VIVA LA CULTURA, PERO TAMBIÉN LA CANARIA,
ESPAÑOLEROS DEL MUNDO MUNDIAL.
Por Miguel A. Diaz Palarea
Obra: Atis Tirma de
Manuel Bethencourt Santana
El pueblo catalán nos da ejemplo con sus valiente y categóricas protestas
contra una sentencia dictada por un caducado y politizado –en el sentido más
oscuro del término- Tribunal Constitucional Españolero. Me han entrado arcadas
de vómito el repasar un texto redactado con el ácido estomacal de lo que yo
califico la amarga y vengativa bilis del Toro Español; sentencia que rezuma
anticatalanismo rampante –aunque lo niegue-; sentencia aderezada con los ácidos
de estómago más vetustos de la bandera roja y gualda del amenazante y cornudo
toro negro.
Con el tema de la sentencia del Estatuto Catalán pueden observarse las diferencias entre un pueblo sometido por los intereses de otro y un pueblo colonizado. Nos encontramos, por un lado, con el pueblo catalán preso por los caprichos del “castellano”; palabra que representa el rancio nacionalismo español y, por otro lado, sin embargo nos topamos con algo muy diferente: con un pueblo Canario “colonizado” por todo el pueblo Español; pueblo que nos sometió a sangre y fuego desde hace más de cinco siglos y continua con su rapacería.
Al pueblo catalán los españoles fachas no le permiten el autogobierno soberano que han aprobado en buena lid; sin embargo el tema de Canarias es de más calado al entrar el factor colonial. Las diferencias, entre muchas otras, son evidentes; en el pueblo catalán sus propias instituciones y partidos, a excepción de los fachas de siempre, apoyan sin complejos su lengua y cultura; no obstante en Canarias, al ser una colonia, se oculta, se tergiversa y se persigue al que lucha por su cultura. A los amantes de la cultura canaria se nos califica con lindezas despectivas, en una gama que va de terrorista a provinciano, aldeano, inculto y todo ello con la prepotencia que demuestran los españoleros del nacionalismo español en estas islas perdidas en el Atlántico. Pero es vergonzoso observar que los peores en esta tarea opresora son los conversos. Aquellos que se autocalifican de nacionalistas y que sólo utilizan el término para su lobby de cuatro trileros del cemento y el trapicheo. Me temo que, para vergüenza de cualquier canario, ni siquiera replicaron a un Zapatero neoliberal, no por ser ellos también neoliberales, sino porque les prometió no recurrir el negociete de Granadilla para que sus cuates, los mismos que trapichean en las Teresitas, en el Plan de Ordenación de Santa Cruz de Tenerife, etc. Los que siempre permanecen pegaditos al talego del gofio y así llenar más su buche insaciable.
Lo que más cabrea e indigna no es exclusivamente que ganen mucho dinero público, sino que el derroche de nada sirve al pueblo canario con el máximo índice de desempleo y sueldos y pensiones más bajas de todo el estado; por el contrario, estos trapiches van a condenar nuestro futuro medioambiental en el sur de Tenerife y me temo una vez más, que estos vendepatria, con la bendición del neo Zapatero, otrora adalid del progreso, ahora abogado de los banqueros y empresarios, el del rollito progre para engañar a los bobos bienintencionados sea cómplice de sus atropellos.
Pienso que para que cualquier pueblo pueda afrontar su futuro en libertad es preciso conocer su verdadera historia; se necesita que en las escuelas, colegios, institutos, universidades y en cualquier foro se profundice, se eduque, se conozca la verdadera historia y cultura del pueblo canario; aunque se la considere intencionadamente primitiva, neolítica. Es preciso que juntemos nuestros cerebros contra los conquistadores españoles y sus descendientes mentales que han intentado borrar nuestra cultura a sangre y fuego; es necesario que dejemos con el culo al aire a todos aquellos que la quieren desaparecer de la faz de la tierra. En nuestras escuelas bajo el timón de Milagritos “Gritos”, presunta nacionalista, se nos enseña quien fue el Cid Campeador que, dicho con todos los respetos, nos podía importar un carajo y sin embargo se nos oculta a nuestros ancestros Bencomo, Beneharo, Bentejuí, etc.
Para que un pueblo sea auténticamente libre se precisa conocer su cultura, que se divulguen sus orígenes y se nos haga partícipe de su devenir en los siglos desde su prehistoria. Una de las tácticas preferidas del colonialismo es hacer olvidar a los colonizados esos orígenes, ocultarlos, tergiversarlos; entre los métodos predilectos del nacionalismo español figura el reescribir con su pluma roja y gualda la historia del pueblo colonizado y encorsetar sus orígenes entre cruces y vírgenes santas, cirios y meapilas de los que tenemos relevantes personajillos y figurines en nuestra fauna isleña dentro incluso del partido de Pablo Iglesias; sin ir mas lejos, Fraga en ese Adeje con sus famosas procesiones y rosarios, sin dejar su puesto en el consejo de administración bien remunerado de Cajacanarias; el Presidente del PSOE en Canarias, que sustituyó al belillo parlanchín que se mandó a mudar al mundo mundial; junto a este peje, con su presunto humanismo cristiano y su defensa de la santa y brava unidad del Pueblo Español Don Eligio Hernández, insigne meapilas donde los haya, dicho con cariño –eso al menos nos cuentan con sorna-.
