viernes, 31 de agosto de 2012

COMENTARIOS SOBRE NOVELA NEGRA


      GUIONES ARGUMENTALES
       Pedro Víctor Debrigode Duggi

 por Roberto Cabrera
No quería dejar pasar de largo esta ocasión de presentar al público
esta obra inédita de Pedro Víctor Debrigode, escritor que poco a poco
va emergiendo del ostracismo gracias a las antológicas que se han
venido editando sobre "novela popular" y a la paciente labor de sus
biógrafos y fieles lectores.
Ha pasado un tiempo desde la presentación de nuestra publicación El
Vigía 8 hasta hoy, cuando entonces tratábamos de ahondar en la
genealogía de este narrador, creyendo visualizar un tiempo que
coincide con la recuperación de otros narradores coetáneos; trazamos
entonces una cartografía homónima a la situación para completar en
aquella cercanía física, la atmósfera de una época, marcada por muchos
signos, tatuada a golpe de exclusiones, marginaciones y también
represión.
Se ha dicho que se escribía para escapar del ahogo de un mundo
belicoso e irracional y falto de aliento democrático, pero se olvida a
menudo que el mundo presentido es el único cierto, el edificio del
arte como reflejo de un modelo de vida mejor.

Y hay un fantasma de Poe que recorre los barrios, y que habla con esos
narradores de soledad y secretos martirios, de exculpaciones y
remembranzas. Por eso mismo hoy Debrigode vive y está con nosotros en
la tensión de sus relatos, en sus pócimas de farmacopea, en la
tipología profusa de las aguas de la criminología, que son de puro
cine negro, y que nos aguarda en cada esquina de sus descripciones
como una guirnalda prieta de suspense.
La juntacadáveres, el hombre anónimo del pasillo de la muerte, la
celopatía que lleva al envenenamiento, o la noticia enlutada que
acecha a unos amantes en la madrugada. No hay respiro frívolo ni
finales felices a pesar de que el lector se contagie de un humor
histriónico. Ser el forense del estereotipo que encubre al hombre de
carne y hueso es lo que practica Debrigode en estos relatos. Mostrando
el poder y la miseria en la lucha asertiva, y hurtándoselo
constantemente a aquél que nos aplastaba el cordón umbilical de la
libertad en cada uno de nuestros derechos.

Vimos cruzar muchas veces al azar durante nuestra investigación y si
aquella cartografía nos llevó a una antropología urbana, a una
genealogía de un barrio de escritores, la narrativa policial nos
reclama un estudio exhaustivo más allá de una enumeración de los
"delitos", a la busca de las arbitrarias razones, políticas, morales y
de otra índole que se exhiben en cada texto como una cruel copia de
una realidad torturadora que la rebasa continuamente.
Se afirma que la crítica suele ser disección, tarea de taxidermista en
ocasiones, pero tratándose ya de uno de nuestros inseparables
compañeros de juego, es mejor que ese menester le plazca al convidado,
pues a mi ver que cada uno de estos personajes que Debrigode hibernó
para nuestro gusto, cada una de las veces que su héroe practica una
autopsia, se acerca y nos mira, y se coloca muy muy cerca de nuestra
fresca retina.
  GUIONES ARGUMENTALES
  ©Pedro Víctor Debrigode Duggi
  ©El Vigía editora Colección Zafir 2002

 por Jesús R.Castellano

De vez en cuando alguien nos revela la existencia de algún escritor
"injustamente olvidado". Uno tiende a pensar: "Si está olvidado no
será tan bueno, y seguramente el olvido es justo y necesario". Y más
cuando hay tantos intrusos ocupando la pista de baile, insistiendo en
que nos traguemos sus torpes pasos. Pero a veces ocurre que quien
ilumina una obra olvidada (en este caso, la revista El Vigía) tiene
razón.

A juzgar por Guiones argumentales, Debrigode es un autor que merece
ser recordado, rescatado y leído de nuevo. Su estilo y sus argumentos
están en las corrientes que hoy marcan los rumbos dominantes de las
artes de la literatura y el cine.

El primer cuento del libro, "Brazo gitano", narra la vida de una
sueca, medio pirada, retirada en Lloret de Mar, que se dedica a
enterrar a sus animales muertos en el jardín de su casa, y
supuestamente entierra también los animalitos de una vecina; aunque en
el caso de la vecina, el lector y la sueca acaban descubriendo que los
restos mortales no son de animal, ni únicamente animales es lo que ha
enterrado la sueca (por propia cuenta) en el jardín. Una amarga
historia de amor antiguo que sale de nuevo a la luz merced al arte
esmerado del marroquí Kasim, un descuartizador profesional.

En "Creo que era amor", la tinta de una carta de amor, cuya firmante
no escribió, queda empapada y borrada por la sangre de un hombre que
es ejecutado injustamente.

"Esta muerte tan deseada" es también un cuento en que amor no
correspondido y muerte cruel son infeliz matrimonio. Una buena
muchacha, una florista, busca que la maten para que "su amigo" pueda
cobrar un seguro de vida.

En "La hora de la verdad", el que quiere cobrar (la herencia) y
recobrar la libertad para irse tranquilamente a los brazos de otras
mujeres es un marido que acusa a su jefe, con argumentos sólidos, de
un crimen que él mismo ha cometido. El tiro le sale por la culata,
porque el jefe por algo es jefe y no se chupa el dedo.

En "Rejones en la noche" una mujer cordobesa, como las que pintó
Romero de Torres, consigue sus propósitos: hacer que protejan a su
hijo y hacerse querida del protector. La protección se torna patíbulo
y el protector en verdugo involuntario. La cordobesa pierde la
hermosura y enloquece, y las dulces palabras de amor se transforman en
agrias maldiciones. "Tragigrotesco" llamó a su arte el propio
Debrigode.

En el ensayo ficción con que concluye el libro, el autor se entrevista
a sí mismo y da cuenta de su manera de encarar la escritura.
Pedro Víctor Debrigode Duggi trabajó para Bruguera, no sólo como
escritor (fue él quien descubrió la valía de Corín Tellado), y tuvo
una infinidad de pseudónimos (Arnaldo Visconti, Arnold Briggs, Geo
Marvik, P.V. Debrigaw, Peter Briggs, Peter Debry, V. Debrigaw, Vic
Peterson). Vivió los últimos años de su vida en la villa de La
Orotava, donde la muerte lo encontró en el año 1982.

enlaces al blog del compañero Soldevilla que participó en la
presentación de Debrigode en ALGUNOS DE LOS NUESTROS, en el Ateneo de
La Laguna:
http://peterdebry.blogspot.com.es/


       

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