EL FISCAL DEL PARAÍSO
JUAN CARLOS ESCUDIER
Un
grupo de fiscales ha iniciado una campaña en sus cuentas personales de Twitter
para dejar en evidencia al jefe de la Fiscalía Anticorrupción, Manuel Moix,
copropietario de una sociedad en Panamá que posee un chalet de lujo en la
sierra de Madrid, tal y como ha desvelado Infolibre. “Soy fiscal y no tengo
ninguna sociedad en Panamá” han empezado a tuitear los fiscales en un vano
intento de sacar los colores a Moix, que no es de los que se ruborizan
fácilmente.
Lo
de estos fiscales no es para presumir. Por todo lo que hemos venido sabiendo en
los últimos tiempos lo realmente anormal es no tener alguna empresa activa o
inactiva en uno de estos paraísos, ya sea voluntariamente o por generación
espontánea, como le ocurrió al exministro Soria, que un buen día descubrió que
él y su hermano dirigían una sociedad en las Bahamas de la que no tenían
constancia porque eran gente muy ocupada y no podían estar en todo.
Desde
la hermana del emérito, por eso de que la realeza está siempre a la vanguardia
del pueblo llano, hasta Carmen Lomana, pasando por políticos, empresarios,
deportistas, espías, periodistas, actores, filántropos, médicos, clubes de
fútbol y bancos, lo de montar sociedades ocultas a Hacienda se ha convertido en
una tradición tan española como los toros, la siesta o la tortilla de patatas.
Si en los años 60 del siglo pasado los padres abrían cuentas de ahorro a los
recién nacidos, ahora les montamos una offshore en las Caimán y en el reverso
de la medalla del niño Jesús les grabamos la dirección del bufete Mossack
Fonseca por si se pierden en el supermercado. Lo de la empresa de Moix es lo
más normal del mundo. ¿Por qué si no iba a apellidarse fiscal el paraíso?
A
diferencia de otros países, donde hay una relación directa entre la tenencia de
estas compañías y la defraudación tributaria, en España lo habitual es que sus
titulares sean contribuyentes ejemplares con transparentes bolsillos de cristal
de Bohemia, despistados como Soria que no recuerdan para qué demonios eran
aquellos papeles que firmaron, incautos que hicieron caso a sus asesores
legales y a los que denunciarán si se demuestra que evadieron impuestos sin su
consentimiento, o involuntarios receptores de herencias familiares, más
conocidos como pujoles, y entre los que se encuentra la familia Moix y su
casoplón con piscina cubierta y vistas a Guadarrama.
Como
no podía ser de otra forma, Moix ha afirmado que todo es legal ya que, de no
haber sido así, él mismo se habría denunciado y la UCO le habría hecho un
informe fetén, que para eso es un fiscal inflexible salvo con los que se llaman
Ignacio González y sus amigos. Tal y como ha explicado, a partir de 2012, tras
recibir el legado panameño de su progenitor, los afligidos herederos declararon
a Hacienda la existencia de Duchesse Financial Overseas. Hubieran querido
disolverla en estos cinco años pero, lo que son los imponderables, alguno de
sus hermanos no podía hacer frente a los costes y el resto no iba a adelantarle
la pasta. “Uno no puede tirar una herencia a la basura. Tendrá que aguantarse
con la herencia hasta que la pueda legalizar”, dijo en la Cadena Ser. Legalizar
lo que, según él, ya era legal es digno de un fiscal intachable, pero muy caro
por lo visto.
¿Que
por qué papá Moix compra una vivienda a su nombre y al de su santa y al año
siguiente traslada su titularidad a una sociedad panameña de la que son únicos
accionistas? Primeramente, para ahorrarse la tributación por imputación de
rentas inmobiliarias en su IRPF, aunque parece un traje demasiado elegante para
ir a merendar al campo. Se infiere por tanto que existía un segunda intención,
que no podía ser otra que no tributar por las ganancias patrimoniales futuras
en el supuesto de que la vivienda fuera vendida.
Por
resumir, el fiscal Moix recibe en herencia una sociedad panameña y se convierte
en propietario de la cuarta parte de un chalet de 500 metros cuadrados. Los
hermanos conocen la existencia de Duchesse Financial Overseas no al morir su
madre en 2008 – como afirma el fiscal- sino 20 años antes, hasta el punto de
que la mayor de ellos es apoderada de la misma desde 1988. Declaran a Hacienda
la existencia de la firma en 2012, tras 24 años fuera del control de la Agencia
Tributaria, pero a día de hoy siguen sin “legalizar” el pastel y sus superiores
se enteran del dulce por la prensa. “Es ético que los hijos hereden de los
padres”, ha sentenciado el caballero por toda justificación.
Quienes
denunciaban que Moix fuera nombrado fiscal anticorrupción para complacer los
deseos de el Chino de la coleta que una vez fue presidente de Madrid y que en
su designación se hubiera pasado por alto su inexperiencia en ese terreno se
equivocaban, al menos, en esta segunda parte. Moix llevaba años preparándose
para el cargo. Obligarle ahora a dimitir sería tirar a la basura sus
conocimientos y experiencia en lo que a la corrupción se refiere. Un
desperdicio, vaya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario