad devastadora e insoportable para muchos.
El ocultamiento ha rebasado sus propias expectativas en plena moda del destape.
Si
el ocultamiento proviene del miedo, nuestras generaciones tienen una larga
lista de interrogaciones aterrorizadas que se apaciguan con discursos machistas
de ignorancia prepotente. Los hombres podemos bastante menos de lo que
presumimos.
El
miedo a las vulvas tampoco es historia reciente, constituye otro paradigma
fenomenal erigido sobre las bases de una ideología tan soberbia como pobre.
Somos como ciegos caminando sobre la cuerda floja de nuestras mentiras. El
miedo a las vulvas refleja el tamaño de la negación. Oculto en apologías de lo
masculino tanto como en exageraciones exacerbadas de lo sublime femenino, vive
un reino virginal y celestial donde lo sexual carnal se pierde entre retablos
de madres, hermanas y esposas inexistentes por imposibles. Transustanciación de
metas inmediatas en mitos utópicos. El problema central es de orden ideológico
cuyo mecanismo integral produce represiones profundas. Regalo de Grecia
fortalecido por el judeocristianismo y adornado con oritos renacentistas. Los
modelos capitalistas hijos putativos de su propia vagina dentada, han hecho
acopio rentable de ese modelo ideológico que se muerde la cola para producir
más asustados vaginales; consumidores de encueradas despatarradas en carteles
glamourosos impresos con culpas. Subcultura de masas para masturbaciones
enfermas. Homenajes de miedos y ocultamientos. Se trata de una cultura vulvar
sustitutiva que disocia objetos y conceptos, experiencias e inteligencias.
Sustitución que representa, por colmo, una de las pocas alternativas populares.
Género exclusivo, subutilizado, malversado y vulgarizado.
Miedo
y ocultación son soporte de dictaduras, incluidas las que se disfrazan de
democracia. Cuando el miedo comienza por el conocimiento de sí y de los
iguales, los efectos pueden suponerse. Nuestra ignorancia embarrada con
demagogia tolera vulvas cándidas, apenas insinuadas, escondites hervideros de
burlesques y santidad de clínicas maternales. La vulva ausente. Cultura del
despojo.
"Y
esto porque todo cuanto recuerda la cavidad misteriosa e inquietante cuadrifoliada
y simplemente antiestética debe ser eliminada. Antiestético para el logos por
complejo e individualizante; no pudiendo admitir que la anatomía esté por
encima de él, el logos expone en esto el mismo tipo de razonamientos de mala
fé. Para nosotros no cabe duda de que el cuerpo es el que funda la estética de
su representación. No más que el cuerpo o la boca; no hay razón alguna para que
el sexo corresponda a un esquema preexistente a la presencia en el mundo de la
morfología humana; tratarlo de antiestético nos parece absurdo, y semejante
pensamiento jamás ha pasado por la mente de artistas africanos o asiáticos.
Georges Valentin escribe muy justamente que "no existe razón alguna para
que el vello pubiano no sea tratado (plásticamente) como las barbas de Júpiter
o los rizos del pastor" no obstante, hay una razón: Júpiter y el pastor
son hombres. Esta mala fé estética es de hecho una pantalla para encubrir una
evidencia mayor e intolerable para la ética Griega: el sexo de la mujer es
hueco. Al ignorar o rehusar los imperativos biológicos, la mentalidad griega
chocó con este órgano que dicha mentalidad no puede sacar, exteriorizar, poner
a la luz para aprehenderlo. Al fundar la plenitud de la objetividad razonada,
el logos es incapaz de discernir el vacío; el hueco. Natura abhorret vacum, fué
enunciado primeramente en griego. El terror se apodera del espíritu lógico
ante la abertura, la hendidura, la
caverna. "El mar causa tanto pavor porque es profundo".