El Nacionalismo Español en Canarias nunca ha cejado antes, y ahora menos, en destruir los vestigios de nuestro historia, reescribirla con tintes españoleros, ocultándola intencionadamente al pueblo llano o ridiculizando todo lo canario que nos recuerde las raíces. Hagamos memoria: ¿les suena aquello de guanchitos, taparrabo, zalea?, y ¿recuerdan sus proclamas para que dejemos de hablar de cabritas, cuevitas, pintaderas, cerámica, etc.? En resumidas cuentas, nos quieren hacer creer que se trata de mariconaditas y dentro de este término, introducen cualquier vestigio del pasado guanche; para rematar critican un neolítico de mala leche.
Un aventajado especialista en esta denigrante labor es el Secretario General del Español Partido Socialista, José Miguel Pérez, Presidente del Cabildo Insular de Las Palmas de Gran Canaria. Supuesto Catedrático de Historia, para que joda más, que ha llegado a decir que la historia de Canarias le importa un pito; lo que yo traduzco –perdón por lo vasto pero le viene a pelo- que le suda sus cojones españoles, presuntamente socialistas; este cultísimo historiador –dicho en término coloquial- siempre tan guapito, aseadito a lo niño pijo tiene ahora la posibilidad de culminar su tarea de eminente historiador negando los fondos al Museo Canario, con disculpas que atacan la inteligencia, el mantenimiento se paga con el chocolate del loro. Pidiendo perdón a los rebenques que pululan por Canarias.
Sus malas artes contra el museo de Chil, entre rezos integristas de rosarios y santurrones golpes de pecho, no me dejan la menor duda a definirlo: como un fiel servidor de su amo español y destacar que con su cagada ha quedado al descubierto el pájaro contra la cultura canaria que incuba en su interior rojo y gualda.
Otro ejemplo de cómo se tergiversa la historia la tenemos en la llegada de Nelson a Canarias; se ha intentado dar protagonismo al General Gutiérrez, cuando los propios españoles, tras los acontecimientos le consideraron un cobarde; se ha pretendido dar el mérito al presunto ejército español, cuando el auténtico valedor del triunfo fue el pueblo llano, nuestros antepasados que defendieron con su vida a la Isla, mientras militares de alto rango huían con el rabo entre patas o se escondían compungidos preparando la rendición. Otro tanto sucedió en relación al ataque de Las Palmas de Gran Canaria por Van Der Doez defendido por los canarios de a pie y no por el ejercito español y los herederos de los conquistadores que pedieron el culo corriendo a esconderse.
Viva la cultura, pero también la canaria, españoleros del mundo mundial.
Con el tema de la sentencia del Estatuto Catalán pueden observarse las diferencias entre un pueblo sometido por los intereses de otro y un pueblo colonizado. Nos encontramos, por un lado, con el pueblo catalán preso por los caprichos del “castellano”; palabra que representa el rancio nacionalismo español y, por otro lado, sin embargo nos topamos con algo muy diferente: con un pueblo Canario “colonizado” por todo el pueblo Español; pueblo que nos sometió a sangre y fuego desde hace más de cinco siglos y continua con su rapacería.
Al pueblo catalán los españoles fachas no le permiten el autogobierno soberano que han aprobado en buena lid; sin embargo el tema de Canarias es de más calado al entrar el factor colonial. Las diferencias, entre muchas otras, son evidentes; en el pueblo catalán sus propias instituciones y partidos, a excepción de los fachas de siempre, apoyan sin complejos su lengua y cultura; no obstante en Canarias, al ser una colonia, se oculta, se tergiversa y se persigue al que lucha por su cultura. A los amantes de la cultura canaria se nos califica con lindezas despectivas, en una gama que va de terrorista a provinciano, aldeano, inculto y todo ello con la prepotencia que demuestran los españoleros del nacionalismo español en estas islas perdidas en el Atlántico. Pero es vergonzoso observar que los peores en esta tarea opresora son los conversos. Aquellos que se autocalifican de nacionalistas y que sólo utilizan el término para su lobby de cuatro trileros del cemento y el trapicheo. Me temo que, para vergüenza de cualquier canario, ni siquiera replicaron a un Zapatero neoliberal, no por ser ellos también neoliberales, sino porque les prometió no recurrir el negociete de Granadilla para que sus cuates, los mismos que trapichean en las Teresitas, en el Plan de Ordenación de Santa Cruz de Tenerife, etc. Los que siempre permanecen pegaditos al talego del gofio y así llenar más su buche insaciable.
