lunes, 6 de julio de 2020

CARTA-PRÓLOGO-Taknara


CARTA-PRÓLOGO-Taknara

POR OLEGARIO MARRERO


En la dedicatoria que nuestro autor me dejó en su libro En el Edén Carcelario me a-consejaba que procurase no convertirme en "un mala sangre" ante esta tanta mezquin-dad que nos agobia en la Ínsula maltrajiada; y también me aconsejaba que cualquier re-beldía se puede también canalizar por bue-nos estados de humor, aunque la realidad nos diga que no podemos ser tontos y felices. Lo siguiente es como una carta para Víctor Ramírez.

Gracias, Víctor: por tenerme presente en la puesta al día de otro nuevo ejemplar, de tan copiosa literatura. En nombre de los anóni-mos de la tierra que con tu verbo cálido y á-nimo infatigable reivindicas, gracias.
Noveles e independientes, aprendices y gente del pueblo con buena voluntad y timi-dez heredada como una patología de la domi-nación, han encontrado en ti una respuesta amable, una fe que se rehace en cada lucha. Y tus puertas están siempre abiertas, como tu sonrisa para el paisano que solicita tu con-sejo; y no te tienes que apear de los humos de la fama de escritor, porque vives compar-tiendo este momento y el de tus conciudada-nos, y aún no te han maleado prebendas de encorsetados ni tienes carnet, porque eres militante de la tierra que pisas, y de afuera reconocido. Aunque les duela y les joda a los hipotecados de siempre.


Víctor, tu eres maestro. Y ser maestro en nuestros años jóvenes era sinónimo de respe-to y admiración. De la docencia celebras un descanso merecido con tu jubilación, y de las letras no queremos sino "que te vaya boni-to", porque tus trabajos claros están ahí sa-cudiéndose el yugo página tras página.
Aunque yo sea uno de los que extiendo la colonia más allá de siete islas, mientras exis-ta un imperio endiosado y guardián y un sis-tema capitalista explotador y poderoso. Tan-to en Villaconejos o en el culo de cualquier pago de este mundo hayan marginales que sufren llámense indios, esquimales o telden-ses, si no tienen un trabajo digno, o son es-clavizados o muertos, y sobre sus países sur-can reactores amenazantes, nos sentiremos en la mazmorra de un mundo surrealista.
Si los gobiernos son títeres de otros y ma-nejan otros títeres diminutos aunque se lla-men autonómicos seguiremos habitando en este "edén carcelario" o "paraíso podrido" o "burbuja" o "callejón sin salida" o...  que son las Islas Canarias.
(Yo no sé si, al decir todo esto, soy un a-lumno díscolo o un rebelde malamañado que no quiere perder el buen humor ante tanto sarandajo).

Muchas veces te he escuchado, querido Víc-tor, que les interesa a los mandarines que vi-viéramos aquí en la ignorancia. Y me acordé de aquella antigu acanción del folklore ama-ñado que comenzaba así poco más o menos: "Gran Canaria, tierra mía, paraíso de a-mor ideal siempre en flor".
 Y tenemos que descargar en su favor de colorido y voces arrastradas de pueblo cana-rio de rechupete que aún en ese tiempo no se hablaba de la "moratoria" ni del "progreso sostenible", y que aún en esa época, algunos se apalancaban en la baranda de las Cante-ras por ver si alguna extranjera se volvía bo-ca arriba sin darse cuenta, (tiempos heroi-cos). El mismo paraíso con menos cemento tal vez, y peor talante; para entonces Adán no había tomado el poder y Eva no hacía porquerías y comía manzanas.

Ante la mezquindad, querido Víctor, aunque nos duela, tú y yo con el común de nuestros paisanos, rendimos cuentas y pagamos tribu-tos. Ahí está la enorme bandera que no ve-mos desde el suelo en su magnitud, nos a-sombramos y nos hacemos cruces por el me-galómano de turno (*).
Y nos preguntamos por qué esos man-darines coloniales no se cuelgan ellos como un estandarte hispano por todo lo alto, como ejemplo patriotero, ya que no los podemos tragar ni desnudos, ni con enseñas.

A propósito: estamos hartos de estos guar-dianes carcelarios, esbirros y cancerberos. ¿Hasta cuándo con buen humor tendremos que soportar tanta ignominia?
Dentro de muy poco, y en primavera vere-mos sus rostros en cientos de pasquines (Pa-lanquines a pedir votos). Me lo tomo a lo so-carrón, recordando a maestro Juan Melián, cuando decía con una coña hiriente y resig-nada. "Estoy tan acostumbrado a perder, que ganar me ofende."
¿Cuánto ganarán estas vacas que ahora pastan tranquilamente y mañana entrarán en ese establo de la contienda? ¿Qué nos pro-meterán ahora, y dónde los podremos encon-trar el día que se carguen las islas y no ten-gan más madera?

Me decías que, por mi bien, procurara no convertirme en "un mala sangre" -ni de hor-chata si la tuviera-... Esos especuladores co-rruptos, malversadores, chulos, proxenetas y gente de mal vivir, necesitan también tierras edénicas sol y salitre y doradas gallinas en este corralito inmobiliario que, de seguir así, se van a indigestar sus propios huevos.  Mal rayo parta a tanto vampiro de "Podridos Pa-raísos".
Y un día nos escribiste amigo Víctor des-de "este callejón sin salida"; otra vez fuiste el mismo "respondón". Hoy estás en la Acade-mia con un discurso que te honra, aunque tu ideal siga siendo "Un grito amordazado". Y la patria isleña esquilmada te necesita en los Sietesitios.
Setecientas islas y un mundo nuevo deben llegar con aires saludables a este paraíso de otros, caducos y podridos. Ven con tus letras emancipadoras al edén carcelario, y quítales la careta con tu verbo capaz y luminoso de fósforo pertinaz, a través de las rendijas de esta cueva de tahúres .

Que tu obra sea como ese futuro radiante que esperamos, ejemplo de claridad, sobre el mar y bajo este cielo que nos contempla, y que nuestros hijos sean herederos de una semilla digna que seguiremos plantando ahora: a pe-sar de los pesares.

30-marzo-2007
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(*)  se refiere a la enorme bandera española que el presidente actual del Cabildo -José Manuel Soria Ló-pez- ha hecho ondear en la Plaza de la Fuente Lu-minosa de Las Palmas de Gran Canaria.


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