LA PULCRITUD EN EL LENGUAJE,
COMO ACTO DE REBELDÍA.
JOSÉ RIVERO VIVAS
1.- EL LENGUAJE.
Ajeno al imperativo de la moda, he
procurado siempre que en mis escritos luzca su transparencia y esmero, lejos de
expresión escabrosa, escatológica, licenciosa y soez. Ello realizado con franca
cordura, libre de buscar la aprobación de damas distinguidas, de quienes
ignoramos, en la intimidad, sus inclinaciones y preferencias.
Es objetivo que viene marcado por la
intención de incordiar a quienes se arrogan la exclusiva de exhibir elegancia y
propiedad en el uso meticuloso del idioma; gente de plural solvencia, que se
satisface en adjudicar el estilo grosero, considerado por ellos chabacano y de
escasa literatura, al autor extraño a esta actividad, para ellos sublime,
vedada a todo aquel cuyo origen, que implique carencia de recursos, no le
propicia acceso al estudio.
Fina excepción provee el caso de Albert Camus; tal vez por ello
escribió: Hier est morte maman. Y
cuando Mersault se ceba en disparar al árabe, su descripción del hecho
sorprende por lo aséptico y mesurado.
Irritó mucho Charlie Chaplin, no sólo
por su particular indumentaria, sino que su lenguaje gestual desborda finura
inigualable. Vuelve después, en su expresión oral, a esgrimir exquisitez y
delicadeza extraordinarias. Insisto en la figura de Chaplin por su
característica de selfmade man, que
en algún aspecto teje cierta afinidad con quien no tuvo tampoco oportunidad de
formación y cultura.
Otro tanto pudiéramos decir de James Joyce
y sus casi inasibles frases en su ULYSSES, con sorna reiteradas, en su
consonancia y vibración, así como los numerosos vocablos no acabados y las
múltiples aliteraciones de su juego lingüístico. Aparte, evidentemente, lo
esquivo de su enjundia y la volatilidad de la trama.
Tenemos por otra parte algunas pinturas de Picasso, que en
trazos sueltos revelan con primor deseo y posesión. Están asimismo los cuadros
de Kirchner, que Ediciones Idea ha elegido para ilustrar las portadas de mis
libros, allí publicados.
Como es natural, existe cantidad de autores,
en diversas facetas del arte, cuya producción, aun en colorido dispar y asiento
distante, por oposición a nuestro personal concepto, respecto del móvil que nos
anima, supone asimismo insubordinación contra la norma de antiguo establecida.
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2.- LA
ESTRUCTURA.
Cualquiera de mis obras comprende un
todo, se trate de novela, de cuento -en su versión de short story-, de teatro, de poemario… En el ensayo mismo, los
escritos, independientes entre sí, guardan cierta relación en su línea, y portan
uniformidad expresa con referencia al tema expuesto.
De modo que, quien se aproxime a ojear
el texto, buscando aprehender su forma y contenido, o intente apresar su
argumento, yendo derecho a leer el final del relato, con objeto de conocer su
desenlace, comete grave error. Tal vez por ello resulte dificultosa su lectura,
aunque habríamos de contar con la pereza mental derivada del hábito de ser
cómodo espectador de otras formas de expresión.
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La consolidación de la obra, en unidad
compacta, se debe quizá a influencia de la música, con especial recuerdo para
Beethoven.
Me decía un pianista, en la Semana
Musical del Casino, donde estuve alguna vez de intérprete, que el efecto de su
recital fue un tanto decepcionante para el público, que espera oír destacados ciertos
pasajes conocidos de la sonata. Él, en su ejecución, trataba de llevar el
concierto en unidad perfecta, de modo que la obra fuera escuchada en plenitud.
Durante esa etapa, mientras aguardaba a ser llamado para prestar
servicio, me acercaba a la biblioteca, donde pude leer algunos tomos auténticos
de las Islas, en fechas en que el autor canario integraba una especie de
nebulosa, sin incidencia en esta sociedad, que aún hoy se muestra insensible a
la producción de sus creadores, obviando con indolencia su variedad de análisis
y sustancia.
