Anghel Morales
La crisis parece la
escusa perfecta para cargárselo todo, para acabar con todas aquellas cosas que
han costado años conseguirlas. Esto pasa en todos los estamentos de la
sociedad, pero yo quiero referirme a la cultura, la perseguida en todas las
épocas, pero ahora se cuenta con el argumento perfecto para no invertir nada en
ella y para arremeter contra todos los que nos empeñamos en invertir en ella,
en apostar por ella.
Siempre me he
declarado enemigo de la subvenciones, porque me parecía descabellado dar dinero
a los amigos para sacar determinados libros de dudosa calidad o invertir en
proyectos que no conducen a nada, salvo a aniquilar la propia cultura. Siempre
digo que si alguno de los libros que saco son de interés que los compren y los
pongan en las bibliotecas a disposición de cuantas personas quieran leerlos o
consultarlos.
Siempre le digo a la
gente de las instituciones, al poder a fin de cuentas, que sino están dispuesto
a ayudar, por lo menos que no estorben, que no nos pongan sancadillas a la hora
de realizar nuestra labor. Hay cosas que me resultan puntualmente bochornosas y
cabreantes, como llegar a unas instalaciones a presentar un libro y que te
prohiban venderlo, como ocurre en el Parlamento de Canarias o en el Centro
Cultural de los Cristianos dependiente del Ayuntamiento de Arona, donde por
unas ordenanzas municipales impiden que se vendan los libros que se presentan
allí. Presentar un libro e impedir que se venda me resulta una postura cuanto
menos inquisitorial LA INQUISICIÓN QUEMABA LIBROS Y LOS NUEVOS INQUISIDORES SE
LOS CARGAN IMPIDIENDO QUE SE VENDA. Yo no en tiendo como los colectivos
culturales de este municipio no se han levantado en armas contra los
gobernantes que aplican esta medida, porque resulta cabreante, que se le corten
las alas a un libro impidiendo su difusión, su venta y por lo tanto
censurandolo. Me dirán que con no ir ahí a hacer presentaciones es mas que
suficiente, pero resulta que aquellas instalaciones son del pueblo y por lo
tanto, el pueblo tiene todo el derecho a utilizarlas y lo que hay que solicitar
del Ayuntamiento que suspenda esta medida represiva, anticomercial e
inquisidora.
Les digo, que me
cuesta entender que un Ayuntamiento donde se cuenta con una cantidad enorme de
imputados, con algunos condenados como el alcalde, tengan la poca vergüenza de
mantener esta medida, porque con tan corrupción parece intolerable que se vayan
a preocupar por un puñado de libros que se puedan vender. Creo que quien
mantiene en vigor esta medida es un dictador y debe quitarla cuanto antes. Ver
como se celebra una semana negra, viene gente de fuera, que se habla de
novelas, pero que ninguna esta a la venta por prohibición de las ordenanzas
municipales.
Había prometido no ir
mas por allí, pero he vuelto para presentar un libro, porque creo que los
autores tienen todo el derecho del mundo para utilizar estas instalaciones y
por supuesto, para poder vender sus libros. Volví pero no estuve a gusto, ni me
marché contento, simplemente fui para reivindicar algo que es justo, que los
libros tenga libre circulación, que no se les prohiba con posturas
inquisitoriales, parece que esta vez se ha toca alguna fibra sensible y que
están dispuestos a cambiar la normativa, de ser así, nuestra presencia allí no
habrá sido en balde y habremos logra que se haga justicia, total no se pide
tanto, simplemente que los libros puedan
estar.
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