LA DIGNIDAD DE LA MUJER TRABAJADORA
ESTÁ EN LA LUCHA
POR MAITÉ CAMPILLO
“No
tenemos nada de qué arrepentirnos -manifiesta uno de los hombres que participó
en el acoso a Amparo y otras mujeres- nunca habido quejas sobre las campanillás
de Galisteo ¿Quién es ella para romper con una vieja tradición nuestra del
siglo XV?”
La justicia es
humana pero más humana es la lucha contra la injusticia…
No aceptes lo
habitual como cosa natural (dejó escrito B. Brecht). Porque en tiempos de
desorden, de confusión organizada, de humanidad deshumanizada, nada debe
parecer natural. Nada debe parecer imposible de cambiar. Amparo Paramio tenía
21 años cuando contrajo matrimonio, un accidente de coche la deja viuda a los
seis meses, embrazada, vuelve al pueblo a casa de su familia desde Iruña donde
residían. A su llegada la espera una larga y trágica acogida inesperada que se
prolonga de forma drástica durante años. El estruendo contagia al pueblo
detonando juntos contra la joven viuda llagada a Galisteo pueblo natal
cacereño. ‘Los campanillos’, disparan contra la joven sin impedimento alguno de
la autoridad municipal, no se detienen ante nada ni nadie. Acusan a la joven de
haber puesto “los cuernos al difunto porque el hijo nace alguna semana después
de haber cumplido”… de quién es el niño que se encuentra dentro de tu vientre?
Se oye el retumbar como una maldición descomponiendo los cimientos y el
equilibrio familiar se desmorona, no consigue la calma, la alarma se impone,
transportándolos a otra vida donde la llama de la injusticia devora. El acoso e
insulto público es una constante que les acompañará sus días y sus noches como
una pesadilla insuperable, zumbido de voces, murmullo especulador, acusación
sin reflexión alguna castigan la inocencia y la brutalidad se desencadena,
impone castigo a la victima. Es la actitud de un pueblo del lado de unas
autoridades que rayan el fascismo más macabro. Los campanillos representan el
oscurantismo de los años de la inquisición, feudalismo y despotismo unidos. Es
el pueblo inducido que pide justicia, su justicia, ensalzando la amenaza, el
acoso, el insulto público, la calumnia. No es pueblo, es carnaza guiada por la
inspiración subterránea de los poderes ocultos tras el manto del terror que
agiliza agitando poderoso la sumisión a forma de justicia y tradición dispuesta
a sacrificar la victima, vade retro!!!
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Ocurre en una
localidad cuyos orígenes se remontan sobre el esplendor en épocas romana y
árabe, entre 1229-1837, cuando fue la villa capital del Señorío de Galisteo.
Amparo pudo huir lo suficientemente lejos para no sentir sobre su cuerpo el
peso de la bestia descuartizándola a golpes de odio; aunque la secuela
psicológica siguió marcando imborrable, vomitando el festín sobre la
humillación pública. Armada de fuerza intenta el vuelo, cerrando puerta a la
muerte anunciada lejos de la bestia en masa, que enfermiza pretende humillar
hasta la locura. Impulso de amor no de muerte contra la burla la crucifixión el
asalto. La campanillá, botón de prueba de que nada había cambiado, un pretexto
más para seguir ensalzando el despotismo, mientras se divertían sobre la
trastienda del poder político con su monarquía intocable legado de la
dictadura. Hubo un tiempo no muy lejano que las mujeres eran permanentemente
acosadas y agredidas pública y legalmente, esto es lo que le pasó a la joven
cacereña Amparo Paramio durante los primeros años de la` Transición Democrática
(nacía infecta de odio y tortura): “un día muy feliz, Juan te llevó al altar, y
éste, ¿cuándo te llevará?”, canta el becerrío voz en grito hacia su objetivo,
aplastar el sexo “inferior” humillado por sus leyes en la plaza pública,
iglesia y ayuntamiento consintiendo el acoso y acorralamiento intermitente
hasta la agresión física de la víctima.
