PRÓLOGO DE LAS PERAS DEL NOGAL
FANEQUE HERNÁNDEZ BAUTISTA
Me complace ir de tu mano, Víctor,
en esta aventura literaria siempre grata que es la publicación de un libro.
¿Qué razones puede haber para que me des el honor de prologarte este volumen de tus Reflexiones
Periodísticas, titulado Las Peras del Nogal? Una primera intuición me dice que
ante autor tan prolífico es probable que
se te hayan acabado los prologuistas posibles, teniendo en cuenta que
esta responsabilidad se asume siempre desde el altruismo y la camaradería. Una
segunda certeza es la de que confías en la voz modesta de un poeta en ciernes,
que deseando unirse a la hermandad de los poetas vivos, gusta de celebrar los
eventos culturales recitando algunos versos de su tardía cosecha, muy influidos
por el arte de versear de Don Francisco Tarajano.
Me tienes aquí por el respeto a una voz crítica y comprometida
con su pueblo, por tus ansias de libertad personal y colectiva, por tu
insobornable demanda soberanista, que comparto, y sobre todo, sinceramente, por
el habla canaria risqueña de tus personajes que me devuelve a mis años de
infancia y adolescencia en ese barrio de la casa de los tres picos desde el que
divisábamos la ciudad baja casi como los cariocas de La Rosinha divisan
Copacabana desde su mísera atalaya de callejuelas escalonadas. Esa hermandad
sanroqueña y el amor por tus libros me convierte en un deudor de parabienes a
esta obra, aunque no comparta el tono a veces fustigador hacia las personas,
porque cuando las puyas se dirigen hacia las instituciones estoy encantado de
suscribirlas.
La cal necesita arena. No es tarea
fácil glosar la obra periodística de Víctor. Esa voz potente no permite que
sobrevivan a su empuje ni tirios ni troyanos. Arrasa con todo lo que no se
identifica con sus postulados. Sus compadres Tinguaro, Bentor, Armiche y el
Cobra… estarán orgullosos de haberse salvado de la quema al ser los únicos que
no están en la lista de los apabullados por las denuncias y sátiras del ilustre
compatriota. Como recurso literario es, sin embargo, muy de agradecer el que
compartan estos amigos las tertulias del Cafetín aunque no entiendo por qué se
muestran siempre aquiescentes con el tertuliano principal. Con cierta sorna
diremos que son los únicos títeres que quedan con cabeza tras las rociadas
periodísticas de Ramírez. Me recuerdas, Víctor, al Orlando Hernández de sus
buenos tiempos en el cafetín del Capitán en Agüimes, lidiando con sus copas,
enfurruñado con el mundo, pero siempre amante de una buena plática para la que
no solía encontrar contertulios de altura.
Y agua fría. Me resulta curiosa la
división que haces del personal de estas latitudes en godos afincados, canarios
infragodos y canarios. Debo encontrarme entre estos últimos, si no,
difícilmente iba a estar invitado a esta fiesta; así me siento, pero con la
salvedad importante de que quiero
apostar por incluir a las otras dos especies en ese conjunto. ¡Qué manía con el pobre Eligio! Lo de infragodo no le pega, sobre todo por
las redondeces y corpulencias que engrandecen al Pollo del Pinar. Mis años de
patria chica herreña me enseñaron a confraternizar con todos los vecinos y avecindados: los del
rabo dorado, los funcionarios fuereños, generalmente peninsulares aunque
también nos incluían en este nivel a los profesores canarios de otras islas;
los del rabo blanco, criollos, descendientes de los colonos europeos; y los del
rabo negro, que por cierto tenían el cabello y los ojos más claros que los
susodichos, descendientes de los pastores bimbaches. Eligio, con perdón, es de
estos últimos y tiene, como tal, el honor de haber incubado hasta su eclosión
al Ayuntamiento de El Pinar, aspiración cumplida de todos los herreños que
sufrieron el caciquismo fronterizo de Valverde, cosa muy de agradecer por muy social-españolista que sea.
Pero vamos, Víctor, a hablar de las
cosas que nos unen. La denuncia de esta patria sometida, la disidencia con todo
españolismo barato, el de los futboleros
y demás caterva complaciente con los ocupantes, y también del caro. Esto
viene a cuento de la Monarquia y los
Gobiernos de España y Canarias, instituciones a la que das palo y tentetieso,
muy apropiadamente. Como ves, yo tampoco me quedo corto, pero arremeto, y creo
que no disentimos, contra el godo que se lo cree, que piensa que esta es su tierra,
que esto les pertenece. Estoy encantado de tener muchos amigos europeos,
algunos de ellos españoles afincados en Canarias, que son , efectivamente, más
respetuosos con nuestro acervo que
aquellos que llamas infragodos, a los
que molesta soberanamente, nunca mejor
dicho, el ansia de libertad e independencia de este pueblo.
