El maloliente rescate
Por Candido Quintana
Está claro, tal y
como muchos medios lo reconocen, nos encontramos ante el rescate de España en toda
regla, ese mismo rescate que el Gobierno ha venido negado por activa y por
pasiva, lo demás son mentiras o pamplinas, que no pasan de ser las clásicas
estupideces de algunos o el no menos clásico discurso de república bananera,
que los políticos suelen trasladar a un Pueblo al que consideran tonto, al que
le han perdido el respeto. Y es que la banca y las cajas, los que siempre ganan,
son el quid de la cuestión, son los que han sumido al País en el estado de quiebra severa de tan difícil salida en
la que se encuentra.
Pero claro, quedarnos con las entidades
financieras como únicos culpables de la situación es sencillo pero tremendamente
injusto, ya que exonera a otros actores que tienen tanta o más culpa y que no
deberían salir de rositas. Sin duda, la burbuja
inmobiliaria, todo lo relacionado con el ladrillo y la construcción
innecesaria y especulativa, ha sido el punto de inflexión de esta crisis que
propició el PP, proyectando una
situación de bonanza económica y de riqueza irreal que atrajo a mucha gente al País del Oro, aunque sólo se trataba de
una interesada y somera mano de pintura dorada que terminaría descascarillándose,
como finalmente ha sucedido. Los empresarios no han sido ajenos a ello, todo lo
contrario, su interés era evidente, hicieron su agosto particular y recogieron
sus frutos, pero ahora le está tocando al Pueblo apechugar con sus nefastas
consecuencias y los deshechos.
Se trata de esa insostenible política
del “pan
para hoy y hambre para mañana” para el Pueblo, el caviar se lo comieron
entre los responsables, y como viene siendo habitual el PSOE se sumó a ello. Cuando recuperaron el poder, ante la bonanza
económica que se atravesaba, optaron por no mover ficha, aunque la situación era
opuesta a su ideario político. Para dar el pego, maquillaron su legislatura con
un par de iniciativas en avances sociales, alguna de ellas por cierto a todas
luces alocada y sin sentido, y adelante con la política de derechas del PP. Sin
pensar mal, supongo que lo hicieron en la seguridad de que apostaban por
caballo ganador, que hoy se ha convertido en perdedor y en franca podredumbre
por todos lados.
Claro, algunos incidirán en la
culpabilidad de los empresarios y sin dejar de reconocer que este País está
plagado, por desgracia, de mercaderes que no cejan en
enriquecerse al máximo a costa de lo que sea, aunque ello conlleve penurias
para la ciudadanía o la propia hecatombe de España, bien es cierto que no lo
podrían hacer sin complicidades con los gobiernos de turno, y estas
complicidades han existido desde siempre, aunque las traten de justificar. Por
ello, es más necesario que nunca que, además de los controles que imponga la Unión Europea , tenga
España un poder Judicial -totalmente independiente- del poder
político, que no se amilane ni se detenga ante nada ni ante nadie. En
definitiva, que imparta JUSTICIA
desde la honestidad y con la congruencia necesaria, para que el interés general
y la vital sostenibilidad de la vida y de nuestro hábitat se impongan en un
mundo que aún no tiene repuesto.
Y llegado a este extremo y sin salir de
Tenerife como ejemplo, existen casos
muy flagrantes que tienen mucho que ver con las carencias que padecemos,
algunos de los cuales se está aún a tiempo de revertir para recomponer las
arcas públicas. Sin hacer mención a probables prebendas o comisiones, que
también pesan mucho, no podemos obviar nuestra situación de pobreza y como, así
y todo, gastaron lo que gastaron en lujosos Palacio de Ferias y Auditorio
de Tenerife, casi cuadruplicando un presupuesto inicial que ya no procedía.
En esa misma línea, hicieron un caro Parque
Marítimo que se ha convertido en un sumidero de dinero público, beneficiando
expresamente a la iniciativa privada con su concesión y puteando a su
propietario, el Pueblo pagador. En otro desatino más, venden nuestra más
importante y rentable empresa pública, Emmasa,
argumentando falta de recursos para afrontar mejoras en Barrios, y los
dineritos cogen los caminos que cogen. Se cargan una señorial Plaza de España para hacer, gastando
muchísimo dinero, la simpleza que hoy tenemos, con un -charco de mierda- muy costoso de mantener, o el hermoso Parque García Sanabria, hoy, tras su remodelación
a costa del habitual gasto millonario, ¡de pena!
Y si todo esto parece ya demasiado, y
para que no hayan dudas de lo que no se debe hacer, gastan cientos de millones
de euros en un puerto como el de Granadilla, que se sabe a priori que va
a ser una ruina por inoperativo, cuando el de Santa Cruz, magnífico y ampliable, está infrautilizado. Y aunque no
entre en otras actuaciones muy graves, que las hay, rematan la faena con la compra
del frente de la Playa de las Teresitas al precio mayor posible
¿?, dejando un agujero de unos 50 millones de euros en las arcas del Ayuntamiento que hoy nos tiene
acogotados. Y esto lo hacen comprando, aún existiendo otras figuras legales
para no pagar, incluso terrenos que ya eran nuestros, ¡de risa o de juzgado de guardia! ¿Puede un País o una Provincia escapar
del rescate
con estas inaceptables formas de actuar?, ¡con seguridad no!
Ahora procede, además, regenerar la peligrosa clase política
que nos ha venido mal gobernado y que nos ha hundido en la miseria, y que cada palo aguante su vela. Recuperando esos importantes dineros mal
pagados, desviados u opacados, y los multimillonarios que se encuentran
diseminados en varios paraísos fiscales, España
levantaría cabeza y Tenerife empezaría
a respirar mejor y de forma más sana, ¿lo
conseguiremos?
© Cándido
Quintana
Integrante de Asamblea por Tenerife
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