Lo que más cabrea e indigna no es exclusivamente que ganen mucho dinero público, sino que el derroche de nada sirve al pueblo canario con el máximo índice de desempleo y sueldos y pensiones más bajas de todo el estado; por el contrario, estos trapiches van a condenar nuestro futuro medioambiental en el sur de Tenerife y me temo una vez más, que estos vendepatria, con la bendición del neo Zapatero, otrora adalid del progreso, ahora abogado de los banqueros y empresarios, el del rollito progre para engañar a los bobos bienintencionados sea cómplice de sus atropellos.
Pienso que para que cualquier pueblo pueda afrontar su futuro en libertad es preciso conocer su verdadera historia; se necesita que en las escuelas, colegios, institutos, universidades y en cualquier foro se profundice, se eduque, se conozca la verdadera historia y cultura del pueblo canario; aunque se la considere intencionadamente primitiva, neolítica. Es preciso que juntemos nuestros cerebros contra los conquistadores españoles y sus descendientes mentales que han intentado borrar nuestra cultura a sangre y fuego; es necesario que dejemos con el culo al aire a todos aquellos que la quieren desaparecer de la faz de la tierra. En nuestras escuelas bajo el timón de Milagritos “Gritos”, presunta nacionalista, se nos enseña quien fue el Cid Campeador que, dicho con todos los respetos, nos podía importar un carajo y sin embargo se nos oculta a nuestros ancestros Bencomo, Beneharo, Bentejuí, etc.
Para que un pueblo sea auténticamente libre se precisa conocer su cultura, que se divulguen sus orígenes y se nos haga partícipe de su devenir en los siglos desde su prehistoria. Una de las tácticas preferidas del colonialismo es hacer olvidar a los colonizados esos orígenes, ocultarlos, tergiversarlos; entre los métodos predilectos del nacionalismo español figura el reescribir con su pluma roja y gualda la historia del pueblo colonizado y encorsetar sus orígenes entre cruces y vírgenes santas, cirios y meapilas de los que tenemos relevantes personajillos y figurines en nuestra fauna isleña dentro incluso del partido de Pablo Iglesias; sin ir mas lejos, Fraga en ese Adeje con sus famosas procesiones y rosarios, sin dejar su puesto en el consejo de administración bien remunerado de Cajacanarias; el Presidente del PSOE en Canarias, que sustituyó al belillo parlanchín que se mandó a mudar al mundo mundial; junto a este peje, con su presunto humanismo cristiano y su defensa de la santa y brava unidad del Pueblo Español Don Eligio Hernández, insigne meapilas donde los haya, dicho con cariño –eso al menos nos cuentan con sorna-.
El Nacionalismo Español en Canarias nunca ha cejado antes, y ahora menos, en destruir los vestigios de nuestro historia, reescribirla con tintes españoleros, ocultándola intencionadamente al pueblo llano o ridiculizando todo lo canario que nos recuerde las raíces. Hagamos memoria: ¿les suena aquello de guanchitos, taparrabo, zalea?, y ¿recuerdan sus proclamas para que dejemos de hablar de cabritas, cuevitas, pintaderas, cerámica, etc.? En resumidas cuentas, nos quieren hacer creer que se trata de mariconaditas y dentro de este término, introducen cualquier vestigio del pasado guanche; para rematar critican un neolítico de mala leche.
Un aventajado especialista en esta denigrante labor es el Secretario General del Español Partido Socialista, José Miguel Pérez, Presidente del Cabildo Insular de Las Palmas de Gran Canaria. Supuesto Catedrático de Historia, para que joda más, que ha llegado a decir que la historia de Canarias le importa un pito; lo que yo traduzco –perdón por lo vasto pero le viene a pelo- que le suda sus cojones españoles, presuntamente socialistas; este cultísimo historiador –dicho en término coloquial- siempre tan guapito, aseadito a lo niño pijo tiene ahora la posibilidad de culminar su tarea de eminente historiador negando los fondos al Museo Canario, con disculpas que atacan la inteligencia, el mantenimiento se paga con el chocolate del loro. Pidiendo perdón a los rebenques que pululan por Canarias.
Sus malas artes contra el museo de Chil, entre rezos integristas de rosarios y santurrones golpes de pecho, no me dejan la menor duda a definirlo: como un fiel servidor de su amo español y destacar que con su cagada ha quedado al descubierto el pájaro contra la cultura canaria que incuba en su interior rojo y gualda.
Otro ejemplo de cómo se tergiversa la historia la tenemos en la llegada de Nelson a Canarias; se ha intentado dar protagonismo al General Gutiérrez, cuando los propios españoles, tras los acontecimientos le consideraron un cobarde; se ha pretendido dar el mérito al presunto ejército español, cuando el auténtico valedor del triunfo fue el pueblo llano, nuestros antepasados que defendieron con su vida a la Isla, mientras militares de alto rango huían con el rabo entre patas o se escondían compungidos preparando la rendición. Otro tanto sucedió en relación al ataque de Las Palmas de Gran Canaria por Van Der Doez defendido por los canarios de a pie y no por el ejercito español y los herederos de los conquistadores que pedieron el culo corriendo a esconderse.
Viva la cultura, pero también la canaria, españoleros del mundo mundial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario