¡SAQUEN SUS SUCIAS MANOS DE LA CLASE OBRERA!
JUAN TORTOSA
Agentes de la Policía
Nacional durante la manifestación de los trabajadores del metal por las calles
de Cádiz.- EFE
Aunque el acuerdo que puso fin a las protestas en Cádiz no sea para tirar cohetes y aunque el comportamiento policial fuera tan vergonzoso como rastrero, durante esos nueve días ocurrieron también en la Bahía cosas hermosas protagonizadas por gentes con dignidad, gentes que nos devuelven la fe en que no todo está perdido, que luchar merece la pena y que los derechos se conquistan como toda la vida: peleándolos.
Entre las cosas que
han quedado ahí y que al menos yo pienso recordar y citar durante mucho tiempo,
se encuentra un tuit del alcalde de Cádiz frenando en seco el intento del
fascista Abascal de capitalizar las protestas: "Señoros de VOX, escribió
Kichi, saquen sus sucias manos de la clase obrera gaditana. Saquen sus sucias
manos de una tierra inclusiva y diversa. Sáquenlas!"
El líder de Vox
había tenido la cara dura de intentar terciar en el conflicto simulando en
redes estar a favor de los trabajadores por si encontraba así algún despistado
que pudiera llegar a creerse su apoyo. Hace falta tener poca vergüenza.
Acostumbrado a pescar en todas las aguas revueltas posibles, con los problemas
de Cádiz se le fue la mano. Acostumbrado a no documentarse antes de soltar
barbaridades, en este caso pinchó en hueso.
Las gentes de Cádiz
llevan ya décadas dejando claro que con ellos no se juega. Gracias a las luchas
en el puente Carranza, Astilleros sigue abierto (hay que recordar que en el año
1995 Pedro Solbes -ministro socialista de Felipe González- decidió cerrarlos y
a los dos días se tuvo que echar atrás); gracias a las movilizaciones, la Bahía
no se ha convertido ya en la zona turística con la que sueñan los amigos de
Abascal y de Casado, responsables ellos de esa política depredadora practicada
en la zona y cuyo objetivo es acabar antes o después con cuanta actividad
industrial quede viva en Puerto Real, San Fernando, el Puerto de Santa María o
Cádiz capital.
Como se recordaba
en un vídeo protagonizado por artistas y escritores andaluces difundido durante
los días del conflicto, toda la industria auxiliar gaditana lleva décadas
siendo desmantelada. Así, lo que en tiempos llegara a ser una zona pujante y
llena de vida ha acabado transformada en un triste desierto de solares
desangelados. Miles de puestos de trabajo se fueron evaporando uno detrás de
otro convirtiendo así la zona en campeona nacional del índice de paro con más
de un 23 por ciento. A día de hoy.
La multinacional
Delphi, una empresa que fabricaba piezas de automóviles, cerró en 2007 dejando
sin empleo directo a 2.500 trabajadores y a otros 1.000 más de empresas
auxiliares. Altadis, la antigua fábrica de tabaco, cerró definitivamente sus
puertas en 2014 dejando desempleadas y prejubiladas a 1.100 personas. La
empresa San Carlos en San Fernando, que se dedicaba a la construcción de
motores y piezas de barcos, cerró y dejó en la calle a 400 operarios en 1999.
Navalips, que fabricaba hélices, dejó a más de cien familias sin amparo cuando
resolvió abandonar la actividad. En 2012 Gadir Solar, dedicada a las placas
solares, hizo lo propio con más de 200. Cuando Ibérica Aga, que producía y
distribuía oxígeno y otros gases además de material quirúrgico, decidió en 2010
bajar la persiana tras ocho décadas de actividad, tenía casi 80 personas
trabajando. Y así sucesivamente...
Los Astilleros,
ahora Navantia, la mayor fuente de trabajo de la región, fueron reconvertidos
una y otra vez y siguen vivos de milagro. Junto a ellos han conseguido
sobrevivir aún en la zona la empresa
Alestis (especializada en diseño, fabricación y montaje de
aeroestructuras) Airbus, fabricante de aviones, y Dragados (construcción).
Estas compañías operan en un buen porcentaje a través de empresas auxiliares
que precarizan a sus trabajadores con contratos temporales, lo que traducido
significa no garantizar derechos laborales. En estos momentos, más de 3.000
empleos están en peligro en estas empresas.
Y en ese contexto,
cuando los ánimos estaban más calientes tanqueta policial incluida, va Abascal
y publica el farisaico tuit afirmando que "la lucha de los obreros del
metal es la reivindicación legítima de una provincia condenada a la
miseria." Por eso no tardó en ser neutralizado como se merecía:
"Saquen sus sucias manos de la clase obrera gaditana. Saquen sus sucias
manos de una tierra inclusiva y diversa. Sáquenlas!".
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