CONTESTACIÓN A SUSANA DÍAZ: ¿QUÉ ES LA SOCIALDEMOCRACIA?
VICENÇ NAVARRO
La Presidenta
de Andalucía, que provisionalmente apoya al candidato del PSOE para la
presidencia del gobierno español, el Sr. Pedro Sánchez, acusó a Podemos en
general, y a Pablo Iglesias en particular, de haberse presentado en un
denunciable ejercicio de camuflaje como la nueva socialdemocracia, subrayando
que el socialdemócrata de verdad es el PSOE, siendo Podemos un impostor. Y como
un indicador de tal impostura señaló que Marx y Engels –presentados por Pablo
Iglesias como socialdemócratas- no habían sido en realidad socialdemócratas.
Esta declaración por parte de una persona (Susana Díaz) que aspira a ser la
Secretaria General del PSOE es sorprendente y preocupante. Marx y Engels
fueron fundadores del proyecto político
encaminado a establecer el socialismo, objetivo que podía alcanzarse bien a
través de la vía democrática (los orígenes de la socialdemocracia), o bien a
través de la vía revolucionaria (el marxismo leninismo o comunismo). Ambas
tradiciones políticas han estado basadas en el marxismo, y por lo tanto ambas
pueden atribuirse el haber establecido sus bases ideológicas en los escritos de
tales autores. Es más, incluso cuando el PSOE renunció al marxismo como
ideología de partido, promovió en sus escritos mantenerlo como instrumento de
análisis crítico y teórico (véanse los documentos del Congreso Extraordinario
de 1979).
La vía
leninista se realizó más en los países subdesarrollados (la Unión Soviética,
China o Cuba, entre otros) que en los países desarrollados, donde la vía
socialdemócrata fue la que prevaleció. En Europa, el Estado del Bienestar
(componente importante del socialismo) se alcanzó por la vía democrática,
siendo la socialdemocracia uno de los máximos responsables del desarrollo de la
Europa Social. Alcanzó su máximo desarrollo en los países escandinavos, que
fueron gobernados durante la mayor parte del periodo 1945-1990 por partidos
socialdemócratas aliados con partidos comunistas y/o verdes y/o agrarios. Quisiera
acentuar que el motor de tal proyecto siempre fue el de desarrollar una
sociedad en la que se distribuyeran los recursos según el principio de “a cada
persona según su necesidad, y de cada persona según su habilidad y capacidad”,
necesidad y habilidad definidas democráticamente. Hoy tales países, gobernados
por la socialdemocracia durante más tiempo (los países escandinavos), son los
países que tienen menos desigualdades de clase y de género, mayor gasto público
social por habitante, mayor progresividad fiscal, y cuyo Estado es más
redistributivo, más transparente y más participativo. Son también, por cierto,
los Estados más descentralizados con mayor protagonismo del poder local y
municipal (ver Democratic Class Struggle, de Walter Korpi).
¿Qué ha pasado
con la socialdemocracia española?
El PSOE ha sido, durante el período
democrático, el partido que más ha expandido el Estado del Bienestar,
históricamente poco desarrollado y poco financiado. Pero su adaptación al
Estado heredado de la dictadura tuvo costes elevados, incluyendo su moderación.
Y su integración en el establishment político-mediático significó su
acatamiento y complicidad con los establishments financieros y económicos, que
solidificaron su creciente moderación, abandonando en su camino muchos
principios y muchas demandas, y convirtiéndose en una organización cada vez más
vertical, autoritaria y poco democrática. Y lo sé porque lo vi con mis propios
ojos.
Desde que volví
del exilio he asesorado a todos los gobiernos progresistas (a nivel estatal,
autonómico y local) que me lo han pedido. Y en esta condición he asesorado a
todos los gobiernos socialistas que ha habido durante el período democrático,
sobre todo en áreas de política social, pero también en áreas de políticas
económicas. Creo que contribuí sustancialmente al establecimiento del cuarto
pilar del Estado el Bienestar (ver mi artículo “El cuarto pilar del Estado del
Bienestar”, Público, 15.10.09).
