domingo, 22 de septiembre de 2013

A TELESFORO BRAVO.

EL VUELO DE LA PARDELA
A  TELESFORO BRAVO.
GRACILIANA MONTELONGO AMADOR
El ayuntamiento de la villa de la Orotava, me pidió por medio de la concejalía de medio ambiente (Luis Perera) mi colaboración para llevar a cabo un homenaje a Telesforo Bravo, con motivo del centenario de su muerte. Meses de trabajo y preparación del encuentro, que reúne a una treintena de artistas. Todos colaboraron desinteresadamente. Visitar a cada autor, compartir experiencias, tomar un café mientras hablábamos de arte. Asistir a los ensayos como al de la Coral polifónica del Liceo de Taoro. Al de Marta Solís y el sonido. Prueba de vestuario. Y  por último el  ensayo del recital poético junto al  guitarrista Alfredo Peña, que  compuso unos acordes para acompañarme con la poesía. Todo esto, ha sido una experiencia  inolvidable. El acto se  desarrolló en el marco incomparable del Liceo de Taoro.  Una explosión de arte (nunca mejor dicho) en el norte de Tenerife. Comenzó a las nueve de la noche del pasado viernes. La escultura de Julio Nieto coronaba la entrada y  dio paso a  Marta Solís  con  su tema, Mar Adentro. Continuó con la actuación de la Coral Polifónica  Liceo de Taoro, que estrenó para la ocasión dos temas: Te Quiero, de Mario Benedetti  y  el segundo, Folias, arreglo de David Goldsmith. Estas dos actuaciones fueron hechas al aire libre, en la  escalera central. Después  se pasó al interior del patio y allí se llevó a cabo la apertura oficial que incluyó la pintura y la escultura. A continuación el recital poético  Hombre Naturaleza, que realicé para el homenajeado.  Y aquí les dejo  una parte,  de lo que escribí:      
Hombre Naturaleza
El mar anunció su llegada
Entre  las  olas y la espuma blanca
Nació Telesforo Bravo.
Las piedras del muelle se agitaron.
Y él, desde niño, sintió su presencia
La naturaleza, estaba allí.
En la roca que recibe a las olas
En el vuelo de la pardela
En el acantilado
En las cuevas  de Martiánez
En el volcán, en la retama, en el viento.
En el vuelo del cernícalo, acechando su presa…
Le gustaba contemplar las estrellas y la llegada
De la tormenta.
Curtido de sal,  creció el joven Telesforo Bravo.
Aprendió  rodeado de los más grandes.
Aprendió de la naturaleza.
Que  le  dejó leer  sus secretos, escritos en el tiempo
En las galerías, en  las montañas, en  los senderos.
También aprendió, de su maestro,
Agustín Espinosa, que empleó el método aristotélico,
Para enseñar en el jardín del colegio.” En libertad”
Y  allí en esa  libertad,   encontró  el amor, encontró a Asunción.
Y juntos  compartieron el camino…
Desde entonces estudió sin detenerse, viajó  sin parar,
Las islas hermanas, lo recibieron. Es requerido
Porque solo él, puede dialogar con el agua…
Desde Irán  hasta Islandia. Desde Extremadura
A Galicia. Del archipiélago Chinijo
a la caldera de Taburiente. Nuestra caldera
Se curtió en las artes.
Fue dibujante, talló la madera.
Fotografió momentos.
Dejó escritas sus teorías, sus descubrimientos.
Dejó huella, una huella profunda, porque
Telesforo también fue maestro…




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