SAMIR DELGADO: “LA
POESÍA ES LA ÚLTIMA TRINCHERA DE LAS UTOPÍAS”
Para el
autor grancanario, residente en México, “quien escribe debe asumir el riesgo y
el desafío de hacerlo a vida o muerte.
JOSEFA
MOLINA / INFONORTE DIGITAL
Cuando entrevisto a escritores, lo que
más anhelo es que me sorprendan. Y es que siempre hay motivos para la sorpresa
dentro de la literatura, no solo dentro del tipo de escritura o de poesía que
desarrolle el autor entrevistado en concreto, sino también dentro de su propia
ocupación como creador, dentro de su ímpetu, dentro su empuje, dentro de su
convencimiento, es decir, dentro de su profunda y visceral alianza con la
palabra.
El autor grancanario, Samir Delgado, es
un ejemplo de esa alianza y de ese continuo empuje en cuanto a la difusión de
la palabra, tanto dentro como fuera de las islas Canarias, ya que reside en
México desde hace tres años.
Estoy plenamente convencida de que la
lejanía geográfica no ha hecho más que reforzar su compromiso hacia la
literatura canaria. No en vano, este mismo mes de septiembre, regresa a las
islas con un objeto de dar a conocer su última obra, “Jardín seco”, un poemario
que presentará en la Fundación Martín Chirino y con la que recorrerá más de una
veintena de ciudades españolas, además de otras de fuera de España como
Venecia, Boston y Manila, en un periplo donde no faltará la impartición de
diversas conferencias en Gran Canaria, entre ellas, la que se celebrará en la
Casa Museo Benito Pérez Galdós, el 9 de octubre, o en la Casa Museo Antonio
Padrón, en Gáldar, el día 11 de octubre.
¿Qué es la poesía para usted? Tanto la literatura como el arte me parecen las expresiones más auténticas
de la condición humana, cada civilización ha sentido la necesidad de trascender
a través de la magia del símbolo. Y ahora que vivimos la irrupción planetaria
de las nuevas tecnologías de la comunicación tengo la certeza de que la poesía
es la última trinchera de las utopías, se parece mucho a la herejía de épocas
pasadas, quien escribe debe asumir el riesgo y el desafío de hacerlo a vida o
muerte, tal vez sea lo único absoluto que nos queda.
¿Qué le ha hecho a usted poeta? Desde pequeño sentí una atracción especial por las enciclopedias y los
libros, al vivir buena parte de mi adolescencia en el sur de las islas bajo el
imperio del turismo de playa y sol encontré en la literatura una forma de
supervivencia. Tras participar en las luchas sociales y estudiantiles también
sentí que ser poeta era un modo de confrontar la incertidumbre. Empecé a
escribir en el norte de Gran Canaria, apenas a medio kilómetro de la casa de
Tomás Morales en Moya; allí escuchaba las mismas campanas cada tarde y no he
cesado en el empeño de encontrar una voz propia.
En su opinión, ¿qué cualidades deben
reunir un ‘buen’ poema? Realmente no creo que existan malos
poemas. Un poema como tal siempre reúne unas cualidades necesarias que hacen
del estremecimiento, de la perplejidad y de la conmoción su sello de identidad.
Más allá de los dogmatismos sectarios que perjudican la literatura tengo plena
confianza en la pluralidad y en la diversidad de miradas, no se puede poner un
código de barras a la experiencia genuina de un poema y deberá ser el lector
quien haga suyo en cada momento el latido de unos versos.
Entonces, ¿es poesía todo lo que se pone
negro sobre blanco de forma verseada? Cuando José María
Millares escribió su libro “Liverpool” nadie supo ver la ruptura visionaria que
significó aquel poemario, lo mismo sucede con otros muchos libros donde todo se
pone negro sobre blanco de forma verseada, ¿qué decir de Huidobro y de T. S.
Eliot? Hay poesía en las permutaciones de Cirlot y en voces tan extrañas como
el estridentismo mexicano o la maravilla barroca de Lezama.
¿Qué hace un texto sea un buen poema,
que haya nacido para la eternidad, para ser leído no una, sino varias
veces? A lo mejor su carga utópica, y también la sinceridad de quien lo escribe;
siempre imagino a Hemingway frente a la máquina de escribir y muy cerca el
rifle con el que se pegó un tiro…Vivir como se escribe puede ser la respuesta
para la única eternidad posible. Creo que hay libros que se asimilan a un
acelerador de partículas, desde Rayuela de Julio Cortázar a
los poemas de Sylvia Plath. Nada es igual después de su lectura y siempre
regresan a nuestra vida.
