UNA LUZ BLANCA...
DUNIA SÁNCHEZ
Una luz blanca la
envolvía, una luz blanca de ojos oscuros. Atrapada no supo que decir, la luz
blanca seguía y seguía lamiendo su cuerpo, su espíritu. Como hija de las constelaciones
tomaba forma humana entregándose más y más a ella. Su aroma era perfecto, su
belleza algo extraño que nunca había visto. Liada a ella comenzó la danza, la
danza que la nutria de vitalidad, de una calma excelsa sucumbiendo en el
letargo. Hacía tantos años…sí, años en que la podrida singladura de sus soles
solo la alimentaba de lágrimas. Lágrimas que caen y se agotan a ras de las
mareas. Pero ahora
aquella luz blanca la envolvía, aquella luz blanca de ojos
oscuros la animaba a dar sus primeros pasos donde nacen los violines
exuberantes de la libertad, de una paz enraizada en su vientre
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