Ahora bien, mi
distanciamiento apareció a raíz de la respuesta que el gobierno Zapatero le dio
al inicio de la crisis. Fue entonces cuando se interrumpió mi relación de
asesoría al PSOE, pues su respuesta era típica del pensamiento neoliberal,
equivocándose en su diagnóstico y en sus recetas. Y dentro del PSOE fue la
victoria de los liberales, liderados en parte por Jordi Sevilla, al cual conocí
bien, y con el cual tuve muchos desacuerdos debido a su postura explícitamente
liberal. Fue bajo su consejo que Zapatero indicó que bajar impuestos era de
izquierdas (ver mi artículo ” El referéndum es una excusa del PSOE y de las
derechas para que no se establezca un gobierno de izquierdas”, Público,
18.02.16). Hoy dirige el equipo económico del Sr. Pedro Sánchez. En su
respuesta a la Gran Recesión el PSOE dejó definitivamente de ser socialdemócrata,
y antepuso el proyecto liberal al proyecto socialdemócrata. Ello era fruto y
consecuencia del maridaje entre el aparato del PSOE y el establishment
financiero-económico.
Continué
colaborando con la revista Temas para el debate, dirigida por lo que se
llamaban “guerristas”, que subrayaban el deseo de estar abiertos, dar la
bienvenida y ofrecer colaboración a todas las voces críticas de izquierdas,
reputación que no respetaron cuando me vetaron por escribir un artículo crítico
con la respuesta del PSOE a la crisis (ver “La ausencia de la necesaria
autocrítica en la socialdemocracia”, Público, 13.05.14). Antes había tenido ya
tensiones por un artículo escrito donde había defendido una visión
plurinacional y no jacobina de España. Su tolerancia hacia tal artículo fue
nula, dentro de una sensibilidad (la guerrista) que consideraba que el
presidente socialista de la Generalitat, José Montilla, y la vicepresidenta del
PSC, Manuela de Madre, estaban “contaminados de nacionalismo”. Y ahí está el
problema. No hay izquierda hoy dentro del aparato del PSOE. Este partido es un
aparato, parte de la casta, que está defendiendo sus intereses de aparato a
ultranza. Es sorprendente la falta de diversidad y debate dentro del PSOE, y
también la falta de protesta entre sus bases por su comportamiento. De ahí la
interrupción de mi colaboración y asesoramiento. Conocí a gente excelente pero
que escogieron permanecer en silencio, por un sentido de lealtad mal aplicado.
Las bases del PSOE son claramente de izquierdas, y el gran retroceso electoral
de la socialdemocracia en España y en Europa se debe precisamente a la
adaptación al neoliberalismo por parte de tales aparatos. El último caso es lo
que está sucediendo en Francia.
La aparición de
Podemos y mi asesoramiento a tal partido
Debido a lo narrado anteriormente era, pues,
lógico que saludara con gran alegría el 15-M, cuyo éxito fue debido a que pudo
comunicarse con las clases populares, canalizando su descontento. Sus demandas
no eran demandas a favor de la revolución socialista o del fin del capitalismo.
Influenciadas por la Primavera Árabe, sus demandas eran mucho más sencillas y
mucho más amenazantes para la estructura de poder. Cuando rodearon las Cortes
Españolas y el Parlament de Catalunya (en mi presencia, pues me habían invitado
a dar una charla en tales actos) pedían democracia, una demanda que implicaba
una denuncia precisamente de la falta de democracia en las instituciones
representativas del país. Sus eslóganes fueron muy populares. “No nos
representan” lo decía todo. Y el 82% de la población española estaba de
acuerdo. “No hay pan para tanto chorizo” era otro eslogan, también muy popular,
que señalaba la extendida corrupción del Estado, basada en el maridaje entre el
poder financiero y económico por un lado y el poder político-mediático por el
otro.
Fue
precisamente la certeza del diagnóstico por un lado, y la sencillez y
accesibilidad de su discurso por el otro, lo que explica su enorme capacidad de
movilización. Y utilizaron ampliamente el libro Hay alternativas. Propuestas
para crear empleo y bienestar social en España (escrito por Juan Torres,
Alberto Garzón y yo mismo) como un punto de referencia. El libro mostraba, por
ejemplo, que Zapatero congeló las pensiones cuando podría haber conseguido más
dinero manteniendo el impuesto de patrimonio o anulando la rebaja del de
sucesiones, o que Rajoy podía haber revertido la bajada del impuesto de
sociedades de las empresas que facturaban 150 millones de euros al año y que
representaban menos del 0,12% de todas las empresas, consiguiendo con ello casi
el mismo dinero que el que consiguió recortando 6.000 millones de euros de la
sanidad pública. Se habrían evitado los recortes si hubieran seguido las
alternativas que nosotros sugeríamos. Estos datos, fácilmente entendibles,
mostraban claramente la falsedad del argumento de que no había alternativas,
argumento utilizado por la estructura del poder para defender políticas
sumamente impopulares. Se mostraba así que el PSOE había dejado de ser
socialdemócrata. Y es ahí donde el maridaje entre el aparato del partido y los
lobbies financieros y económicos apareció en toda su crudeza, en la aplicación
de las políticas de austeridad y de reforma laboral que inició el gobierno del
PSOE, y que más tarde el gobierno del PP continuó y expandió.
