[CANARIAS] ANTE EL DESALOJO
DE 80 FAMILIAS
POR FAGC
Es
altamente sospechoso que el ayuntamiento, que conocía perfectamente las
características de la edificación, haya estado 7 años inhibiéndose del tema y
que justamente ahora, cuando el sector inmobiliario vuelve a repuntar, use la
supuesta denuncia por ruidos de una vecina descontenta (que ya no vive en el
edificio) como justificación de su reciente interés por el inmueble.
Ante
el intento de desalojo de 80 familias en Sardina del Sur
La
Federación Anarquista de Gran Canaria quiere dar a conocer este caso a la
opinión pública que, a pesar de su gravedad, está siendo sumido en un silencio
informativo, sobre todo en los medios de izquierda, que sólo puede deberse a la
tergiversación mediática de la vieja política parlamentaria. Vamos a intentar
arrojar luz sobre el asunto.
Antecedentes:
Unos
200 vecinos llevan viviendo desde hace más de un lustro en el edificio Brisas
de Sardina, en el municipio de Santa Lucía de Tirajana (Gran Canaria). El
constructor de la edificación (Construcciones Déniz Sánchez) cambió torpemente
el proyecto antes de terminar la obra y por esta cuestión, meramente
burocrática y de la que sólo es responsable el constructor, el edificio no
cuenta con cédula de habitabilidad. El recinto, al que hemos acudido
personalmente, reúne todas las condiciones higiénicas y estructurales para ser
habitado, como recoge el mismo informe pericial arquitectónico de la
constructora. Desde que entraron los vecinos han estado pagando su alquiler y
todos cuentan con contratos y recibos que lo atestiguan.
Esta
cuestión, exclusivamente administrativa, el Ayuntamiento de Santa Lucía, que
lleva siendo gobernado por lo que ahora conocemos como Nueva Canarias desde
hace más de 30 años (actualmente en tripartito con el PSOE y Canarias Decide
[una coalición de Izquierda Unida, Los Verdes, Unidad del Pueblo y Alternativa
Republicana]), ¿cómo ha querido solucionarla? Intentando echar, por todos los
medios posibles, a esas 80 familias, con más de 100 menores, a la calle.
Pasamos a explicarlo.
El
conflicto:
Después
de incoar al constructor a que cumpla los trámites para obtener la cédula
correspondiente y así puedan regularizarse los suministros eléctricos y
acuíferos, lo lógico y razonable es que si el constructor se niega a hacerlo, o
no puede, por hallarse en bancarrota, se busquen todas las soluciones políticas
posibles para solucionarlo sin perjudicar a los vecinos. En vez de eso, un
ayuntamiento que viene a representar a la gran mayoría de la izquierda
institucional local, se decide a ordenarle al constructor, de forma
completamente irregular, que él mismo desaloje el edificio. Así se le notificó
en una nota emitida por el propio ayuntamiento el 28 de octubre de 2015, y
posteriormente de forma directa a los vecinos, el 14 de diciembre; nota que
ahora mismo tenemos delante.
Si
el edificio no cuenta con un abastecimiento eléctrico reglado y tiene que
valerse de un equipo electrógeno que le proporcione luz, lo natural es que esta
corporación de “izquierdas”, tan “preocupada” por el “bienestar social”,
hubiera habilitado ella misma un punto de luz cuyo consumo podrían costear los
propios vecinos hasta que se arreglara el problema administrativo. En vez de
eso es mucho más fácil y “socialmente comprometido” intentar echar a 80
familias a la calle, sin ofrecerles siquiera una alternativa habitacional.
Se
habla del riesgo que supone dicho grupo electrógeno; supuestamente en la calle,
sin más refugio que la intemperie, se está muchísimo más seguro.
Lo
humano e inteligente hubiera sido hacer lo mismo con el agua, y garantizarles
un suministro regular temporal que no obligara a los vecinos a abastecerse con
cubas. En vez de eso se le ordenó al promotor, a golpe de decreto, que la
cortara él mismo y, ante su negativa, se han enviado técnicos que han intentado
hacer lo propio de forma extrajudicial.
Esto
es muy significativo si recordamos que son estos partidos, de Nueva Canarias a
Izquierda Unida, los que se llenan la boca hablando contra los desahucios, les
ponen ojitos a las plataformas pro-vivienda y firman acuerdos para que
supuestamente ninguna familia tenga que volver a sufrir un desalojo. Y hacen
todo ello mientras intentan echar a 200 personas a la calle. Sí, es
verdaderamente muy significativo si recordamos también que tanto Nueva Canarias
como PSOE firmaron el año pasado un acuerdo sobre “pobreza energética” para que
“ninguna familia se quedara sin suministro”. Ahora, no obstante, son estas
mismas formaciones las que quieren dejar a 80 familias sin agua ni luz para que
abandonen sus casas por su propio pie.
