EL PP YA ES POPULISTA
PARA ‘EL PAÍS’
ANÍBAL MALVAR
Por
fin, coño. Después de años cronológicos y siglos intelectuales, un periódico de
papel se ha dejado de mantras y ha usado el adjetivo maldito sobre la
organización criminal y política (por ese orden) que más lo merece. Este
viernes, con menos Prisa que la tortuga de Esopo, El País ha tildado de
populista al Partido Popular. Ya solo falta que reconozcan que, si alguien se
lucró en Venezuela, fue el PP a través de Pablo González, hermano de Ignacio
González y directivo de la empresa pública Mercasa, investigado y encarcelado
por sobornar a empleados del régimen chavista (y de Angola, Argentina, Panamá y
República Dominicana) para forrarse en su denodada lucha por la democracia.
Pero lo del PP y Venezuela se lo dejamos a la liebre de Esopo, pues la tortuga
ya está agotada.
El
caso es que El País, periódico que exigió con exabruptos y amenazas la
abstención del PSOE para investir a Rajoy, publicaba este viernes una columna
de Fernando Vallespín de jaez casi unicorniano, dado lo facha que anda el
diario últimamente: “Rafael Catalá, el actual ministro de Justicia —¡el de
justicia, precisamente!— hace unos meses afirmaba que existía algo así como una
redención electoral de los delitos de corrupción. Absolución popular frente a
instituciones del Estado de derecho, ¿a qué les recuerda eso? Sí, a populismo
puro y duro. Berlusconi mismo llegó a decir que él, elegido por el pueblo, no
permitiría que le juzgara una persona que solo tenía el cargo por oposición
(sic)”.
Albricias.
Por fin para El País ya no son populistas solo los de Podemos, y Trump, y los
de Podemos, y Maduro, y los de Podemos, y Le Pen, y los de Podemos, y Putin, y
Corbyn, y los de Podemos y los de Podemos y los de Podemos. Ah, y Pablo
Iglesias en particular, qué cabeza tengo.
Ese
mismo día, además, osaba el diario dirigido por Antonio Caño demandar la
dimisión de Cristóbal Montoro por el asuntillo de la inconstitucionalidad de la
amnistía fiscal que regaló 40.000 millones de euros evadidos a Bárcenas, Rato,
los Pujol y un largo etcétera de patriotas y molt honorables: pagaron un 3%
como multa del delito, cuando a mí me retienen casi un 20 por estas prosas
profanas.
Para
La Razón, por ejemplo, la montorada es calificada en su editorial del mismo día
como “un error”. Y teniendo en cuenta que uno de los consejeros del diario (hoy
ex: Edmundo Rodríguez) está en la cárcel por presunto chorizo, es normal que
Paco Marhuenda tranquilice a sus lectores con esta elocuente parrafada:
“Estamos ante un dictamen constitucional sin consecuencias para el Estado, en cuanto
a que los ingresos regularizados están a salvo, ni para los contribuyentes
afectados” (véase Bárcenas, Rato, los Pujol, la crême y los biutiful) “que no
se verán inmersos en revisión alguna”.
El
Mundo tampoco pide la dimisión de Montoro. Ni ABC, pero Bieto Rubido se muestra
un poco enojado: “La política fiscal del Gobierno se ha basado en un
encarnizamiento recaudatorio contra las clases medias”, y esos 40.000 millones
le vendrían muy bien a los españoles para plantar más campos de golf, pues lo
de la sanidad y la educación ya lo tenemos solucionado.
El
referéndum catalán
Asombrosa
la escasa repercusión que tuvo la encuesta de GAD3 para ABC que se publicó este
jueves. Resulta que solo el 62% de los españoles está en contra del referéndum
catalán. Sé que es abrumadora mayoría ante el 26% que está a favor y el 10,3%
al que le es indiferente. Pero no tanta como se refleja en la crispación
opinadora de los medios convencionales. Teniendo en cuenta, además, que esta
encuesta está cocinada por un medio tan unionista y de derechas, quizá las
diferencias reales sean incluso más tenues. En todo caso, parece que un
porcentaje considerable de españoles está dispuesto a escuchar a los
secesionistas catalanes sobre este asunto. Uno de cada tres. Y pico. En el Congreso
de los diputados el porcentaje es mucho menor. ¿A quién representan?
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