BRUJAS, MORAS Y PUTAS
"Solo
les falta llamarlas putas para cumplir con el guion esperado. No tardarán en
hacerlo. Todo por hacer un acto político público".
ANTONIO MAESTRE
El presidente del Partido Popular, Pablo Casado | EFE
Muy original no es que sea el machismo. Los mismos tópicos desde el siglo XIII. Llamar brujas a las mujeres, cuidado, que igual a las feministas se les podría ocurrir hacer camisetas con ese insulto. Leía estos días en el ABC que Esperanza Aguirre aconsejó a Pablo Casado cuando era un niñito al que regalaban carreras de Derecho que modernizara su manera de vestir y no se vistiera como un aprendiz de escolanía. Por fuera sigue siendo un poco viejoven aún después de dejarse barba, por dentro sigue anclado en los tiempos de la Inquisición.
Pablo Casado no
tuvo mejor ocurrencia que definir un acto político de cinco mujeres como
akelarre. Pero lo llamativo no es que llamara brujas a adversarias políticas
por el hecho de ser mujeres, es que no ha tenido ningún coste y no ha dejado de
ser más que una nota al pie en la actualidad. La escasa repercusión es síntoma
de que los discursos machistas que hace solo cinco años habrían sepultado las
aspiraciones de un líder ahora son solo una muestra más de ruido sin coste para
el emisor. En esto influye, sin duda, que ahora una parte del feminismo está
más preocupada en buscarle las vueltas al resto y pasa por alto los insultos
cuando las mujeres que los reciben no son de su gusto. Pero sobre todo, y por
encima de todo, la normalización de un discurso que había quedado sepultado y
ahora vuelve a poder usarse sin vergüenza en esta triste y oscura primavera
reaccionaria.
Hay que recordar,
para quien no conozca el legado de Pablo Casado con las mujeres que no es el
primer incidente machista de su escasa y fracasada carrera. Cuando era un
incipiente estudiante que suspendía todas las asignaturas a la espera de que
Arnaldo le acompañara a un despacho ya apuntaba maneras. Descarnadas,
machistas, bochornosas y vomitivas maneras en las que comparaba a las mujeres
con zorras y lobas hablaba de salir a cazarlas por la noches. Así hablaba Pablo
Casado de las mujeres en su época de estudiante cuando estaba en el Colegio
Mayor Elías Ahúja: "Al entrar a formar parte de la manada, comienzan a
aflorar en él instintos de voraz carnívoro para con toda clase de hembras en
periodo fértil. Así se ha convertido en un feroz e infatigable cazador de carne
fresca... entre sus presas más codiciadas se encuentran, como es obvio, las
lobas. Aunque, si existe carestía de estas, recurre de buen grado a otras
especies animales como cerdas, zorras, gallinas o cualquier especie de ave que
le ponga los huevos".
Puede que no lo
recuerdes, o que nunca te hayas enterado de que el líder del PP hablara de las
mujeres en esos términos. Pero lo dejó escrito en un artículo. Ayuso habló de
burkas y comunismo. Simplemente por el hecho de que Fátima Hamed llevaba un
pañuelo. Pero no importa que la dama de hojalata no distinga entre burka e
hiyab cuando hay una parte de la izquierda que considera que como el pañuelo es
un símbolo de opresión prefiere a Fátima oculta en una cocina antes que
haciendo política. Así que cuando hay que elegir bando prefiere ponerse del
lado de Ayuso con una visión purista y etnocentrista y hacer fuerza con ella
ante una mujer valiente que pone el cuerpo frente a la extrema derecha y que ha
decidido expresarse libremente de una manera que no se tiene por qué compartir.
El rechazo a su persona se parece más a una muestra de islamofobia que a una defensa
de la laicidad. Una mora atreviéndose a levantar la voz, quién se cree que es.
Solo les falta llamarlas putas para cumplir con el guion esperado. No tardarán
en hacerlo. Todo por hacer un acto político público. Su mera presencia ha
provocado machismo, racismo, insultos, descalificaciones, degradación y
degeneración. Solo por ser, y sobre todo, por estar y atreverse. Brujas, moras
y putas, apúntenme con orgullo a tal ejército de descarriadas.
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