LA JUGADA MAQUIAVÉLICA DE
PABLO IGLESIAS
POR GERMAN GORRAIZ LÓPEZ
La utopía de Pablo
Iglesias tras las Elecciones del 28-A era la formación de un Gobierno de Cambio
PSOE-Unidas Podemos que diera prioridad a la implementación del llamado Estado
social y democrático de Derecho y a una regeneración democrática (mediante la extirpación
del cáncer metastásico de la corrupción que habría fagocitado todos los
estamentos del Estado español), aunado con una reforma posibilista de la
Constitución del 78, intento fallido debido a la impaciencia de Pablo Iglesias
por “alcanzar los cielos por asalto” en lugar de transitar por la senda marcada
por il poverello D´Assisi: “Comienza haciendo lo que es necesario, después lo
que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible”.
¿Intenta
Pedro Sánchez condenar al ostracismo a Podemos?
Según Edward L.
Bernays, sobrino de Sigmund Freud y uno de pioneros en el estudio de la
psicología de masas, “la mente del grupo no piensa, en el sentido estricto de
la palabra. En lugar de pensamientos tiene impulsos, hábitos y emociones y a la
hora de decidir su primer impulso es normalmente seguir el ejemplo de un líder
en quien confía”. Así, la propaganda del PSOE va dirigida no al sujeto
individual sino al Grupo en el que la personalidad del individuo unidimensional
se diluye y queda envuelta en retazos de falsas expectativas creadas y anhelos
comunes que lo sustentan, sirviéndose de la dictadura invisible del temor al
caos que generaría la llegada al Poder de Podemos (considerado por EEUU como de
“filiación chavista”) y que tendría su plasmación en “el caos económico de
Grecia y Venezuela”.
Así, la estrategia
electoral de Pedro Sánchez en las últimas Elecciones se basó en el mantra de la
recuperación económica edulcorada con sibilinas promesas de aumento del techo
de gasto autonómico, subidas salariales a funcionarios y jubilados así como
reducciones fiscales al estar la sociedad española integrada por individuos
unidimensionales que no dudaron en primar el “panem et circenses” frente al
vértigo que suscitaba la utopía propugnada por Podemos.
La negativa de
Pablo Iglesias a facilitar la investidura de Pedro Sánchez como Presidente del
Gobierno dejaría abierta la posibilidad de unas nuevas elecciones en Noviembre
que tendrían como efecto colateral la condena al ostracismo de Unidas Podemos
tras la posterior formación de un Gobierno de Salvación PSOE-PP que
implementará un Estado monárquico, jacobino y eurocéntrico, siguiendo la máxima
del gatopardismo (“Cambiar todo para que nada cambie”).
La
jugada maquiavélica de Pablo Iglesias
En esta coyuntura,
Pablo Iglesias debería aparcar su estrategia maximalista para incorporar a su
bagaje político la llamada inteligencia maquiavélica, consistente el uso de
comportamiento cooperativos o combativos que le puedan reportar mayores
posibilidades de adaptación en función de una situación concreta. Asimismo, la
inteligencia mediática se distingue por una extraordinaria capacidad para
encontrar las debilidades ajenas y utilizarlas en beneficio propio así como de
realizar acciones complejas que pueden no ser entendidas en un principio por
sus votantes pues sus metas se proyectan hacia un futuro mediato.
Así, en la próxima
reunión de Pablo Iglesias con el Jefe del Estado, le transmitiría la decisión
de su grupo de apoyar sin contraprestaciones al PSOE en una posible nueva
investidura de Pedro Sánchez, lo que aunado con el voto favorable de PNV y la
abstención de Bildu y ERC obligaría a Pedro Sánchez a presentarse como
candidato al contar con los votos necesarios para lograr ser investido,
erigiéndose posteriormente Podemos en el garante de la ortodoxia izquierdista
desde la oposición.
Germán Gorraiz
López – Analista
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