Hacía falta una
nueva fuerza política basada en el rechazo a tales políticas, y que recuperara
el proyecto de establecer una sociedad más justa y más solidaria que había sido
abandonado por el PSOE. Era, pues, predecible que nos invitaran a mí, junto con
el profesor Juan Torres, autores del libro Hay alternativas. Propuestas para
crear empleo y bienestar social en España junto con Alberto Garzón, para que
los dos escribiéramos el marco estratégico de sus políticas económicas. Y así
surgió “Un proyecto económico para la gente” (ver el documento “Democratizar la
economía para salir de la crisis mejorando la equidad, el bienestar y la
calidad de vida. Una propuesta de debate para solucionar los problemas de la
economía española”). Este plan era de clara sensibilidad socialdemócrata, con
acento escandinavo. El programa final de Podemos, y ahora el de Unidos Podemos,
encaja, en su gran mayoría, con este marco que definimos.
Referirse a tal
propuesta como bolivariana, utópica, irrealizable, y otros epítetos, define más
al que insulta que al insultado. Es absurdo, demagógico y profundamente
deshonesto. Ellos lo saben, y deberían avergonzarse de tanto insulto. En mi
vida he asesorado a muchísimos gobiernos, desde los gobiernos Allende y Fidel
Castro (en su reforma sanitaria), por un lado, a los gobiernos socialdemócratas
suecos, a la Casa Blanca (en la reforma sanitaria dirigida por la Sra.
Clinton), al gobierno Felipe González, así como al tripartito de Pasqual
Maragall. Y nunca había encontrado tanta hostilidad (casi odio) como en el caso
de este programa, consecuencia de que las derechas (y ahora el PSOE) tienen una
cultura democrática muy limitada.
En defensa de
Pablo Iglesias
Y aprovecho para defender a Pablo Iglesias,
hoy considerado no el adversario, sino el enemigo nº 1 del establishment
financiero-económico-político-mediático del país. El grado de odio expresado
hacia Podemos en general, y hacia Pablo Iglesias en particular, es extremo y,
francamente, repugnante. Léanse el editorial de El País del pasado domingo 5 de
junio, y verán lo que digo. Me apena que profesionales que respeto de ese
rotativo hayan permanecido callados delante de tanta mala leche y bajeza. Y
verán que pronto los Eduardo Indas de turno “descubrirán” que Pablo Iglesias
estuvo envuelto en el asesinato del presidente Kennedy.
Se habla
constantemente de la agresividad de Pablo Iglesias hacia el PSOE, con la famosa
“cal viva” refiriéndose a Felipe González. Pero
no se dice que esta expresión de Pablo Iglesias fue en respuesta a la gran
agresividad de Pedro Sánchez, expresada minutos antes en el debate
parlamentario, cuando acusó a Podemos de apoyar a ETA, y solo un par de días después
de que Felipe González acusara a Podemos de recibir dinero y apoyar a un
gobierno dictatorial peor que el liderado por el General Pinochet. Es difícil
alcanzar un nivel más alto de mala leche. Y El País nunca se ha referido a la
agresividad de tales señores, a los cuales Pablo Iglesias respondía. Y ya no
digamos de La Razón o el ABC.
Habiendo
demonizado a Pablo Iglesias, ahora la estrategia del PSOE es centrarse en Pablo
Iglesias como el responsable directo de que Rajoy continúe en el gobierno, ocultando
que había otra alternativa, la alianza de las izquierdas con el PNV, que
hubiera terminado con las políticas neoliberales, nefastas para este país.
Una vez más se
utiliza la llamada a la Unidad de España para defender intereses financieros y
económicos específicos
La realidad es
que la llamada a la Unidad de España se repite una vez más para defender los
intereses económicos y financieros que resultarían afectados por la aplicación
de las políticas socialdemócratas que propone ahora Unidos Podemos. Hoy el tema
nacional y el tema social están íntimamente ligados. Son los que defienden la
España uninacional los mismos que están aplicando las políticas neoliberales
que dañan a España. Pero otra versión de España, la España plurinacional, está
surgiendo desde la periferia hasta el centro. La alianza de todas estas
fuerzas, reflejada en la alianza Unidos Podemos, representa una gran
posibilidad de cambio profundo en España, revirtiendo las políticas
neoliberales que han sido tan dañinas para la calidad de vida y el bienestar de
las clases populares de este país.
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