Esto,
que supone un verdadero escándalo, hubiera sido portada de algunos de nuestros
medios contra informativos. En vez de eso se usa al brazo demagógico del
tripartito, Canarias Decide (en el municipio de Santa Lucía en gran parte
fagocitada por Unidad del Pueblo), para que vomite comunicados, como el
publicado en Canarias Semanal (28/1/2016), y que no tiene otra intención que
amortiguar el ruido que pudieran provocar las protestas de los vecinos. La
izquierda dinosaúrica mueve sus anquilosadas fauces para monopolizar el
discurso e intentar crear una hegemonía informativa que silencie sus políticas
anti populares.
A
todas las irreguladades narradas se suman muchas otras. Podríamos hablar por
ejemplo de las enormes dificultades que está presentando el ayuntamiento para
que los vecinos del edificio Brisas de Sardina se empadronen. Cada vez que van
a empadronarse les ponen infinidad de trabas, alegando que el edificio es
“ilegal”. Estos funcionarios, torpemente teledirigidos, parecen olvidarse de
que según su legislación empadronarse no es un privilegio o un derecho, sino un
deber, una obligación que impone la administración para saber dónde reside cada
ciudadano. Lo que la mayoría de nosotros nos vemos obligados a hacer aún sin
querer, a estos vecinos se les impide. ¿Es este un recurso para negar que en el
edificio viven más de 200 personas, para no tener que facilitarles suministros
ningunos?
Detrás
de tanta suciedad política, que raya la pura y dura prevaricación, se encuentra
la alargada sombra de los intereses creados. Es altamente sospechoso que el
ayuntamiento, que conocía perfectamente las características de la edificación,
haya estado 7 años inhibiéndose del tema y que justamente ahora, cuando el
sector inmobiliario vuelve a repuntar, use la supuesta denuncia por ruidos de
una vecina descontenta (que ya no vive en el edificio) como justificación de su
reciente interés por el inmueble. Sería muy triste ratificar que todo pudiera
responder a una burda operación de especulación inmobiliaria, que todo fuera un
intento de desalojar a los vecinos por vía administrativa, para ahorrarse un
largo proceso judicial, y así poder dejarle el recinto, libre de cargas, a
alguna entidad bancaria o financiera para que pueda proceder a su explotación.
Por si acaso, y atendiendo a lo que empieza a comentarse por el municipio,
lanzamos el aviso.
La
respuesta:
Los
vecinos de Brisas de Sardina no van a permitir que este abuso ocurra
impunemente. Ya han constituido una plataforma de afectados y en breve una
asociación de vecinos, han organizado movilizaciones y también demuestran su
solidaridad implicándose en otros desahucios cercanos.
A
todo esto se suma que un tribunal les ha dado provisionalmente la razón y que
ha detenido el intento de desalojo y de corte de agua ordenado por el
ayuntamiento. Sin embargo, es solo una batalla ganada en una guerra que se
antoja larga.
Desde
nuestra trinchera vamos a luchar para que se rompa el cerco informativo que
rodea este caso, para hacer que la información transcienda del municipio, de la
isla y llegue al resto del Estado. En breve los vecinos convocarán una rueda de
prensa multitudinaria a la que esperamos que acudan todos los medios posibles.
Allí, libres de prejuicios, podrán ver cómo se disuelven una a una las mentiras
lanzadas desde el gobierno municipal.
Nosotros
proponemos también que se elabore un comunicado de apoyo que obligue a todas
las organizaciones populares a significarse: o están con la política
institucional y sus intereses o están con el pueblo y sus necesidades. Es muy
cómodo ir a las convocatorias de los vecinos y salir en la foto, pero el apoyo
meramente personal no causa la misma presión que la colectiva. Si apoyan a los
vecinos que lo demuestren de verdad, que se mojen ellos y también sus siglas.
Esas son las que deben comprometerse, las que deben demostrar si están jugando
con una baraja o con dos. La FAGC anuncia que firmará desde ya un comunicado que
vaya en esa dirección.
A
parte de eso, nos comprometemos a ayudar en todo lo que sea necesario a los
vecinos. Esta lucha, por muchas connotaciones políticas y económicas que tenga,
es, no lo olvidemos, inminentemente social. Y si no que se lo pregunten al
centenar de menores que junto con sus padres corren el verdadero peligro de
perder sus casas.
FAGC
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