Ahora me puse serio por aquello de
la persecución o el ninguneo, ejercidos desde los medios de comunicación,
contra todo aquel que defienda posiciones soberanistas. ¿Por qué la gente se
sonroja cuando se proclama la pervivencia indígena, la identidad euro-africana
de nuestro pueblo, la necesidad de incorporación al español de Canarias de los
cientos de términos que conservamos provenientes de la lengua aborigen? ¿Es
posible hablar indistintamente de Tagoror o Parlamento, de Sábor o Gobierno, de
Guayre o Alcalde, etc. sin que te tomen por un iluminado?
Los españolistas están sin duda de
enhorabuena cada vez que sus líderes, a diestro y siniestro, hablan de su país
y de sus fuerzas de ocupación. ¿Es posible que nosotros podamos hablar de nuestro país, del hecho nacional
canario, de las milicias canarias? Por lo visto eso está reservado a vascos,
gallegos y catalanes y a los ultranacionalistas españoles en general pero no
vale para estas islas perdidas. ¿Hasta cuándo vamos a soportar esas afrentas?
¿No hemos tenido bastante siglos de opresión colonial para seguir apoyando con
nuestros votos la unción al yugo de España? ¿En Cabo Verde votarían a un
partido portugués? ¿Por qué seguimos votando a partidos españoles?
Volviendo al tono distendido, les leo unos versos escritos
a vuelapluma dirigidos a los colegas en unas jornadas educativas en Madrid, con
representación de todas las comunidades, con los que, medio en broma, medio en
serio, demando respeto a nuestra identidad:
Que estas jornadas de encuentro
en el Madrid de los Austrias
hayan de servir al menos
para ubicar en el mapa
en subtropical contexto
a unas islas africanas
que en el marco de un poliedro
situáis al sur de Granada.
Tengo que darles por ello
las exactas coordenadas
del Meridiano de El Hierro
de modo que al ir a Canarias
no acabéis vuestro trayecto
por mor de mala trazada
en las costas de Marruecos
o en el mismo Monte Atlas.
Que sirva también este evento
para apreciar bien el habla
de los canarios isleños
que, orgullosos de su raza
y de sus nobles ancestros,
con estos versos se hermanan
con el conjunto de pueblos
que constituyen España.
Hacia los pueblos iberos
de ambos lados del Guadiana
no hay afán de desapego
ni deseos
de venganza.
Mas tengan claro el empeño
de unas Islas soberanas
que serán al mismo tiempo
afro y euro-americanas.
Estas ideas las
expresa mucho mejor el MANIFIESTO DE EL HIERRO de 1976, firmado entre otros por
Tony y José Luis Gallardo, Eugenio y Manuel Padorno, Juan José Gil, Alfonso
O`Shanahan, Martín Chirino, Antonio Nuez, etc., un manifiesto que en mi opinión
debe seguir siendo el referente del nacionalismo canario contemporáneo para
unir en un movimiento de unidad del
pueblo canario a todas las fuerzas políticas nacionalistas, sin más exclusión
que las caciquiles. Que los bucios suenen de nuevo para el alzamiento pacífico
y democrático de esta nación que ya tarda en reconocer la historia.
“Nosotros, artistas, poetas e intelectuales canarios, formulamos
inicialmente lo siguientes principios de una toma de conciencia de nuestra
realidad:
La pintadera y la grafía canarias son símbolos representativos
de nuestra identidad. Afirmamos que han sido un estímulo permanente para el
arte canario. Reclamamos la legitimidad del origen autóctono de nuestra
cultura.
Nunca podrá ser destruida la huella de nuestros orígenes. Ni la
conquista, ni la colonización, ni el centralismo, han logrado borrar la
certidumbre de esta cultura viva. No negamos los lazos que nos unen a los
pueblos de España, pero reivindicamos nuestra propia personalidad.
En el proceso histórico, hemos asimilado aquellos elementos que
han servido para conformar nuestra peculiaridad, y rechazado los que no se
acomodaron a ella. Nuestra universalidad se fundamenta en nuestro primitivismo.