De cuando la
víctima, elegida, buscando una salida va a Plasencia a estudiar: «El primer día
de clase llegamos allí mi madre de luto, mi hermana de luto, yo de luto y con
el velo… Después, mis compañeras me dijeron que se preguntaron qué pintaría yo
allí, porque creyeron que yo tenía 50 años […]». Pasa el tiempo, la maldición
se impone y procrea sujeta a las riendas del pantalón. Los campanillos se
envalentonan, repican y repican, el estruendo es ensordecedor se escucha en
todo el pueblo, la joven enferma de nervios con sólo oír el sonido de la burla colectiva,
contra la mujer, que no se somete a las leyes de la manada, al chulo de
cuadrillas o señorito del pueblo redoblando públicamente sus badajos
acusatorios. Cuando Amparo volvió al pueblo tras la muerte de su compañero se
la impuso un luto riguroso de pies a cabeza cerrada en la noche ciega “lo que
me espantaba era llevar velo”. Vivir la vida como una maldición a cal y canto
asomando de ella el negro sepultura, cerrada e invisible como mujer talibana,
sin cara ni cuerpo como fantasma en nube negra vaporosa flotando entre el
calvario. Claro que de este lado del mundo la luz es diferente: “hubo humor”…
mucho humor, vino, risas, juergas callejeras y bajo su ventana. No estamos
hablando del Irán de Soraya Manutchehri,
a la joven extremeña “solo” le hicieron la vida imposible. Se trataba “no más”
de maldecirla, repudiarla públicamente ridiculizándola a la puerta de su casa y
ante sus padres con cantos obscenos hasta descomponer su equilibrio psíquico,
enfermar su salud martirizando su independencia y juventud, su pensamiento más
avanzado, culto y libre.
No la lapidaron
como a Soraya, pero casi ya que prácticamente todo el pueblo se volcó, y, como
en el pueblo de Soraya, el alcalde (del PSOE) con el cura por montura… ¡Oh!,
pero, la transición y prensa internacional se volcaría como en la carnicería
del levantamiento golpista sepultando a todos los rojos y menos rojos al paso
de las hordas por Extremadura, ojo!!!. No, no la lapidaron, el marco político
era la antesala de la democracia, no la lanzaron piedras (como al maestro
republicano culto del pueblo de ‘La lengua de las mariposas’) sino a insultos,
escupitajo blasfemo incontenible de maldad satánica. Así día tras día, mes tras
mes, año tras año imponiendo el redoble de los envalentonados badajos hasta incrustarla
en casa en manto de velo negro, por imposición de pernada, con libertad
condicional diaria para acudir a misa a rezar públicamente por sus pecados,
como en época de la inquisición en elección de alcalde “para la libertad”,
postrada los domingos sobre la tumba del difundo; así fueron marcándola como al
ganado. Mientras tanto y tanto se vio enclaustrada para que los vecinos no
sufrieran su pecaminosa presencia: “me ahoga, tenía que subir al tejado para
respirar…”. Amparo sufría el asedio, el odio amotinado, su embrutecimiento
inducido como una reproducción de la persecución de maestr@s e intelectuales de
la República que siguieron prolongando su agonía contra la alfabetización y
liberación de los pueblos. Tuvo que llevar luto estrictamente riguroso durante
3 largos años. Lo peor empezó a partir de 1980, el año anterior había salido de
alcalde Samuel Herrero por el PSOE: <<“Y como el hombre era muy
socialista” lo primero que hizo fue legalizar las campanillás que el alcalde
franquista anterior había prohibido>>. Claro que de casta le viene al
galgo, la falange se blanqueó en el PSOE e incluso en el PCE, como la iglesia:
“Pacto para la libertad” dijeron. Y fue a ella a quien le dio la campanillá
“como alcalde socialista” reencarnando el espíritu de cuarenta años de
dictadura.