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3.- LA
FRASE.
Mi construcción de la frase incluye
medida y acento como hitos ineludibles para la obtención de su ritmo.
Claro es que, si esto no es
adecuadamente interrumpido, el texto emerge monótono. Así vemos con diafanidad
aquella observación de García Márquez acerca de la abundancia de octosílabos en
la narrativa hispana. Certeza de suyo irrevocable.
Interrupción bien mesurada, como cambio
magistral, la encontramos en Gerardo Diego, cuando en verso reproduce aquellos
estudios de Federico Chopin.
Maravilla, por su sencillez, en LA SYNPHONIE
PASTORALE, de André Gide, el propósito de su protagonista de explicar a la
joven ciega la eclosión de la naturaleza, cual se percibe en la audición de la
obra del genial compositor de Bonn.
Encanta aquel último viaje de Guy de
Maupassant, a lo largo de la Côte d’Azur, por la bella descripción que hace de
aquel entorno.
De igual modo nos asombra Goethe en DER
ELFKÖNIG cuando, el niño enfermo, en brazos de su padre a caballo, atemorizado
pregunta: Siehst,
Vater, du, den Elfkönig nicht?
Mi
traducción:
(¿No ves,
padre bueno, al rey de los elfos?)
El adjetivo bueno procura rima interna al verso con pretensión de
reproducir el énfasis que el autor logra al intercalar el vocativo Vater entre la inversión verbo-pronombre
sujeto.
-
En alguna ocasión he dicho que, en mi
obra, importan movimiento y musicalidad, de modo que el lector ha de intuir el
tono en que está escrita, lo cual me remite a una lectura que hice hace tiempo,
no recuerdo si en ”Histoire du roman moderne”, de Michel Albères, o en una
crítica de Pierre Henri Simon, en Le Monde. Es posible que se trate de distinto autor y
lugar.
Un amigo, a quien recomendé la lectura
de mi novela SESGO, con sinceridad me confesó: “No te entiendo, pero me gusta
tu guineo.”
Estupendo, le dije. A partir de ahí, si
continúas dejándote llevar por su gradual runrún, llegará el momento de divisar
su urdimbre y su entreverada consecuencia.
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4.-
RECONOCIMIENTO.
Debo ahora hacer mención -con riesgo de
omitir involuntariamente algún nombre- a quienes han tenido la gentileza de
inclinarse sobre las páginas por mí escritas y comentar generosamente sobre su
naturaleza literaria.
Como la lista sería enormemente extensa,
si partimos del comienzo, prefiero, para no cansar, mantener su ser en el libro
de prensa que guardo, por si, mañana, alguien se interesa por la trayectoria de
un autor, no oficial, en su intensa labor.
He de subrayar, sin embargo, por más
reciente, el estudio realizado por José María Lizundia Zamalloa, quien ha
sabido captar, desde el inicio de su lectura de mis obras, mi forma de hacer,
con su peculiar entramado y su compleja y sinuosa composición.
Sus
comentarios fueron realizados en una serie de artículos que, una vez
recopilados, pasaron a formar un libro titulado: JOSÉ RIVERO VIVAS: UN MUNDO
LITERARIO ROTUNDO, publicado en 2010 por Ediciones Aguere-Idea, el cual utilizo
ampliamente como diferenciada tarjeta de presentación.
El volumen cuenta con las colaboraciones de Ánghel Morales,
director de Ediciones Aguere, en su prólogo, y el epílogo de Jesús Rodríguez
Castellano; lleva, además, como sucinta nota autobiográfica, una Síntesis de
Historia del autor homenajeado. La foto en portada es de Cirilo Leal, tomada,
como tantas otras, para aquella dilatada serie, al modo de entrevista
prolongada, inserta dominicalmente, hace un par de años, en Diario de Avisos.
A todos ellos, desde el principio hasta el momento presente, así
como al cuerpo de lectores, deseo expresarles mi más sincero agradecimiento.
José
Rivero Vivas
San
Andrés, mayo de 2012
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