BARRA LIBRE PARA LA PATRONAL: CÓMO SE SIGUEN GARANTIZANDO ERTES,
IMPAGOS Y ABUSOS
La poca
capacidad de negociación colectiva de los trabajadores, la lentitud de la
justicia en materia laboral y la legalidad vigente en favor de las empresas
hacen que los trabajadores estén indefensos ante los ataques de la patronal.
ALEJANDRO LEÓN
Para la clase trabajadora la indefensión marca cualquier conflicto laboral con la empresa, donde la capacidad negociadora y de movimientos es mucho mas limitada que para la patronal. Si tú, como empleado, faltas varios días a trabajar y la empresa te despide podría considerarse que has abandonado tu puesto de trabajo por lo que perderías tu trabajo, el derecho a indemnización e incluso el derecho a paro.
Pero en cambio, si la empresa no cumple con su parte del contrato y decide no pagarte la nómina, hasta el tercer mes no podrías judicializar el conflicto. Mientras esto ocurre, tu tienes que seguir pagando el alquiler, la hipoteca, las facturas y todos los gastos necesarios en el día a día.
Esto es lo que les ocurrió a los
trabajadores de Mopavid, una empresa de Badalona en la que sus trabajadores han
sufrido impagos de salarios desde el mes de junio. Estos se veían obligados a
seguir trabajando para no perder los salarios que les debían, pero a su vez no
estaban cobrando su sueldo por lo que muchos no podían afrontar los pagos de
alquiler o hipoteca.
La empresa vidriera se había
acogido a los ERTEs en junio de 2020 pero pronto tuvieron que volver porque
había trabajo. No fue hasta diciembre de 2020 cuando la empresa empezó a pagar
la nómina tarde e incompleta. Finalmente, los trabajadores tuvieron que forzar
un ERE para recibir sus salarios a través del Fogasa ya que la vía judicial iba
a ser tortuosa y la empresa iba a cerrar.
Los ERTE han permitido a las
empresas sacar y meter trabajadores de sus plantillas a conveniencia y
prácticamente sin contrapartidas, más allá de la exigencia del mantenimiento
del empleo que se ha mostrado como una gran falacia.
PP
Y PSOE sin diferencias en lo económico
Si hay algo en lo que los dos
grandes partidos clásicos del régimen del 78 se parecen es en la cuestión
económica respecto a los bolsillos de los grandes capitalistas. Ambos llevan
dándole mas poder negociadores y judicial a las grandes empresas en detrimento
de los trabajadores. Desde la liberalización del mercado de trabajo regulando
las Empresas de Trabajo Temporal (ETT) por parte de Felipe González para
facilitar la mano de obra barata con la externalización y subcontratación de las
empresas en el año 1994, hasta la última reforma laboral del Partido Popular en
el año 2012 abaratando y facilitando el despido.
La última reforma laboral dio una
última vuelta de tuerca a la perdida de poder y negociación de los trabajadores
y sindicatos con la prevalencia de convenios de empresa o la ultraactividad en
la negociación del convenio, haciendo que la empresa siempre tenga la última
palabra a la hora de negociar.
Hubo un avance en los motivos del
despido, ya que casi cualquier cosa puede meterse en el comodín de cuando
existan causas “económicas, técnicas, organizativas o de producción”, pero
además eliminaron los gastos de tramitación en el caso de despidos
improcedentes, por lo que a las empresas le sale muy rentable despedirte de
modo disciplinario.
Este tipo despido corresponde a
pagarte 5 días por año trabajado, con el objetivo de esperar a que sea un juez
quien diga que te corresponde un improcedente, haciendo que sea el trabajador
quien, con la presión de no poder pagar sus facturas a tiempo, esté más
dispuesto a negociar a la baja de esos 33 días por año trabajado que
corresponden.
Otro de las muchas facilidades
otorgadas a la patronal fue la posibilidad de aplicación de EREs por causas
“económicas, técnicas, organizativas o de producción” sin necesidad de una
autorización administrativa.
El PSOE no está dispuesto por si
mismo a derogar estas dos últimas reformas laborales, pero tampoco son capaces
sus socios de gobierno con la ministra “comunista” Yolanda Díaz al frente del
Ministerio de Trabajo.
¿Qué
plan de lucha?
Las burocracias sindicales están
sujetando a la clase trabajadora, impidiendo un plan de lucha frente a la no
derogación de la reforma laboral sino reformar solo alguno de sus puntos,
pacificando a sus bases con una negociación por arriba.
Con un panorama de desempleo
estructural, la precarización del trabajo y la indefensión de los trabajadores
hacen imprescindible levantar un programa unitario y de independencia de clase,
de emergencia laboral y de lucha anticapitalista, antirracista, feminista y de
la juventud, por ser los sectores más golpeados por la crisis.
Un programa que debe defender
como reivindicaciones mínimas esenciales la derogación total de las reformas
laborales de Zapatero y Rajoy, el reparto de las horas de trabajo sin
disminución salarial, un salario mínimo de 1.500 euros y la nacionalización
bajo control obrero de las empresas que cierren o despidan trabajadores,
acompañado de un programa de inversión pública ofensivo y decidido para la
creación de empleo y la mejora de los servicios públicos, sobre todo en la
sanidad, la educación y los servicios sociales.
Para imponer y diseñar el
programa de movilizaciones en la calle hay que imponer a las burocracias
sindicales el frente único de lucha, sobre la base del desarrollo de asambleas
democráticas de trabajadoras y trabajadores. La izquierda sindical tiene que
ponerse a la cabeza de esta batalla. Porque solamente a través de la lucha de
clases unitaria y continuada se podrá imponer un programa de este tipo a la
patronal y al Gobierno de cara a lograr que la crisis la paguen los
capitalistas.
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