El sadismo y la
criminalidad genocida implantada desde 1936, tras la muerte del dictador contó
con la gran complicad de los partidos de la izquierda y consentimiento dentro
de las corrientes minoritarias (esas decenas de pequeños brinquitos no más),
que les configuraba como corriente dentro de la gran oleada antifascista que
asolara la dictadura hasta llegar a la farsa de Transición <>. El alcalde no abrió la puerta y el tiempo que va
pasando nada cambia. Una noche, se encuentra con el joven toledano y su madre
en un bar, cuando de súbito escuchan el estruendo de la campanillá acercándose
hacia ellos, paso a paso, insulto a insulto en becerrada. Los nervios se
desatan, corren hacia el coche pero les bloquean la salida <>. Tuvo que aguantar todos los insultos y cánticos
satánicos de la numerosa manada ensalzada a matar hiriendo a la victima en la
calle. La joven descompuesta da un paso adelante denunciando los hechos que la
tienen sumida en la impotencia absoluta y humillación pública. A partir de la
denuncia la situación empeora <>. Su descomposición es total, su
autoestima peligra, decide irse del pueblo donde había nacido <>.
Sí, si recordamos
por ejemplo lo que le hicieron a la filósofa y científica griega Hipatia
asesinada salvajemente por los cristianos, o Rosa Luxemburgo a la que asesinan
no por ser mujer, sino por ser comunista además de mujer y atacar sin piedad a
oligarcas y socialdemócratas de la Alemania que diera paso al nazismo. La
cárcel, el exilio, la exclusión social e incluso la muerte ha sido el destino
de muchas pensadoras, o trabajadoras, a lo largo de la historia cuyo único
crimen fue comportarse como pensaban y creían correcto (pasó a miles de mujeres
republicanas que cayeron a manos del fascismo violadas y asesinadas tras el
golpe militar). En muchos casos los asesinatos y agresiones tuvieron su origen
por motivos políticos o convicciones de vida impuesta religiosa, sus teorías
fueron una simple excusa para provocar la caída de personajes detonantes que
resultaban molestos contra sus ideas moralizadoras, su poder, y leyes de la
economía absolutista. No solo son recuerdos sobre la memoria viva es un paso
hacia la historia para impulsar la vida que nos roban a golpes de injusticias.
Caso de dos eminencias, dos personajes entrañables, que se les arrebata la vida
al pretender dejarnos su aportación científica en legado de luz estelar sobre
el qué caminar. Quiero resplandecer una síntesis de sus aportaciones a las
hojas pálidas que acompañan el escrito, poblarlas de palabras en color y aroma
de historia:
Miguel Servet
(1509-1553). Muchas fueron las ciencias que este científico aragonés cultivó.
Astronomía, meteorología, física, matemáticas, anatomía, medicina… cuya
aportación más importante se encuentre en sus trabajos sobre la circulación
pulmonar. Tales aportaciones toparon con el oscurantismo eclesiástico
obligándolo a huir abandonando para siempre la tierra que le vio nacer. Fue
detenido en Ginebra, por la misma gracia de siempre, del dios y sus leyes
pudientes para reprimir ciencia, inteligencia y sabiduría, a favor del
oscurantismo de la sumisión. Posiblemente denunciado por el propio Calvino).
Condenado a morir en la hoguera por las iglesias suizas, cuyo crimen, fue
considerado como el inicio del debate sobre el reconocimiento en derecho de la
libertad de pensamiento y expresión. El otro letrado que quiero incorporar a
nuestro día internacional es Giordano Bruno (1548-1600). Matemático y astrólogo
además de filósofo y poeta, famoso por sus teorías cosmológicas. Mantuvo que
las estrellas no eran más que soles lejanos. Que nuestro Sol, no era más que
otro astro, que también tenían sus propios planetas, que a su vez podrían
albergar vida. Aseguró que el universo era infinito sin centro alguno. Como
sucedió al aragonés, Miguel Servet, no fueron sus ideas científicas las que le
costaron arder en la hoguera sino la defensa de que “Cristo no era Dios, sino
un mago, y que esos múltiples planetas podrían tener, cada uno, su propio
Dios”. La Iglesia Católica, le declara hereje y condena a morir en la hoguera.
Nos deja al recibir la sentencia su impulso contestatario a forma de despedida:
«Tembláis más vosotros al anunciar esta sentencia que yo al recibirla».
NOTA
<>.
