FLAMENCAS Y FEMINAZIS EN CERVANTES
ANA SHARIFE
Miguel de Cervantes
(1547-1616) se anticipó a su tiempo. Nobles o campesinas, cultas o analfabetas,
dotó a sus personajes femeninos de personalidad, autoestima, gallardía y
valentía y, además, les concedió autonomía y libertades. ¿Dónde está la clave
para que el escritor fuese un feminista? En su familia.
Cervantes tuvo tres
hermanas, Andrea, Luisa y Magdalena, con las que estableció una profunda
complicidad. También su madre (Leonor de Cortinas), su tía abuela (Leonor
Fernández de Torreblanca), su sobrina Constanza y su hija Isabel de Saavedra
fueron fundamentales en su vida.
Cervantes admiraba
de sus hermanas su carácter combativo muy infrecuente en la época, su deseo de
independencia económica y autonomía vital. La relación que el escritor de El
Quijote establece con ellas marca toda su escritura. Tanto en su obra como en
su vida, por encima de la religión, se alza su voluntad por defender la
libertad de las mujeres.
Influenciado por
ellas, Cervantes protege de los convencionalismos de la época a los personajes
femeninos que fueron desfilando por su obra, y les otorga la libertad y
seguridad en sí mismas que veía en sus hermanas. Estas, siguiendo la educación
de su madre y su tía abuela, mantuvieron su independencia económica, lucharon
por su libertad en una estructura social estática que condicionaba la vida de
la mujer, supeditada siempre a la voluntad del padre o hermano, casa o
convento.
Ninguna de ellas
era analfabeta en una España donde más del 80% de la población no sabía leer y
escribir. La actitud con que estas mujeres se enfrenta a una sociedad que las
prefiere subyugadas las convierte pronto en foco de críticas y habladurías. Sin
embargo, él se mostraba deslumbrado. Vivía la libertad de sus hermanas como un
gesto noble y digno. Cervantes, por ejemplo, no veía el matrimonio como una
liberación para la mujer sino como una servidumbre. Por eso dibuja a muchos de
sus personajes femeninos como espejo de las mujeres de su familia. Un sutil
golpe a la conciencia de la época.
Desde sus primeras
obras como La Galatea, Cervantes se convierte en un defensor de la libertad a
través de la pastora Gelasia, quien protesta contra el falso amor con una de
las más bellas composiciones líricas cervantinas. También con el gran discurso de Marcela, en
El Quijote, defiende la libertad de la mujer. Marcela, Gelasia y Preciosa,
protagonista de La Gitanilla, son personajes modernos que defienden el amor
verdadero.
A través de todas
ellas, Cervantes hace una defensa de la libertad de la mujer. Para ello crea
personajes llenos de verdad y dignidad: la Duquesa, la Dueña Dolorida,
Altisidora, Doña Rodríguez o la Doncella Curiosa, entre un largo desfile de
interesantes mujeres. Sin olvidar perfilar personajes femeninos infieles a los
que defiende, como Leonora en El celoso extremeño, Camila en El curioso
impertinente, Lorenza en El viejo celoso, o bien La entretenida.
Junto a las
tipologías femeninas de estratos sociales muy dispares encontramos mujeres de
credos religiosos diversos, sobre todo moriscas. Quizá por eso en las novelas
principales de Cervantes, sus protagonistas tienen un alter ego. Dulcinea es
Aldonza Lorenzo, una morisca experta en salar puercos, y en Persiles,
Sigismunda se convierte en la hechizada Auristela.
Fue durante el
Festival Internacional de Cante Flamenco de Lo Ferro, el pasado sábado 27 de
julio, cuando un ballet salió a escena con Cinco, fueron cinco las Cervantas.
Una obra que me recordó que a lo largo de los siglos siempre hubo hombres
luchando por la libertad de las mujeres.
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