FERNADO ABAD, AUTOR DE ESTE ARTICULO
La
fuerza perturbadora de las vulvas mas allá de satanizaciones, vulgarizaciones y
ocultamientos, delata con sus situaciones actuales el licuado postmoderno y
neoliberal del poder que presenciamos. Hay un faltante de humildad que
evidencia debilidades. Las vulvas recuerdan en su estética una consustancial
oposición de toda represión de los instintos y la vida misma. Es una estética
del deseo cuyas cualidades constantes radican en la promoción de elíxires
arquetípicos sobre mares de excitación inefable. Los gobiernos y regímenes
institucionales, democráticos, progresistas, constitucionales y revolucionarios
no han soportado, no soportan y no soportarán el reto natural de las vulvas que
cuestionan toda su palabrería de "libertades sociales".
Pierden
sentido con la estética de las vulvas las comodidades racionales inventadas
entre psicologismo omnipotentes, "Sobre éste punto carecemos de
referencias plásticas tradicionales acerca de la representación del sexo de la
mujer debido a que muchos hombres no logran representárselo mentalmente".
Enciclopedia de Sexología y Erotismo.
Las
vulvas manifiestan otro todo y otra nada sin deudas gnoseológicas empeñadas en
instituir a diestra y siniestra. Tienen poderes endógenos y exógenos
articulados perfectamente con la dialéctica de la naturaleza y sus
denominadores ultrasensoriales sin perder cada uno de sus contextos mediatos e
inmediatos. La vida pasa por ellas haciendo caravanas agradecidas.
Los
panfletos didacticistas de las sexologías y psicologías todopoderosas,
usurparon saberes colectivos que ahora creen exclusivos. Han inventado manuales
funcionalistas para crear un usuario feliz engañado con retóricas de ciencia
sólida y rentable. "Sáquele el mayor provecho a su vulva". Hombres y
mujeres caemos en la trampa maquinista de esos gurús enamorados de las
encuestas más descabelladas, que contestan con porcentajes el miedo y la
ignorancia de su pulcritud sexológica. Saber mucho con mentiras breves: saber
de mentiras. Ocultación del autoritarismo entre terapias de actualización
racionalista. Reconciliación con lo espiritual y lo "santo" para
dormir tranquilos en cuevas de dragones amaestrados con el látigo del logos. Da
gran prestigio y gran placer domar al deseo. Usuario feliz.
La
revolución del placer estético promovido por las vulvas es un pendiente
histórico que no tiene muchas esperanzas bajo el orden económico e ideológico
dominante. Nuestras generaciones atarantadas entre mil necedades se hunden cada
vez más en la nata de la alienación que tanto le conviene al poder de sus
serenísimas altezas, empresariales y gubernamentales. La estética de las vulvas
reclama tiempos completos. El que miente se jode y paga el precio de su
ignorancia: el misterio le es vedado.
Cada
vulva es telúrica, marítima y regional tanto como universal, cósmica y poética.
Son de todos sin distinción de sexos. Son arriba y abajo órdenes análogos;
Ciencia oculta (ocultada). Mas allá de toda exageración fetichizante, carente
de ritualidad y seducción, existe una estética rebelde, simbólica y libre que
abre las piernas de sus verdades para que bebamos el enigma: seducción de
seducciones. Éxtasis y orgasmos estelares de planetas abiertos y jugosos.
Tierra prometida. Selvas, montañas, playas, planicies y océanos en los que nos
vamos y nos venimos todos. >
Gracias por corregir el nombre del autor. Saludos respetuosos.
ResponderEliminarFernando Buen Abad Dominguez, el demonismo, cual metáfora de la realidad, ha infiltrado repertorios, en nombre de la relación...hermanados en el "locus" de las vulvas, cual territorio de panacea divina, siempre a favor de nuestra existencia personal y cultural, le envío mis saludos, sin dejar de comentarle, que mi amigo el poeta y escritor Anghel Morales, en su Blog, alberga los más disímiles intentos de escritura, cual mensaje de lo indecible.
ResponderEliminarFelicitaciones por "ser", en el más estricto sentido ontológico, cuidando de si, como práctica de su libertad, principio y fin de toda ética.
Saludos!
Eduardo Sanguinetti