Fascista puede ser
al margen de su posición económica y profesional tanto un delincuente común
como un artista; un vulgar soldado como un general o un escritor; un criado del
rey como el propio rey de cualquier época o violador tanto como el juez que le
ampara por ley. Fascista es quién actúa como tal cobra sueldo y recibe órdenes
del mayor fascista del mundo imperial, especulador mafioso, jefe político o
dueño del monopolio económico sirviéndolo como profesional con pistola, fusil,
o pluma para anular toda realidad que es otra forma de matar y atacar. Son eco
de fascismo los violadores en manada de cualquier condición, los marines de la
OTAN en los países que han ido a “pacificar”, los Cascos Azules de las Naciones
Unidas que por igual van a “pacificar dos pájaros de un tiro”, los cuerpos de
seguridad del Estado cuando detenían a mujeres militantes revolucionarias
acusadas de terrorismo y, en comisarias y cuartelillos eran acosadas además de
torturadas amenazadas de violación, y algunas violadas. Fascismo es el derecho
de pernada del “vencedor” la humillación más canalla y asesina. Fascismo son
las hordas religiosas infectas de pederastas desde el Vaticano, pasando por
islamistas de la Meca, y por las múltiples iglesias yanquis-CIA repartidas por
el mundo cebándose en toda América latina. Violación es fascismo, carnaza de
fascismo es quien asesina a la mujer, compañera, con la que ha compartido o
compartes tu vida e hijos. Lo que define a una mujer feminista no es su
condición “femenina” de su sexo, sino la conciencia de clase que la ubica en el
plano opuesto antagónico al de la opresión social, explotación económica,
humillación como mujer, marginación y abuso sexual.
PD.
Hace 96 años 1924.
Ocurrió en un
pueblo de Alicante de nombre ‘Cuatretondeta’, el cual hoy si no asume debería
de asumir el honor de tener la primera mujer alcaldesa. Las mujeres solteras
podían votar a partir de los 23 años, las casadas no, sujetas a la autoridad
del pantalón sobraban los tirantes de su falda. “Por la gracia de dios sobre la
ley”, solteras y viudas, logran tres concejalas al ayuntamiento de Madrid, en
cuya época se encuentra bajo el hervidero de las viudas de las últimas guerras
coloniales. Más que por mujeres, por viudas, pudieron votar libres del cinto
del pantalón, y más, mucho más que por consideración sobre el ajuste de los
tirantes de la falda a su medida, por colmar las posibles consecuencias del
malestar reinante sobre el desastre de sus guerras coloniales.
Doce años después
1936.
No se trata de un
nuevo salto cualitativo histórico sino de un retroceso aplastante. Todas las
vías y caminos conquistados son bloqueados en decremento del conjunto de la
sociedad. El retroceso y humillación a la mujer podría ubicarse en época de
mayor barbarie durante la Edad Media, en cuanto al sadismo experto de la
endiablada Santa Inquisición <
El 14 de agosto de
1936.
El Diario de
Navarra publica en primera página un artículo bajo el título “A las mujeres
católicas”, en él habla del <>.
Nuevo retroceso en
la historia 1936-2020
Noventa y seis años
después de haber logrado la primer mujer alcaldesa en la historia, y, a ochenta
y cuatro años de la declaración del General Queipo. Retroceso en este caso tanto
cualitativo como cuantitativo, el fascio amplia base social. Quién venga de la
farándula ha de recordar a Albert Boadella (archiconocido durante el periodo de
la falsa Transición). Otro que iba de “progre”, la verdad nunca supe
exactamente en qué grado define al ser la palabra. Este individuo, de director,
actor y dramaturgo a antisocial, acaba de rebuznar a igual que un fascio tipo
Queipo de Llano: ante las denuncias de varias mujeres por agresión sexual
contra el tenor Plácido Domingo. Albert Boadella responde en su defensa: “Las
manos de un macho no están para estar quietas precisamente. De lo contrario los
humanos no existiríamos como especie”. Claro que en el fondo uno es lo que es.
Por mucho que quiera esconderse tras los telones trasmite la personalidad que
encierra, por sus poros, y su aliento, rezuma a mierda.
Maité Campillo
(actriz y directora d` Teatro Indoamericano Hatuey)
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