EL POPULISMO FUTBOLERO
DE CIUDADANOS
ANTONIO MAESTRE
Albert Rivera, Inés
Arrimadas, Juan Carlos Girauta y Carina Mejías fueron las cabezas visibles de
un acto de campaña de Ciudadanos en el Arco del Triunfo de Barcelona. Un mitin
peculiar, sin discursos, en los que los protagonistas eran los jugadores de la
selección española de fútbol que se enfrentaba a Turquía en la Eurocopa de
Francia. Una gran pantalla con un marco naranja con la simbología de Ciudadanos
que acaparaba las miradas de todos los asistentes del cine de verano
improvisado en el que la primera fila era ocupada por los dirigentes de la
formación naranja. Todos con la camiseta de la Roja, ellos con camiseta ancha y
de cuello redondo, ellas con camiseta de pico, escotada y ceñida, ellos con el
apellido visible, ellas con su nombre.
El motivo de este
mitin futbolero era contrarrestar la decisión de Ada Colau de no poner una
pantalla gigante para seguir el devenir de la selección española. Utilizar el
fútbol como instrumento político para atacar al adversario, utilizar los
sentimientos más cervales de los ciudadanos para beneficiar su opción política.
Populismo de bufanda. Hacer política con el deporte. Lo que criticaban los
miembros de Ciudadanos hasta ayer mismo cuando la ideología enarbolada era
independentista.
El propio Albert
Rivera en una entrevista en el diario Marca fue preguntado por la politización
del fútbol. La respuesta del líder de Ciudadanos hablaba de otros, de los
demás, los que quieren hacerlo y son irresponsables.
“Se intenta
politizar y es un error. Cuando voy a ver al Barça, que es al equipo al que
apoyo, quiero ver fútbol y no política. Para ver política voy al Parlamento”.
Juan Carlos
Girauta, otro de los asistentes con su propia camiseta al partido-mitin de
Barcelona, también criticaba la utilización del deporte para hacer política,
contraponiendo a esa visión maniquea del deporte su sensatez. En una entrevista
en la Cadena Cope dejaba claro que esa actitud debe estar erradicada de la vida
pública.
“Un estado de
fútbol sirve para ir a ver el fútbol, no para hacer política. Nosotros no vamos
a los estadios con banderas de Ciudadanos y los independentistas van a los
estadios con banderas de parte, no de un solo partido, pero de parte. Más allá
de que sea legal o que sea ilegal, a mí me parece inconveniente”.
Captura de pantalla
2016-06-18 a las 10.57.45
La propia Inés
Arrimadas, una de las impulsoras del evento, también criticaba que la política
se uniera al deporte y establecía dos lugares de donde la política tendría que
apartarse: “La política no debe estar en los estadios de fútbol, ni en las
escuelas”. Una afirmación que, curiosamente, la hizo hablando de política en el
diario Marca.
No ha habido
miembro de Ciudadanos que no se hubiera mostrado contrario a politizar el
deporte, y en concreto el fútbol. Fernando de Páramo, secretario de
Comunicación de Ciudadanos, en un acto en Madrid con jóvenes acató la
resolución judicial de permitir esteladas en la final de la Copa del Rey y
pidió no politizar el fútbol.
“El fútbol no tiene
que politizarse, el deporte tiene que estar aparte de la política”.
Desde que Juvenal
utilizara su famosa alocución latina para hablar de los intereses de la masa,
panem et circenses, han sido muchos los políticos y dirigentes que han
utilizado el fútbol como herramienta para acercarse a la ciudadanía. El término
populismo tiene muchos matices y es de un calado teórico profundo que puede ser
utilizado en términos positivos o negativos, pero no hay que olvidar que el
populismo también es de derechas, Trump, Macri y ahora Albert Rivera están
evidenciando que esa deriva que apela a los sentimientos frente a la razón no
es patrimonio de ninguna ideología.
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