¿Qué verso de otro le hubiera gustado
crear a usted? Siento una cercanía especial con poetas de muchas otras
lenguas y procedencias; últimamente leo mucha poesía norteamericana. A lo mejor
los poemas de Félix Francisco Casanova se parezcan más al bólido intergaláctico
que pasa muy de cerca y nos hubiera gustado tener, algunos momentos de Neruda
en su Canto General y, ¿cómo no?, autores canarios de la talla
de Manuel Padorno cuya mirada atlántica deslumbra y conmueve.
¿Qué supone para usted escribir? Hace tiempo que reflexiono sobre la posibilidad de ver de modo diferente a
como se mira la televisión. Durante el tránsito al nuevo siglo sospecho que la
escritura es una forma de emancipación creadora que se resiste al trastorno
irreversible de la pantalla y del mundo virtual. Comencé a escribir con veinte
años a la luz de una vela cuando todo el mundo se iba a dormir en casa y ahí
seguimos aunque mediante el teclado de la computadora.
¿Para quién escribe Samir Delgado? Creo que cada uno escribe para sus propias sombras.
En su opinión, ¿tiene el poeta el deber
moral de utilizar su creatividad para hacer crítica social? Insisto en la idea de la pluralidad, hay poemas muy críticos sin mencionar
banderas y consignas. Como dijo el poeta griego Odysseas Elytis lo importante
no es la excepción sino cómo se percibe la regla. Y en este sentido poemas
centrados en la contemplación del paisaje pueden llegar a ser panfletos de
ecología profunda. Sí, estoy a favor del deber moral de la creatividad, sin
embargo cada quien es libre de tomar posición en el tablero de ajedrez de la
historia. Hace una década me tocó escribir sobre los incendios forestales y de
aquella experiencia surgió un compromiso permanente con la naturaleza y con el
planeta.
Desde la distancia de residir fuera de
las Islas, ¿cómo ve el panorama literario actual de Canarias? Cuando charlo en México de la literatura canaria siempre la respuesta es el
asombro y la expectación; atesoramos una tradición literaria de más de cinco
siglos y a pesar de todo creo que las islas brillan con luz propia. Otra cosa
es la desidia institucional, las carencias de la publicación editorial, de
revistas y de festivales, desde fuera veo con preocupación que transcurren las
décadas y se va perdiendo el horizonte internacional. No creo para nada que se necesiten
presupuestos de la banca privada para organizar encuentros literarios y sí me
parece vital que se favorezca el diálogo intergeneracional y que la movilidad
de los autores entre islas y hacia fuera se garantice de un modo más intenso y
eficiente.
¿Usted cree que se caracteriza a
Canarias por un género literario o por una tendencia más concreta, o es decir,
hay un género, tema, estilo (novela negra, poesía, …) que caracterice con un
sello ‘canario’? Siempre la poesía canaria ha tenido un
acento especial, en su diversidad conserva un latido inconfundible que nos
acerca a otras orillas. Despuntan también últimamente la novela negra y eso es
positivo, incluso en cada momento histórico en las islas se puso un grano de
arena a la universalidad, eso sucedió con los fetasianos, con la vanguardia
surrealista, con el modernismo atlántico, con la mitología de Viana y Cairasco,
con el romanticismo de la Escuela Lagunera, con la voz de las escritoras.
¿Influye nuestro espacio en lo que
escribimos? Hace unos meses pasé una tarde entera en la biblioteca de Brooklyn en Nueva
York, en la estantería de poesía contemporánea estadounidense. Y tuve la
revelación de que también Nueva York es una isla, cada espacio hace suyo un
horizonte propio y aspira a la conexión con otras latitudes. Me pasó igual en
el trópico maya leyendo una antología de poetas tabasqueños una noche de hotel
a casi treinta grados centígrados. En Canarias se escribe en la orilla noroeste
africana y en español, con un pie en el Caribe y el otro en Europa. Es un
designio, una predestinación, nuestro entorno además es cosmopolita y ahí es
donde estaremos siempre.
En su opinión, ¿hay un ‘gran tema’
dentro de la literatura canaria? Probablemente la isla sea la constante
más visible, aunque como en todos los territorios, existen los grandes temas de
la literatura universal; hay una mirada y una voz que se repite con
originalidad en cada periplo de la historia. Provenimos de una tierra volcánica
y, como dijo Juan Ramón Jiménez, hemos nacido del sol.
¿Cuentan los creadores canarios con el
apoyo institucional necesario para difundir sus obras tanto dentro como fuera
de las islas? Sí, existen estímulos para la movilidad de los creadores canarios aunque
deben ser consolidados de un modo más efectivo, la distancia geográfica en este
sentido juega a nuestro favor y además de los recursos para viajes hay que
potenciar la distribución de los libros canarios y el apoyo institucional a las
ferias y a los festivales, crear nuevos certámenes literarios y los encuentros
anuales entre los autores de las islas, no solamente en Canarias, sino también
en Cabo Verde, Azores o Madeira. Tengo la intuición de que el futuro está en la
Macaronesia.
