viernes, 24 de agosto de 2012

CON E DE ESPERANZA


CON E DE ESPERANZA

Por Cristina Covo Gomez
  

   La crisis, la sequía, los incendios… Tal maraña de calamidades retrotrae mi imaginación a las plagas de Egipto, cuando el rey faraón era castigado por su soberbia y rebeldía. Sólo que ahora los castigados y sufridos ¡somos nosotros!


   No tengo palabras para expresar el enorme aburrimiento que siento ante este panorama donde todo es confusión y no hay direcciones claras que seguir. Y es que todos los días la información y las conversaciones se ciñen en torno a lo mismo. Idéntico discurso, palabras manirrotas que nacen y mueren en sí mismas.
   Ya no sé cuando hablan de la prima de riesgo si se refieren a un indicador o a la hija de una tía mía que no anda muy derecha por la vida.

   Siento verdadera impotencia y lástima ante el dilema que se le plantea a la juventud. La imagen de una persona en edad de trabajar que coge la maleta y se marcha a otro país como única alternativa, me recuerda a las películas de posguerra en blanco y negro donde un paleto (lo que diríamos aquí un mago) hacía el equipaje porque sencillamente en su país no había hueco para él, con la diferencia que en aquella época no existían, como ahora, móviles que te dicen cuál es tu nivel de colesterol en sangre, ni cierta nave “curiosa” que se pasea alegremente por Marte y que nos revelará si los hombrecillos verdes son más felices o desgraciados que nosotros.
   A mí me gustaría gritar eso de: yo soy español, español, español, etc.
O en cualquier caso, española, como dice la peña de la roja o la de los jj.  olímpicos, pero, créanme, antes de que la voz salga de mi boca me desinflo inevitablemente porque el retroceso que ha sufrido este país no es para menos y la desestructuración de los hogares y las familias ante la falta de expectativas y recursos al día de  hoy así lo pone de manifiesto.

   Si verdaderamente tomamos conciencia de lo que está sucediendo nos convenceremos de lo triste que es el éxodo y la emigración de esta población que no tiene oportunidades, máxime considerando el nivel y la preparación de esta generación presente. Y yo me pregunto: si los valores y cerebros de España se marchan ¿qué es lo que se queda aquí? Pues sencillamente lo que no vale. Una horda de desgraciados apetentes del domeño del político de turno, que opta por soluciones técnicas antes que por soluciones humanas, al que le da igual que el señor empresario haga croquetas con la estabilidad laboral de sus empleados o que el viejo se muera de asco en su casa por falta de asistencia, porque, entre otras cosas, ese cuadro no es el suyo.

   Por lo que respecta a nuestra muy amada Canarias, es doloroso escuchar que esta es tierra de gente conformista, sabiendo que existen personas que se aprovechan del emborregamiento y aceptación  en que andamos sumidos de continuo.

   No seamos negativos ni alarmistas.
Entre las letras del abecedario me quedo hoy con la e de esperanza. Mucho mejor que un requiescat in pace por nuestro cansado y paciente pueblo.


Santa Cruz de Tenerife 22 de agosto de 2012 para Nación Canaria

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