UNICIDAD
Londres
Enero de 2005
José Rivero Vivas
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Del volumen:
DE MIS LIBROS
Comenta el
autor
Obra: E.20
(a.108)
José Rivero Vivas
Diversas
fechas
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José Rivero Vivas
OBSERVACIÓN
Noviembre de 2021
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En estos momentos, un tanto angustiosos, en que al parecer se sale triunfante de la prolongada PANDEMIA, en determinados países, de avanzada impronta, existen ciudadanos que adoptan la postura de no aportación, con abierta voluntad de no necesitar nada, sino permanecer tumbados a la bartola.
A
este tenor, divierte recordar aquella anécdota de un señor que se quejaba del
poco ánimo participativo del personal de su quinta, allá en tierras de América
del Sur. De algún árbol caído precisaba hacer leña, para el invierno, pero el
peón se negaba a secundar su orden y andaba de un lado a otro mascullando algo
ininteligible.
La
señora que contaba, mother in law,
preguntó, en Londres, al invitado de su hijo, tipo quizá extraño, de tinte
estrafalario.
-Qué
hubiese hecho usted?
-Sentarme
a ver cómo cortaba su yerno la leña.
Ello
me ha recordado la postura de Braulio, apostado siempre en La Esquina, y he
resuelto repetir este pasaje, que corrobora el motivo de su actitud.
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José Rivero Vivas
BRAULIO
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José Rivero Vivas
BRAULIO SE PUDRE EN LA ESQUINA – Obra: T.06
(a.39)
(ISBN
84-95309-03-3) Depósito Legal TF-
65/2000)
Portada: Tito Expósito.
Coedita:
Cabildo de Tenerife
Ediciones Baile del Sol - Islas
Canarias. (Año 2000).
Obra en 2 Partes, escrita en Londres hacia 1974-75.
Primera Parte:
Braulio no se aparta para nada de la
esquina donde permanece continuamente de pie. Tose y carraspea y carece de
comodidad y de alimento. En espaciada sucesión van apareciendo los distintos
personajes, que tras el saludo de rigor, expone cada uno, en diálogo amistoso
entre ellos, su problema y su tribulación. Para todos tiene él su palabra de
aliento y hasta recriminatoria a veces.
Segunda parte:
Braulio está en la esquina.
En un momento dado irrumpen en escena sus habituales, ansiosos por oír su
discurso. Braulio habla como en parábola, dando razón de su negativa a
colaborar con una sociedad que considera injusta, aunque no hay arenga, sino
animada charla entre amigos. Al final llega el Prefecto, con Secretaria y
Agentes, que llevan preso a Braulio. Sus contertulios se lamentan ante su
marcha cierta. Él se vuelve y los conforta: “No
desesperéis. Otro Braulio surgirá en una esquina cualquiera, donde pudrirá su
vida alegando contra el mundo. Id a escucharle”.
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BRAULIO SE PUDRE EN LA ESQUINA
(Fragmento: Primera Parte: Páginas 24 -26)
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BRAULIO.-
¿Y aún no te llega el descanso?
DAMASO.-
Me faltan unos años.
BRAULIO.-
¿Qué harás luego?
DÁMASO.-
No sé... Pasear... Dormir... Aburrirme, como tú...
BRAULIO.-
A lo mejor no sabes.
DÁMASO.-
¿No sé, qué?
BRAULIO.-
Aburrirte.
DÁMASO.-
Bah...
BRAULIO.-
Lo digo en serio.
DÁMASO.-
¿Cómo en serio?
BRAULIO.-
Que a todo tiene uno que hacerse.
DÁMASO.-
¿Y qué?
BRAULIO.-
Nunca es bueno empezar tarde.
DÁMASO.-
Si la dicha es buena...
BRAULIO.-
Déjate de refranes.
DÁMASO.-
Pues tú eres un poco refrán.
BRAULIO.-
¿Lo dices por mi pinta?
DÁMASO.-
Quizás más por lo que hablas.
BRAULIO.-
Bien sabes que no hablo apenas.
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José Rivero Vivas
UNICIDAD
Londres
Enero de 2005
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La esquina, donde Braulio se pudre, es única; es decir, no
existe, en el mundo entero, otra como ella. Está, pues, sola por completo en su
todo particular. De aquí la imperiosa necesidad de anteponer al sustantivo el
artículo determinado la, que correctamente la señala como
extraordinaria y excepcional.
Al
silenciar cuál es ella, por no indicar su específico lugar, quienquiera que vea
el título de la obra advierte que su imaginación vuela en pos de su exacta
ubicación, aunque sólo sea para entender que no podrá hallarla en lado alguno,
por más que escrute y, en la acción, resulten desorbitados sus ojos. No
obstante, agudiza el curioso todavía más su atención y cuidado, lo cual lo
lleva a recorrer el vasto universo, en su infinitud, con intención de salirle
al paso, si fuere posible, proceso que lo conduce al convencimiento de que
nunca alcanzará su imagen ni su idea. Es más: si alguna vez tropezara ese punto
concreto donde la esquina se alza, solamente será él, a título
personal, quien llegue a percibirla perfilada en su ser.
Este
atributo, expresado cual dato escondido en el quehacer literario, permite ir
más lejos en su interpretación del caso, referido a su exclusividad. Así,
fantasea el lector con forma y color de su enclave, en situación especial, a la
vez que pondera su original característica, respecto de su naturaleza austera y
precisa.
Si, en
cambio, utilizamos el artículo indeterminado, el hecho de pudrirse Braulio
queda trivializado. Ello implica que una esquina puede ser
ésta o aquélla, encontrarse aquí o allí, en esta ciudad, en ese pueblo o en
aquel arrabal. La imaginación no le va en pos, que apenas corre ya; andando,
parsimoniosa y lenta, distingue perfectamente una esquina frente
a casa, la ve donde está el bar, e incluso observa aquella distante, tras la
cual se esconde el atracador, o acaso se pasea el personaje de un entremés,
joven apuesto que espera a que salga la guapa que lo encandila y lo tiene en
sus redes embaucado.
Es
posible que el artículo indefinido, desde un ángulo de próxima visión, acierte
a pasar como de mayor cobertura y más amplia perspectiva, aspecto que haría que
cualquier lector, extraño al íntegro sentido que le concierne, se inclinase por
su empleo antes que por el accidente definido.
El autor de la obra, sin embargo, es dado a soñar
más que a sopesar la realidad; ajeno, por consiguiente, a puntualización, en
cualquier esquema, justo o infundado, por pura convicción íntima, considera que
Braulio no puede apoyarse sino en la esencia de su propia abstracción.
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José Rivero Vivas
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