COSAS DEL CARNAVAL: LLEGÓ
GUAIDÓ Y NO PASÓ NADA
CARLOS AZNÁREZ
Juan Guaidó, el
devaluado títere de la táctica de agresión imperial contra Venezuela,
finalmente llegó al país y entró por el aeropuerto de Maiquetía como uno más en
el montón. Claro que un grupo de sus fans lo recibió con grititos histéricos y
algunos gestos amenazantes para quienes no coreaban junto a ellos el conocido
slogan de la derecha continental del “sí se puede”. Pero junto a esa claque
bulliciosa había otra que llama poderosamente la atención y que no debería
minimizarse por lo grave de sus gestos. Más aún, ejercieron un comportamiento
que no pueden quedar en la impunidad del silencio o de la mirada hacia un
costado.
Allí, haciéndole la
corte a su pelele Guaidó y colocando una invisible alfombra roja a su paso,
estaban los embajadores de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Perú, Ecuador,
Alemania, España, Francia, Holanda, Portugal y Rumania y el encargado de
negocios de Estados Unidos. Formulaban declaraciones a quien se las pidiera, denunciaban
a la “dictadura” y amenazaban con rayos y centellas si al “régimen” se le
ocurría tocarle un pelo al ex diputado de la ilegal Asamblea Nacional.
Es fuerte y
disparatado el hecho de que diplomáticos de países europeos operen en Venezuela
Bolivariana como si fuera una más de sus viejas colonias. Pero además, cada uno
de ellos representa a naciones desbordados de problemas sociales, violaciones
de derechos humanos, asesinatos, detenciones, torturas, corrupción y muchos más
etcéteras que todos conocen. Era insólito ver en ese Aeropuerto que lleva el
nombre del Libertador Simón Bolívar, al embajador de Macrón, cuyo país está
enchalecado y amarillo por donde se lo mire, o al de la España fascistoide de
Pedro Sánchez, quien debe hacer mutis por el foro, o a los enviados de Macri y
Bolsonaro, cuyas poblaciones oscilan entre ser despedidos masivamente o dormir
en las calles y comer de la basura que arrojan otros. Qué se puede decir del
delegado de los USA, con gran parte de su habitantes viviendo en condiciones
marginales, mientras otros venden opulencia. Todos ellos actuaban con total
desparpajo injerencista en un país que lo unico que pide es que lo dejen en
paz.
Estos personajes
que este lunes dijeron armar un “cerco diplomático” (muy triste papel el de la
“izquierda”portuguesa en el gobierno) deberían hacer sus maletas y marcharse
del suelo venezolano al que ofenden solo con su presencia. Son simples
alcahuetes de Trump, que al igual que hará con Guaidó, apenas no les sirvan a
sus políticas guerreristas loa arrojará al retrete.
El otro gran tema
en discusión es qué hacer con Guaidó. Ese sujeto, que goza de los beneficios
que le concedió un hada madrina de ser “famoso por unos días”, y que disfrutó
de los halagos recibidos en su gira latinoamericana, donde otros amanuenses de
Trump lo recibieron como si fuera alguien importante, protagonizado así un show
mediático insoportable.
Después de gastar
dólares a montones junto a su esposa y sus “asesores” en cada país al que
llegaba, ahora el “presidente” volvió al redil, donde será uno más entre los
tiburones de la oposición, esos que por debajo lo tratan de “muñeco manejable”.
De hecho, en su primer contacto con sus seguidores en el acto de Las Mercedes
dijo poco y nada. Se persignó varias veces, posó como si fuera una estrella del
pop y prometió otra vez “ayuda humanitaria” y “más calle”. Pero no pudo dejar
de reconocer que el 23 F el gobierno legítimo de Nicolás Maduro le propinó una
fuerte derrota.
Para muchos
bolivarianos, Guaidó debería ir a prisión por haber violado la prohibición de
salida del país que se le había impuesto, pero eso precisamente es lo que
estaba esperando la organización mafiosa de agresores de Washington y la UE,
para victimizar a quien no representa a nadie y a la vez querer justificar lo
que no lograron el 23 F. Si hay algo que Maduro y su gobierno han demostrado
estos convulsionados días es que tienen aire de sobra para enfrentar
temporales. Vencieron en todas las batallas diplomáticas, incluso las más
difíciles, no se dejaron arrastrar por la tentación de apelar a medidas duras
contra una oposición que provoca continuamente, y el famoso “día D”, cumplieron
la palabra empeñada: la mal llamada “ayuda humanitaria” se quedó en Cúcuta y no
pasó a terrotorio venezolano como había prometido Guaidó. Él mismo tuvo que
reconocer ante quienes lo escuchaban este lunes en la concentración de Las
Mercedes, que “el 23F no fue un triunfo como pensábamos”.
Así son las cosas,
gusten o no gusten. El chavismo sabe usar los tiempos de cuando confrontar con
todo y cuando bajar decibeles sin renunciar al objetivo principal que es
pacificar el país. Porque como bien dice en un twet el ministro Ernesto
Villegas: “La pelea de Venezuela es con el dueño del circo, no con sus payasos.
Todo tiene su hora”.
Guaidó podrá seguir
alardeando de un cargo para el que nadie lo eligió, reclamar que con él están
muchos países “importantes” y seguir gastando saliva convocando a que las
Fuerzas Armadas Nacional Bolivarianas deserten en masa, pero tarde o temprano
tendrá que reconocer que en Venezuela sigue habiendo un solo presidente que se
llama Nicolás Maduro. Y es mejor que lo haga cuanto antes, ya que sus
titiriteros ya dan señales de que si no pasa algo “importante” pronto, le
enviarán un telegrama de despido. Y los que hoy lo vitorean que no son muchos
(de hecho el actode recibimiento fue magro y se disolvió muy pronto) muy pronto
se olvidarán de él.
Mientras tanto, la
gran mayoría del pueblo venezolano aprovecha las vacaciones de Carnaval, en las
playas repletas de gente, o en sus domicilios. Para ellos y ellas, el regreso
de Guaidó pasó desapercibido, no así
ocurrirá este martes 5 de marzo en que será recordado el sexto nuevo
aniversario de la desparición física del Comandante Eterno, Hugo Chávez, o el
próximo sábado donde miles de rojos-rojitos saldrán nuevamente a las calles a
defender lo conquistado e ir por más.
Fuente:
http://www.resumenlatinoamericano.org/2019/03/04/cosas-del-carnaval-lleg...
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