¿POR QUÉ VUELVEN A LAS ANDADAS
CONTRA SÁNCHEZ?
POR FERNANDO LÓPEZ AGUDÍN
¿Estamos
a 20 de junio o a 20 de mayo? Un mero repaso a casi todos los medios de
comunicación hace pertinente esta pregunta, pese a que el calendario indique
que ha pasado un mes desde aquel 21 de mayo en que los militantes del PSOE se
sublevaron contra el golpe que defenestrara a Pedro Sánchez el pasado primero
de octubre. A juzgar por muchas informaciones y comentarios sobre el XXXIX
Congreso socialista, celebrado este fin de semana, parece que las primarias no
se han celebrado y que el nuevo secretario general estuviera a punto de volver
a ser defenestrado. Por lo visto, ni pudo lograr más del 50% de los votos de
las bases socialistas, ni mucho menos las resoluciones del congreso, que
recuperan las tesis de la socialdemocracia, han sido aprobadas por el 70% de
los delegados. ¿Por qué no se respeta ni tan sólo un día de los 100 de gracia
que acompañan siempre una nueva dirección?
Que
los congresistas hayan resituado el PSOE en la izquierda, rescatándolo de su
condición de rehén del Partido Popular, alarma a quienes daban por consolidada
la Gran Coalición PP-PSOE y Ciudadanos. Tanto que, sin ninguna prueba e
indicio, temen que una coalición de signo contrario– con el PSOE, Unidos Podemos–
se ponga en marcha tras el verano. Pese a que no existe ni un dato objetivo que
lo abone, todos los que existen indican una competencia por el mercado
electoral de la izquierda, la apertura de una posible dinámica de colaboración
entre PSOE y Podemos desazona a despachos muy poderosos, blindados
mediáticamente. De la combinación de esta semana, la exitosa moción de censura
de Pablo Iglesias con el triunfo de Pedro Sánchez en el XXXIX Congreso, no
esperan nada bueno.
Inquietud
que se multiplica con el nombramiento ayer de Margarita Robles como portavoz
del grupo parlamentario del PSOE. Esta magistrada íntegra del Tribunal Supremo,
hoy en excedencia, es una atípica alta funcionaria del Estado en un Gobierno
del PP repleto de altos funcionarios del Estado que olvidan serlo muy a menudo.
Nadie mejor que esta mujer, tan cristiana como honesta, que combatió ayer a
sangre y fuego aquel saqueo de los fondos reservados del ministerio de
Interior, para combatir la corrupción estructural del PP. El mensaje político
es bastante significativo. Se acabaron los cambios de cromos de imputados en
los sumarios. El PSOE, al colocar ahora a una persona incorruptible en la
portavocía del Congreso, apuesta por una firme lucha contra los corruptos del
PP, caiga quien caiga.
Que
dos socialdemócratas clásicos, José Felix Tezanos y Manuel Escudero, hayan
reaparecido como teóricos del nuevo programa del PSOE incomoda a quienes daban
también por hecho que uno de los suyos, Juan Carlos Díez, reconvertiría al
socialismo en el tercer partido neoliberal español. Les inquieta mucho que
estos ideólogos, que se enfrentaron a Miguel Boyer y Carlos Solchaga bajo el
amparo de Alfonso Guerra, sean hoy sus dos principales asesores
socioeconómicos, junto a Borrel, de la nueva dirección de Ferraz. Porque sería
un reduccionismo limitar lo que hoy sucede en el PSOE a un mero cambio
generacional, cuando se acaba de optar por un PSOE independiente que sustituya
a uno abiertamente sumiso a los poderes económicos. Acostumbrados a dirigir el
socialismo, les cuesta mucho digerir que los socialistas se dirijan a sí
mismos.
Así
esa algarabía mediática que organizan los poderosos con el reconocimiento de la
plurinacionalidad del Estado español, antes ya inscrita en la Constitución de
1978 cuando habla de las regiones y nacionalidades que componen España. Al
igual que Rajoy, que va a instrumentalizar la cuestión catalana que no aborda,
para tratar de recuperar votos perdidos por la corrupción que encarna el PP, la
banda de los perdedores del XXXIX Congreso van a intentar, manipulando el
problema catalán, recuperar a muchos militantes que votaron a Pedro Sánchez.
Además, por supuesto, de cortocircuitar toda potencial relación entre el PSOE y
Esquerra de Cataluña como la que llevó a Zapatero al Palacio de la Moncloa.
Precisamente por ello, pisan el acelerador contra Sánchez cuando aún no acaba
de sentarse en su despacho. Ahí está la imagen de los asientos vacíos de los
delegados andaluces en la clausura del Congreso federal, como oportuno aviso a
navegantes. No pueden perder tiempo. Estamos a tres meses del 1 de octubre.
Su
problema es que, desde hace nueve meses, van de retroceso en retroceso. Ni
lograron intervenir en Podemos, ni pudieron ahora con el PSOE. Lograrlo hoy es
aún más difícil porque cuando los militantes deciden, ese es uno de los grandes
cambios habidos antes y durante este XXXIX Congreso, los poderosos son menos
poderosos. Cuanto mucho más atacan a Pedro Sánchez o Pablo Iglesias, al PSOE o
Podemos, mucho más los refuerzan de cara a sus militantes y sus electores. Ese
Gran Cañón Berta de “El País”, que antaño destrozaba prestigios como sembraba
calumnias, es ya únicamente un tigre de papel, pese a que lo maneje el más
hábil artillero mediático del IBEX, Alfredo Pérez Rubalcaba, desde el consejo editorial
del citado periódico. Aunque, nunca cabe descartarlo, siempre pueden derribar
el templo del PSOE para que perezcan todos los infieles de Sánchez. La
tentación de Sansón ronda Ferraz.
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