lunes, 19 de febrero de 2018

“CUANDO SE GANA CON LA DERECHA, LA DERECHA GANA”


“CUANDO  SE  GANA  CON  LA  DERECHA,   LA  DERECHA    GANA”
JESÚS M. VIVAS
Radomiro  Tomic fue un político chileno  de derecha, a quien  Salvador Allende le ganó la elección Presidencial en 1970. Esta afirmación del Sr. Tomic, es absolutamente cierta. La derecha en ningún momento abandona su principal propósito: proteger al capital, con todo lo que esto implica. Es por antonomasia anti-socialista y rabiosamente anticomunista.


Ni en las ciencias  existe “la pureza”  cognitiva, ni la objetividad absoluta. Tan peligrosas son ambas, como la subjetividad total. Tampoco hay la neutralidad; se vive en una sociedad y de manera consciente tomamos decisiones con frecuencia inducidas por el aparato sistémico. Toda ciencia debe ser  social. Derechas o izquierdas es una carga ontológica cuya dinámica casi siempre está marcada. Nuestra hominización, está poblada de controles que representan intereses. La cuestión está en: ¿qué intereses se defienden?

La connotación de reaccionario a una persona de la derecha, no es gratuita ni caprichosa;  está referida a su visión del mundo, a su práctica social conservadora, y a  su vida cotidiana. Fetichizada la mercancía, el objeto codiciado nos individualiza profundizando la fragmentación social. La persona de derecha (las hay conscientes o inconscientes) le teme a los cambios, reacciona contra ellos, los tolera cuando son gatopardianos. Opera defensiva y ofensivamente, siempre defendiendo el sistema en que vive. La lógica y la razón cuando son  armas de la reacción, coloca las deducciones y conclusiones de su lado. Los surrealistas fueron prolijos en denuncias contra la manipulación de la razón. “Los poetas malditos” dieron en el blanco.

No siempre se es de derecha por tener dinero o privilegios, los ricos  son una minoría y defienden lo que tienen y cómo viven. Lo complejo es, cuando nada o muy poco se tiene y eres conservador de lo que existe y de su precaria forma de vida. El cantautor Facundo Cabral decía que esta mayoría de pobre “si que son pendejos, pero son mayoría”, que generalmente ignoran  todo el poder que unidos desatarían.

El capital que es un ente real y concreto, sabe cómo llegar y controlarlos manipulándole los sentimientos a estos pendejos. Despolitizarlo es un asunto previo, para despoblarlo de lo social. Si se le politiza, es con toda la superestructura que contiene el capital. La cultura por ejemplo, puede ser un agente de control social. Cuando esto ocurre, la contracultura está a la vista; la lucha de clases debe profundizarse. “El penúltimo capitalista vendería la cuerda con que se colgará al último, no es una prueba de la capacidad de la burguesía para integrarlo todo, incluidas las armas que la combaten”. Chiste atribuido a Vladimir Lenin.

La derecha puede ser demagógica, limitadamente populista y hasta  semi-democrática, pero jamás se aparta de su propósito central, y menos se puede esperar, que favorezca decididamente a los desechos que construye el capital: la pobreza. Por naturaleza y lógica, el capital jamás podrá ser justo, ni ecuánime, ni popular, ni democrático. Como es sabido, el  capital no puede solucionar los problemas sociales; el los causa. Si no explota al hombre y destruye a la naturaleza perece. Son  la banca, los medios de comunicación, los empresarios, la iglesia y toda la oligarquía junta, cerrando filas para mantenerse en el poder o para reconquistarlo.

Conocen a los pobres, mejor que lo que ellos creen conocerse; conocen todos sus hábitos más cotidianos. De la clase media ni hablar: es una hechura suya. Han estudiado profundamente la siquis humana y el mercado,  y tienen toda la información científica y vulgar a su disposición, para usarla en cada caso que  le sea necesario. Saben crear necesidades artificiales y manipular  emociones. Han ideologizado a la sociedad, para tenerla bajo su control. De la misma manera que usan el verbo, usan la ametralladora, cuando de salvar sus privilegios se trata. Usan a los partidos, y cuando estos se debilitan (caso Venezuela), salen abiertamente en la defensa de sus intereses; sus empresarios son candidatos.

Históricamente ésta derecha de siempre, nació, creció y se fortaleció apropiándose de los presupuestos públicos, como parte de la tajada que sus amos foráneos le dejan. Cual zamuros son carroñeros. Su sumisión al imperio es verdaderamente bochornosa, produce nauseas.  Su amo mayor del norte hace pocos días señaló  que nuestros países: “son países de mierda” ¿Qué opina esta derecha servil, de este cretinismo del coprófago del norte? Sabemos que estas derechas opositoras son apátridas (en otros países son gobierno),  pero, al menos  por gentilicio e hidalguía, deberían dar  una respuesta bípeda y humana.

Toda la institucionalidad del Estado burgués, está diseñado para servir al capital. La economía política, que es la economía del capital, es su espacio defensivo y ofensivo. No destruir éste Estado, es un error revolucionario. Carlos Marx abogó por esta tarea vital. Gobernar con éste Estado es cohabitar con él. Ocultando su perfidia, los reformistas propalan y defienden la idea de que se puede mejorar ese Estado burgués y torcerle el brazo al capital hasta hacerlo social. Mentiras que ni ellos mismos se lo creen. “El problema fundamental de toda revolución es el del poder del Estado”  Lenin. La derecha no marcha epilépticamente, su objetivo está claramente direccionado y hacia allá  mueven todos sus tentáculos. Este Estado burgués,  viene  siendo restructurado para mayores garantías al capital. Cuando el Estado-Nación es un obstáculo para el capital internacional, lo doblegan  y reducen, para ponerlo a su medida. Lo están haciendo

El problema es ese  progresismo socialdemócrata reformista, que se disfraza de izquierda, pero que practica de modo furtivo lo que conviene a la derecha. Esta falsa izquierda que funge y finge como líderes populares, quieren estar bien con el capital y con el trabajo. Por esto, cuando son gobierno, sus ambigüedades, sus indefiniciones, confunden al pueblo,  abriéndole  todas las puertas a la derecha más troglodita y fascista. Los hay neo reformistas, neo populista, bonapartistas, neo keynesiano, neo desarrollistas.

Algunos llegan al colmo de pretender “hacer la revolución sin llegar al poder”. Suelen ser “evolucionistas” y emocionadamente parlamentaristas. En política no encuentran las  antípodas al capital. Ni comulgan, menos practican el “todo el poder para el  pueblo” de Lenin. Esta “izquierda” pálida, tímida, pero verdaderamente pérfida, le hace mucho daño a la esperanza de los pueblos. Hablan de socialismo y practican el capitalismo.  “Con las armas melladas del capitalismo” propalan la justicia social. ¿Cuál será el resultado? 

La derecha tolera a estos tímidos personajillos en tanto no pongan seriamente  en peligro los intereses del capital. Las  ambigüedades socialdemócratas reformistas o progresistas,  son en verdad políticas de Estado. Buscan estar bien con Dios y con el diablo. Si la derecha les dilata su periodo de gobierno, son capaces de llegar a niveles antipopulares y represivos abiertos, y de entregar la economía del país, a esa minoría inmensamente rica, llena de ilimitada avaricia. Dirán que lo hicieron para salvar al pueblo.

Antonio Gramsci afirmó, que cuando la izquierda tiene una lectura errada de la realidad, y una práctica aborreciblemente equivocada, los pueblos pueden llegar al fascismo.  Revolución implica “ir a la raíz”, erradicar todas las causas que producen la pobreza,  enfrentarse abiertamente al capital, y esto les produce “culillo” a los progresistas. Revolución es tarea humana permanente, “es sentido del momento histórico”. El revolucionario “es el escalón más alto de la especie humana”.

En América Latina la derecha definida y abierta, viene ganando y recuperando espacios. En Europa ni hablar. Esta década, es de retroceso para la causa popular. Estas involuciones, mucho tienen que ver con las ambigüedades reformistas insertas en la izquierda timorata. Miremos rápidamente a Chile, Brasil, Argentina, Paraguay, Ecuador, Colombia, Panamá, Honduras, Guatemala, y pongamos en reserva a los restantes países de “nuestra América”. Su práctica tornasol  y su lenguaje indefinido de  si pero no, no pero sí, ni lo uno  ni  lo otro, sino todo lo contrario, más temprano que tarde los pondrán  al descubierto. Todos estos personajillos de derecha, allá y acá, suelen usar un lenguaje “encantador de serpientes”.  Revolución que se detiene, revolución que  retrocede.

A poco de estar en el gobierno, la verdad va tomando cuerpo. Las medidas de gobierno viran hacia los intereses del capital. Los más de derecha tardan menos en aplicar estas implacables medidas, los encubiertos de la “izquierda” rosada, tardan más en dejar ver su verdadero rostro. Tiene en su espalda el fuerte aguijón de la derecha que los presiona, pero, con gusto ceden, en fin de cuenta, son los mismos, con grados de diferencia en el tiempo. La historia está llena de estas traiciones. Recordemos una que tanto nos duele: No solo Páez, casi todos los generales traicionaron a Simón Bolívar. Muerto el libertador exhibieron públicamente su botín de guerra.

Jesús M. Vivas

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