Hablemos de proyectos en marcha, ¿quién
es Fernando Zóbel? ¿Cómo surgió el proyecto de hacer un poemario teniendo como
referente su obra pictórica? Mi nuevo poemario, Jardín
Seco (Bala Perdida, 2019) está dedicado a más de cincuenta pinturas
del artista filipino Fernando Zóbel que fundó el Museo de arte abstracto
español. Es la continuación de un proyecto de escritura que desarrollo
alrededor de la pintura, como otros dedicados a las arpilleras de Manuel
Millares o a la colección del museo Eduardo Westerdahl. En este viaje poético
por los cuadros de Zóbel hay ríos y paisajes que conectan con un imaginario que
evoca el universo íntimo del artista y que evocan mi propia experiencia de vida
en Castilla-La Mancha.
En su opinión, ¿las redes sociales han
supuesto una revolución para la escritura hispanohablante? Sin duda se ha ganado un espacio virtual para la interconexión entre los
autores hispanohablantes y también para el reconocimiento de otras voces, una
prueba de ello es el incremento favorable de los festivales internacionales y
el circuito de encuentros literarios a nivel mundial, por eso en las islas no
podemos permitir que carezcamos de espacios de referencia, no todo debe ser
turismo masivo, playa y golf, hay que reivindicar de una vez el papel de la
literatura y del arte en la vida social de las islas.
¿A qué poema o poemario regresa cada
cierto tiempo? A la poesía canaria en general. No pertenezco a ninguna filiación literaria
y puedo sentirme libre absolutamente y sin remordimientos para leer a un mismo
tiempo poemas de Manuel Padorno y de Sánchez Robayna, de los surrealistas o de
Nicolás Estévanez. He tenido épocas muy felices alrededor de la poesía cubana y
ahora ando detrás de todos los poemas de Fayad Jamis, de origen libanés como yo
y nacido en México.
¿Qué libro debe de estar en todas las
bibliotecas? Lo he dicho siempre, el libro Poeta en Nueva York de
Federico García Lorca. Ya no se entiende Nueva York sin Lorca.
¿Qué autor salvaría de la quema? Admiro profundamente a Fernando Pessoa; es una lástima que la literatura en
portugués se ignore sistemáticamente en los planes de estudio en España, a fin
de cuentas me gusta la idea de Saramago de la unificación futura de la
península ibérica… Allá se hablan muchas lenguas y hay fronteras que son
enriquecedoras, también creo que está por descubrirse la riqueza de la
literatura en euskera y en catalán o gallego, hay que democratizar la poesía de
todas las lenguas.
Para terminar, si tuviera que elegir a
un escritor/a para tomar un café para hablar de poesía, ¿a quién
elegiría? He tenido suerte y he podido tomar café con poetas como Juan Carlos Mestre,
Waldo Leyva y otros muchos que admiro y respeto. Tal vez me faltó, como a mi
generación, conocer más de cerca y en vivo a escritores fundamentales de las
islas como Pedro Lezcano, Domingo Pérez Minik o García Cabrera. Al menos nos
quedan sus libros…
Termino que cerrar la entrevista, esta
vez realizada vía correo electrónico, con la sensación de que me quedan muchos
más aspectos que tratar con Delgado sobre literatura y poesía, detalles que,
presiento, solo obtendrán respuesta en el marco de un diálogo más sosegado, tal
vez, acompañados por un café o por una cerveza. La gira que tiene prevista
realizar durante el próximo mes de septiembre constituye, sin duda, una buena
ocasión para continuar hablando de poesía con este autor inquieto y audaz.
Samir Delgado (Gran Canaria, 1978) Poeta y crítico de arte, con ascendencia
libanesa y naturalizado mexicano. Licenciado en Filosofía por la Universidad de
La Laguna y Maestría en Bellas Artes por la Universidad de Castilla-La Mancha.
Participa en festivales internacionales en América Latina, Europa y Estados
Unidos. Director del Festival 3 Orillas de literatura en sus diez ediciones. Es
miembro del proyecto “Leyendo el turismo” junto a Acerina Cruz y David Guijosa
y fundador del Tren de los Poetas. Es autor de libros como Banana Split (XXIV
Premio Emeterio Gutiérrez Albelo), Galaxia Westerdahl (XV Premio Internacional
de Poesía Luis Feria) o Las geografías circundantes. Tributo a Manuel Millares
editado por el Gobierno de Canarias. Es colaborador de prensa digital y
participa en antologías de habla hispana. Poemas suyos han sido traducidos y
publicados en revistas como Aurora Boreal, Círculo de Poesía, Letralia, La Otra
y América Invertida. Es miembro del World Poetry Movement y dirige el blog de
autor Purpuraria
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