AL
MÁS QUE PALABRAS
ESPAÑA, CAPITAL DEL DESEMPLEO
Víctor Corcoba Herrero
Escritor
No hay
medidas. El desempleo en España sube y sube y sube… el mercado laboral ha
cerrado sus puertas. Se desaprovecha así la formación de multitud de jóvenes
que han de emigrar en busca de supervivencia. Nos consolidamos como el país con
más paro de toda la zona euro. Esta es la imagen, una nación sin fuerza viva,
estancada y atacada por una crisis, más que económica de valores, con unos
políticos mediocres que no aciertan a resolver nada, tan solo a proteger su
estatus y el de los suyos, y con una ciudadanía que no puede más. Cada día son
más las familias que tienen a todos sus miembros en paro, hasta el punto que la
situación se acerca más al continente africano que al propio europeo del que
forma parte.
Si en
verdad tomásemos medidas la situación sería otra. Las intolerables
desigualdades sociales y económicas en España se han acrecentado tanto en los
últimos años, que ya empiezan a percibirse casos de desnutrición de determinada
población. Se han tomado políticas económicas equivocadas. La corrupción
política, aparte de hacer un daño tremendo a la democracia, deja en precario a
personas que acuden a las instituciones en busca de ayuda. El comportamiento
deplorable de algunos servidores públicos, en beneficio exclusivo de personas o
de grupos partidistas, ha impedido proteger a los desvalidos, como es inherente
a un verdadero Estado social.
Insisto.
No se han tomado medidas aún. El desarrollo económico es algo que se ha de
cultivar desde las instituciones, y desde las mismas personas, con
responsabilidad. Hemos sido irresponsables, y seguimos siéndolo, para con los
más débiles. A mi juicio, sería bueno poner un salario social familiar para
aquellas personas que no encuentran un trabajo y que lo buscan
desesperadamente. Hoy por hoy, se hace todo lo contrario. Se han bajado las
prestaciones sociales. Lo cierto es que seguimos pensando en los desempleados
como si fuesen números, y son seres humanos heridos en su propia dignidad.
Desde
luego, para que España deje de ser la capital del desempleo, y por tanto pueda
vencer la pobreza, hay que promover el bien común y no el bien del poder de
turno. Ante tantos desórdenes producidos, sí veo bien que partidos políticos y
organizaciones sindicales paguen penalmente por delitos cometidos por sus
afiliados. Sus actuaciones han de ejemplarizarse, y si hay alguien que tiene que
tener privilegios, ha de ser el excluido social, no el poder como viene
sucediendo. O nos comprometemos por una política económica al servicio de las
personas o no habrá justicia social.
Por
desgracia, en España no puede haber señales esperanzadoras con un desempleo tan
alarmante. La recesión es profunda, el hambre es una realidad y la corrupción
es un suma y sigue. Ahora bien, los políticos siguen empeñados en disimular el
engaño. Se emplean a fondo en cubrirle el rostro a la mentira para que parezca verdad,
en tenernos entretenidos con independentismos absurdos, haciéndole soñar a la
ciudadanía que es posible construir una empresa aunque no haya empresarios
dispuestos a invertir. Ya somos la capital del desempleo, mañana seremos la
capital del absurdo y la necedad.
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