ENDESA, ¡así no!
Cándido Quintana
El fin de semana del 30 al 31 de enero
de 2016, una empresa privilegiada por nuestros gobernantes a efectos de cobros
abusivos, Endesa, me ha hecho pasar por un calvario merecedor de todo tipo de
acciones. Y aún el claro desamparo que sufrimos los ciudadanos, y aceptando a
priori que se trata como si de una lucha de “David contra Goliat” se tratara,
no me voy a quedar quieto hasta que, si no la devolución de lo gastado por mí de
forma privada pues los electricistas tienen miedo de emitir una factura por si
acaso, esta multinacional me restituya la razón y me pida excusas por todo lo
grave que ha sucedido por su ÚNICA CULPA.
Espero que llegue el momento, cuando al
poder accedan fuerzas que antepongan la defensa del Interés General, el de la
mayoría de la población, a los clásicos atropellos de estas grandes empresas,
que se les baje del pedestal de intocables al que se han subido con una
lamentable anuencia política interesada. Y en este paquete incluyo las malas
artes, las mentiras y la falta de profesionalidad de algunos de sus empleados,
que parecen estar respaldados por su empresa, porque en otras circunstancias no
se atreverían, ni se entendería.
Todo partió de unas, en principio,
pequeñas subidas y bajadas de tensión intermitentes, muy molestas y
previsiblemente dañinas, por lo que decidimos llamar a atención al cliente y a
averías. Para no alargarme demasiado, a varios teléfonos y a varios empleados,
llámense Beatriz, Crisia, Ana, Janette y otros, algunos con buen talante pero
con idéntica nula efectividad. ¡Ah!, y añado que para llegar a estas personas
previamente te someten a una batería de preguntas robotizadas, que te hacen
perder varios minutos que no tienes en momentos de urgencia creciente.
Algunos empleados, con el mero afán de
quitarnos de encima, nos decían que si ya teníamos una incidencia abierta, la
número 832342 en este caso, tendríamos que esperar al plazo que tienen
establecido de 60 horas como máximo ¡!. Y ya en esos momentos las subidas y
bajadas de tensión eran tan brutales, que intuíamos, y así lo hicimos saber
reiteradamente, que una chispa pudiera provocar un incendio, de lo que pasaban.
Estábamos absolutamente seguros de que la avería era imputable al tendido
eléctrico, porque hacía viento y porque ya habíamos sufrido otra avería similar
años atrás, lo que también le hicimos saber a cada empleado que nos atendió,
pero ni con esas.
Y la última llamada al servicio de
averías, al teléfono 900855885, la atiende la joya de la corona, una tal
Yolanda, creo que desde la península, quien discute conmigo y llega hasta
mentirme de forma grave, a pesar de que la situación era límite. Tras la
conversación se inventa una llamada a los técnicos de aquí, para después decir
de forma tajante que las líneas estaban bien, que la avería era imputable a mi
casa y por tanto de nuestra responsabilidad. Que habían hecho “in situ” las
comprobaciones pertinentes y que nosotros tendríamos que contratar a un técnico
“privado” que nos certificara que la instalación de casa estaba bien, para
entonces ellos proceder. ¡Fuerte jeta! Decir que en todo este tiempo estuvimos
al pie del cañón y que nadie de Endesa, ni de subcontratas, vino a comprobar
nada.
Pónganles días y costes a lo que Endesa
pretendía, con fundiciones y alimentos echados a perder, nervios aparte. Por
todo ello, no nos quedó otra alternativa que busca a un profesional privado que
localizara la avería y la solventara a “nuestro cargo”, algo nada fácil pues
era domingo y ya se sabe, pero lo conseguimos. Tras mirar en casa, llegó a la
conclusión que la avería era exterior y ya subido al poste descubrió que una de
la fases que tenía enganchada estaba en mal, cambió a otra der las tres que
pasaban por allí y todo solucionado, tras las penurias y los peligros del fin
de semana. No más de una hora de trabajo que Endesa me negó, aun siendo de su entera
responsabilidad y yo un puntual pagador. El ayudante nos señaló hacia el poste
de la casa anterior, en el que saltaban chispas del tendido. Por fortuna el día
estaba fresco, pero podría haber originado un incendio en este entorno rural,
por tamaña irresponsabilidad de Endesa.
Y termino reafirmando la culpabilidad
de Endesa. Al día siguiente una Empresa que le estaba trabajando a la casa
posterior me indicó que su maquinaria estaba parándose de forma intermitente
por subidas/bajadas de tensión y que habían pasado vehículos de una subcontrata
de Endesa y camiones de esta, que más allá finalmente normalizaron la situación.
Y eso que la intransigente y mentirosa Yolanda nos condenó al patíbulo y a
pagar las costas, perdón la reparación, de forma tan intolerable que hasta me
colgó el teléfono. Urge recuperar para “lo
público” servicios tan vitales para el Pueblo, como son la gestión del agua
o de la energía, que unos políticos irresponsables han puesto en manos
privadas, para se enriquezcan a base de estafarnos y putearnos, como vienen
haciendo.
© Cándido Quintana Arteaga
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