Contra el tópico del intimismo, nuestra vocación universal. Contra la
pretensión de cosmopolitismo, nuestra raíz popular. Contra la acusación de
aislamiento, nuestra solidaridad “tricontinental”.
Por cierto, Víctor, he leído con
atención tu discurso de ingreso a la Academia Canaria de la Lengua. Su título
“Palabras libertarias para una conciencia canaria universalista” nos descubre
la esencia de un mensaje próximo al fondo de este manifiesto que acabamos de
leer y muy alejado de las formas encubiertas de xenofobia que a veces aparecen
en las proclamas nacionalistas. Somos canarios en tanto que somos el resultado
de un fecundo mestizaje entre los
indígenas de las siete islas, los colonos europeos y los esclavos negros
y moriscos. En tu persona está ese crisol aunque intuyo la predominancia de un
tipo humano muy emparentado con los portugueses, colonos sencillos y laboriosos
a los que tanto debe el acervo canario y tu propia literatura.
En ese discurso ante la Academia lo
primero que haces, genio y figura…, es echarte un corrido mexicano, sosteniendo
que con ese cancionero, del que reconoces estar prendado, aprendiste a
sentir la literatura desde niño. Tanto
me llegan esas palabras, por tu desparpajo característico para mostrar sentimientos e idiosincrasia, que me invitan
a intentar emularte con otro cancionero más próximo a nuestras raíces. Me
refiero al folklore herreño y más concretamente al del Pinar y Sabinosa con sus
incuestionables raíces indígenas. Me emocionan las medas, el Baile del Vivo, el
de la Virgen, llamese ésta Moneyba o de
los Reyes, el tango herreño… con sus ritmos ancestrales de chácaras, pitos y
tambores y su acompañamiento de sonoros ajijides bereberes que aún hoy cantan
las mujeres.
Para compartir contigo las
celebraciones del nuevo libro, me he
atrevido a componer unos versos, con la métrica y rima de las endechas
aborígenes, que solo pueden ser recitados al ritmo de los bailes ancestrales de
la isla de El Hierro. Va por ti, honorable compatriota, para que tu voz siga oyéndose atronadora en la exigencia de
emancipación para este pueblo sojuzgado. Para que fragüe ese proyecto terciaremos tu voz alcalina con el grano de
arena de cada canario libre y el agua fresca de los pilares de Sietesitios.
ENDECHAS POR LA LIBERTAD PERDIDA
Honrado sea el venerado
Profesor Wölfel por su Tratado
sobre la lengua de los canarios.
Honrado sea el Instituto
Canario de Austria por sus estudios
sobre el origen de nuestro pueblo.
¿Hay que venir desde tan lejos
para probar que es
nuestro acervo
tan africano como europeo?
Vejado sea el que
proclama
la teoría que vende
España
del exterminio de nuestra
raza.
Vejado sea el que suscita
falsos debates de autonomía
pero le asusta nuestra
milicia.
¿No es manifiesta la diferencia,
Con solo ver nuestra presencia,
Cálido acento, nobles creencias?
Hay sin embargo cierto complejo
Que nuestro orgullo deja
maltrecho:
El servilismo al extranjero.
Godos que ocupan por lerdos que sean
Mullidos puestos, altas esferas.
¡Como si ésta fuera su tierra!
Cruel resultado de la derrota
Con que vencieron a los patriotas
los castellanos en mala hora.
En su colonia con mano firme
majan la vida de los humildes
volviendo ricos a sus rediles.
Viviendo aquí como señores
se sienten bravos los españoles.
Vara y justicia son sus razones.
¡Vuelvan a España, cojan el vuelo,
Por los canarios no tengan miedo
que sin ustedes prosperaremos!
Cuando volvamos a estar aislados
nos quedaremos desconsolados.
Déjennos solos en ese estado.
¡Boten de aquí a esas partidas,
desde Madrid bien dirigidas,
de españolistas hasta en las siglas!
Quizá precisen como argumento
de un libre y claro pronunciamiento
de independencia de nuestro pueblo.
Cuánto esperamos llegue ese día,
En que deslumbre la
amanecida.
Salgamos todos a recibirla.
Canta Atis Tirma, pueblo canario
por la memoria de los alzados
que desde Ansite se despeñaron.
Canta Atis Magro por la
esperanza
en homenaje al gran
Doramas,
de un pueblo libre lejos de España.
Agüimes, 1 de diciembre de 2008
Faneque Hernández Bautista
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