VILLAREJO, COLUMNISTA
ANÍBAL MALVAR
El comisario José
Manuel Villarejo nunca existió. Es el hombre que nunca estuvo allí. Un invento
en penumbra de Jordi Évole para ganar share. Una figura mitológica creada para
asustar a los reyes, que son los niños. O todo esto parecen creer nuestros
viejos periódicos de papel, que esta semana, y van no sé cuántas, han preferido
no informar sobre las nuevas revelaciones judiciales acerca de las campañas de
mentiras contra Podemos que articuló la policía política de Mariano Rajoy de la
mano del siniestro ex comisario, hoy en la cárcel.
El espionaje de
Villarejo a Pablo Iglesias anda siendo investigado por el juez de la Audiencia
Nacional Manuel García-Castellón, y en los informes de la Unidad de Asuntos
Internos de la Policía se pueden leer
incómodas referencias a medios de comunicación como El Mundo, El Confidencial
y, cómo no, el OkDiario de Eduardo Inda, cronista oficial de las cloacas a la
par que tertuliano y cabeceador de cámaras televisivas hostiles. O sea, que la
investigación se va extendiendo también a las cloacas mediáticas que
desinforman a este país. Ya en agosto de 2019 los periódicos menos piadosos
habíamos informado de la presencia de directivos del grupo Planeta (La Razón)
en esta investigación judicial. Por lo pronto, Planeta sí ha admitido en sede
judical haber pagado a Villarejo por sabe el demonio qué manejos en el litigio
que el grupo mantenía contra Blas Herrero, dueño de Radio Blanca-Kiss FM. Lo
cual que, con tantos contactos, no sé cómo Villarejo no le pidió a nadie que le
publicara unas columnas. Es incomprensible que ahora lo ninguneen así. Roma no
paga informadores.
Lo trágico (y lo
cómico) es observar que la desinformación resulta rentable. Que años después de
que la justicia calificara de inverosímiles los montajes de la policía
patriótica del Gobierno del PP, en la calle y en los medios se siga hablando de
Venezuela, de Irán y de podemitas en paraísos fiscales. Todo esto sale muy
rentable porque a la derecha lectora de este país le encanta consumir y lorizar
fakes contra Podemos. Es como un deporte. Y da gusto acercarse a las
escalerillas de la iglesia cualquier domingo para escuchar la salmodia inciensaria
de todas las villarejadas contra Iglesias, el anticristo Monedero, la pérfida y
seductora Irene, que lleva un áspid en el bolso... Se da uno cuenta ahí de que
la derecha española del llameante Ciudadanos, el neobunkerizado PP y la
oratoria onomatopéyica de Vox, se parecen mogollón a sus votantes, a la derecha
social. Quizá, incluso y tristemente, demasiado.
No hay que olvidar,
además, que el villarejismo calumniador también ha calado en la izquierda,
sembrando sospechas que han desilusionado tanto al votante como los errores
estratégicos o los mesianismos. Algo habrán hecho, es la españolísima frase que
flota entre el votante desencantado que un día renunció a asaltar los cielos al
oler tanta basura, por mucho que fuera basura inventada.
Este periódico se
ha quejado no pocas veces de la escasa repercusión que en otros medios tuvieron
y tienen las informaciones exclusivas que se fueron publicando sobre las
cloacas del Estado en las últimas calendas. Muchos otros nos quejamos, también,
de su escasa repercusión judicial. Pues no recuerdo si fue un juez, o ninguno,
al que se le ocurrió de una vez imputar al menos al ex ministro del Interior
Jorge Fernández Díaz, el de la grabación de "la fiscalía te lo
afina". Cloaca no muerde a cloaca, o sea.
Volviendo a nuestra
derecha sociológica, la de la puerta de la iglesia y el cafelito anónimo, no
sorprende su actitud de dar pábulo a las mentiras de Villarejo sobre Podemos y
,sin embargo, despreciar las grabaciones de Corinna que implican a Juan Carlos
I en mordidas (ya de todos conocidas) a través de paraísos fiscales. ¿Cómo le
vas a hacer caso a un delincuente?, se parapetan tras la biblia borbónica. El
irresistible encanto de la doble moral. E Inda, de tertuliano.
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